—No, no debiste hacerlo. California, no debiste retarlos así — Rebecka no ha parado de regañarme desde que volvimos a encerrarnos en la alcoba.
—Yo no reté a nadie, tuve un problema con ese idiota y punto — contesto tumbándome en la cama.
—¿Es que aún no lo entiendes? ¡Los retaste! No importa cómo, no importa si sólo tuviste problemas con Eros, si te metes con uno te metes con todos.
—Bien, entonces acepto. ¿Quieren guerra? Eso van a tener. Guerra.
—Oh no — suspira exhausta sentándose a la orilla de su cama —. No soy de este tipo de personas, y tampoco puedo asegurar que resulte muy bien... pero creo que sería una buena idea que fueras a pedirles una disculpa. Por lo menos a Eros, él es quien gobierna todo...
—¿Una disculpa? ¿Qué diablos dices, Rebecka? Jamás voy a ir a pedirles una maldita disculpa, mucho menos al roba chocolates.
—Hey, fue sólo un caramelo... — le resta importancia.
—Exacto, ¿no podía ir y comprarse uno él?
Tiene pinta de poder comprarse una fabrica de chocolates si así lo quiere.
—Bueno, digamos que le gusta joder.
—Pues que vaya y joda a su madre, a mí no.
—California, entiéndelo, vas directo a una guerra que no podrás ganar — pronostica.
—No se si los demás no estén hartos, pero esta vez no ganarán esta pelea. Ya no.
—Supongo que tienes un plan muy bueno.
—No — admito —. Pero no temas, ya se me ocurrirá alguno.
—Sólo te digo que si quieres seguir con tu "plan", tienes que moverte rápido, porque la guerra empezó desde hace diez minutos.
—¿Qué quieres decir?
—Que ellos ya tienen no uno, sino miles de planes hechos, y podría incluso decirte que puede que empiecen con el primero muy pronto.
Su advertencia me pone alerta como si fuera posible que una bomba cayese sobre nuestra habitación solamente.
—No puedo hacer nada, no sin observarlos primero... no sé quienes son, incluso no sé quién es quién... — recuerdo ya que ni siquiera me ha dicho cuál lleva qué nombre.
—El problema es que no hay tiempo de observaciones. Además, jamás podrás descifrar a ninguno, todos se cubren entre todos y no hay forma de que sepas por donde atacarlos.
Eso es imposible, todos tenemos puntos débiles inocultables.
—Necesito algo, lo que sea, no importa si son simples fotos, cualquier cosa es buena ahora.
—Entiendo... — asiente pensativa —. Quieres una presentación con diapositivas de ellos, así como le hacen a los agentes secretos para mostrarles al contrincante.
La idea suena ridícula trayéndola al mundo real, pero sería de ayuda.
—Suena estúpido, pero así es — compruebo.
—Bien, puedo ayudarte con ello — avisa decidida.
—¿En serio? — consulto incrédula de que siquiera vaya a apoyarme en esto.
—Sí, dame un segundo, iré a buscar a alguien.
—Bien... — acepto confundida.
Rebecka se para de la cama y abandona la habitación sin más.
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Olympus
RomanceCalifornia Kendrick pisa por primera vez las tierras de la que será su nueva universidad y hogar: el Instituto Umbra. El colegio más prestigioso y elitista de la ciudad de Nueva York. Donde todo está sumergido en las sombras del Olimpo que es gobe...