—Siguen aquí — observo una vez que estoy fuera de baño.
Rebecka está sentada en su cama, frente a ella está Ares y alcanzo a ver que hay una baraja frente a ellos.
Hera está detrás del rubio, tiene a Cerbero en los brazos y juega muy tierna con el, pareciendo por un momento no ser una maldita desalmada.
Eros está sentado en el suelo junto a Angus, ambos están con la mirada fija al frente y me doy cuenta que tienen un control de Xbox en las manos.
Por lo que volteo a ver la televisión, confirmando que están jugando como si nada.
Hades también está en el piso, solo que está con la espalda recargada en mi cama y a diferencia de sus amigos, no tiene un control en las manos, sino un libro.
Claramente el libro al igual que los controles son míos, y aunque debería molestarme ya ni siquiera me siento sorprendida y prefiero callarme.
Hermes está de pie frente a la cama de Becka, y le saca fotografías a su amiga y al pequeño Synyster.
El único al que no veo presente es a Zeus, y dado que la habitación es minúscula, supongo que ha salido.
Voy hasta el ropero y saco un par de tenis blancos, me los pongo sin necesidad de sentarme en algún lugar y me quedo un momento pensando que hacer.
Pues al parecer soy la única que no tiene nada por hacer.
—Muévete, cupido — ordeno llegando frente a él y le quito el control de las manos, pues he visto que ha perdido la partida y planeo ser la niña egoísta que no suelta sus juguetes.
El chico se para sin chistar y se sienta en la orilla de mi cama mientras tomo su lugar.
—Supongo que no quieres formar parte del equipo de los Locust — habla Angus.
—Supones perfectamente — confirmo su idea.
—Bien, entonces toma — el chico me cambia el control —. A Eros le gusta ser un locust.
—Como no le va a gustar, si es una asquerosa larva.
Angus suelta una carcajada y escucho que Eros también se ríe a pesar del insulto.
—El mal siempre gana — dice.
—Por eso mismo tomé su lugar — le digo a Angus y vuelve a reírse.
La partida comienza y nadie vuelve a agregar nada, ambos nos centramos en el juego y alcanzo a ver a Eros igual de concentrado a pesar de no estar jugando.
—Arriba — habla, pero no sé a quien de los le ha dicho —. Busca un punto alto para tener mejor visión del rival, y de preferencia que tenga dos salidas para no convertirte en una presa fácil.
El chico se ha puesto detrás de mí y casi susurra las indicaciones en mi oído, cosa que me da escalofríos.
—Créeme que sé jugar, no necesito ayuda — respondo haciendo todo lo contrario a lo que ha dicho.
No porque sea una mala idea, incluso es lo que suelo hacer, pero no pienso hacer lo mismo que él dice y darle la razón en algo.
—Recuerda que aunque estes en campaña, tu equipo no va a ayudarte en realidad y nadie va a cubrirte.
—¿Quieres cerrar la boca? Sé lo que hago.
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Olympus
RomanceCalifornia Kendrick pisa por primera vez las tierras de la que será su nueva universidad y hogar: el Instituto Umbra. El colegio más prestigioso y elitista de la ciudad de Nueva York. Donde todo está sumergido en las sombras del Olimpo que es gobe...