Capítulo 27

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—¿Qué es todo eso de Ashes, Olympus, el sótano, las carreras? — comienzo queriéndome volver loca por todo.

—Es tarde ya... tal vez durmiendo aclares un poco tus ideas... — propone Rebecka.

—No necesito dormir, necesito respuestas.

—Pues mira, volviéndote loca aquí en esta habitación no las vas a conseguir. Por qué no mejor intentas relajarte y pensamos cómo conseguir la información — pide Artemis.

—De acuerdo. Pensemos. Dejando de lado las cosas que no entendemos, hablemos de lo poco que sí. Tu hermano hace carreras, y dado que las motocicletas están ahí, es probable que ahí mismo sean. Hablaron sobre el viernes, por lo que entiendo será este viernes, ahora, solo tenemos que saber que harán el viernes para poder investigar.

—Yo me encargo de eso — decide —, mañana vendré a verte, hoy investigaré todo lo que mi hermano y sus amigos se traen y te lo diré.

—Está bien.

Alguien toca la puerta y las tres nos callamos al instante.

Esta vez soy yo la que va y abre.

—Hola — saluda Eros sonriente y bastante amigable —, siento que sea tan tarde, he venido por mi hermana.

—Ya voy — responde ésta y camina a donde estamos.

—Espero que se haya comportado.

—Todo ha salido bien, no te preocupes.

—Gracias por cuidarla.

—No es nada.

Artemis me da un beso en la mejilla y sale al pasillo, Eros se queda recargado en el marco de la puerta y ve como su hermana se aleja un poco.

El chico se endereza y da un paso hasta queda rosándome. Me mira a los ojos y se queda así un momento hasta sentir que toma una de mis manos.

—Te veo mañana — se despide y da la vuelta.

Alzo la mano para ver lo que me ha dado y termino poniendo los ojos en blanco cuando veo un dulce.

Sí, un chocolate.

Cierro la puerta y regreso a mi cama, comienzo a desvestirme y a ponerme la pijama.

Una fugaz idea me pasa por la mente, pero decido pasar esta noche sin atormentarme, sin ver expedientes ni nada que tenga que ver con ellos.

—¿Te dormirás ya? — pregunta Rebecka cuando ve que comienzo a acostarme.

—Así es — acepto abriendo el chocolate y dándole una mordida —, quiero olvidarme de que ellos existen por unas cuantas horas antes de seguir con mi camino hacia la muerte.

(...)

Me acomodo el uniforme y termino de meter mis cosas a la maleta deportiva. Me la cuelgo en el hombro y salgo del vestidor.

Becka ha aprovechado su caída de la mañana para no entrar al entrenamiento, ya que terminó torciéndose el tobillo y anda cojeando para todas partes. Ha venido a hacerme compañía y acto de presencia, aún cuando fue nuestro propio entrenador el que le atendió en la enfermería.

Dejo la maleta junto al resto en el piso y me sigo de largo a donde todos se reúnen.

El profesor hace sonar el silbato y sin necesidad de dirigir a nadie, todos comenzamos la carrera alrededor del lugar.

Ubico a Ares de prisa para no toparme con él, y cuando voy buscando a Becka en las gradas veo a los otros seis dioses.

Troto a una velocidad media y termino emparejándome con Eliot.

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