Camino de vuelta a donde dejé a Becka, el vaso que llevo en la mano está lleno y lo cuido para que ningún ebrio vaya a tirarlo en el camino.
Cuando encuentro a mi amiga veo a Eros frente a ella.
—Volví — informo sin mirar al chico —. Hubiera tardado menos si un ebrio no hubiera tirado mi primer trago cuando venía de camino — miento para ser escuchada por Eros y no pregunté dónde estaba.
—Creí que habías dejado sola a tu amiga — menciona.
—Solo entré por algo de tomar, no creí que fuera necesario que sobreviviera todo el camino a la cocina por mí — respondo.
—¿Recuerdas que tenemos una apuesta pendiente?
—No pensarás cobrar el reto por Hera.
—No hablo de esa apuesta.
—¿Entonces?
—¿Los tatuajes?
—Oh — ya ni siquiera lo recordaba. Creo que esperaba que él tampoco.
—Es hora de cumplir.
—¿Disculpa? Estamos en medio de una fiesta de Halloween, no pienso salir vestida así solo a tatuarme tu nombre.
—Eso es lo mejor, pequeña, no tenemos que salir.
—¿Qué?
—Ven conmigo.
Y sin una respuesta por mi parte me lleva de vuelta a la casa.
—¿Qué se supone que haces?
—Te llevo al jardín trasero... — explica.
—¿A qué me llevas ahí?
—Ya verás.
¿Es necesario tanto misterio siempre?
Estoy ansiosa por salir al otro lado, pero igualmente me gustaría huir y evitar sea lo que sea que me espera al cruzar la puerta.
En cuanto volvemos a salir, el ambiente cambia drásticamente. La música es diferente, hay una alberca iluminada con personas dentro, mesas con juegos como en la fiesta de Uriah, y tantas cosas como sean posibles.
—Estamos listos — informa Eros y desvío la mirada del entorno para ver a lo que se refiere.
—¿Estás loco? Estás loco — confirmo —. No voy a tatuarme.
—¿Por qué no? ¿Quien rechaza un tatuaje gratis?
—¡Estamos en medio de una fiesta!
—No tengas miedo, son profesionales y no hay riesgo alguno.
—No voy a desnudarme para tatuarme conforme a lo que apostamos.
—No te preocupes, en la pierna está bien.
No puedo negarme, tengo una apuesta por cumplir y lo tendré que hacer tarde o temprano.
—No puedo creer que me orilles a tomar desiciones tan estúpidas — me quejo sentándome en una de las sillas acolchonadas.
—No te quejes, princesa, el tatuaje más grande me tocó a mí — recuerda sentándose en la otra silla, pues hay dos tatuadores.
—¿Lista? — pregunta el chico mientras alista todo.
—Ahora menos que nunca — confieso arrepintiéndome de haber hecho una apuesta tan estúpida.
El chico se ríe y me enseña una libreta con el asqueroso nombre de Eros escrito varías veces con diferente tipografía.
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Olympus
RomanceCalifornia Kendrick pisa por primera vez las tierras de la que será su nueva universidad y hogar: el Instituto Umbra. El colegio más prestigioso y elitista de la ciudad de Nueva York. Donde todo está sumergido en las sombras del Olimpo que es gobe...