Capítulo 56

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Aún conservo mi ropa interior, aunque es tan minúscula que ni siquiera noto demasiadas diferencias con estar desnuda.

Me beso con Ares apasionadamente mientras el castaño permanece detrás de mí, ambos están en ropa interior como yo, y mientas toco al chico que tengo enfrente, Eros no pierde un solo detalle de mi cuerpo.

Sus manos se mueven ágiles sobre mi pecho, me masajea los senos con la fuerza exacta para no lastimarme, y aunque por un segundo trastabilla, acaba recorriendo mi abdomen con delicadeza, apenas tocándome y haciéndome tener un escalofrío.

Se detiene al llegar a la costura de mis bragas, pero solo ejerce un poco de presión sobre mi piel y sus dedos se deslizan por debajo de éstas sin dificultad alguna.

Mi respiración se entrecorta cuando siento su tacto llegar al punto exacto.

Aunque quisiera dividirme y poder ponerle atención a ambos, tengo que resignarme a no poder hacerlo.

Eros me acerca a él con la mano libre y nuestros cuerpos se unen, obligando al rubio a acercarse más.

Siento el miembro henchido del castaño restregarse en mi culo, y mientras mueve los dedos de forma circular mi cuerpo sólo puede juntarse más a él.

Consigue hacerme emitir un quejido, y siento tanto placer que pierdo la atención del otro chico y dejo de besarlo.

Ares se aleja ligeramente de mí y me mira excitado con los labios entreabiertos y húmedos.

Toma mi rostro con cuidado y lo estudia mientras mi expresión no muestra otra cosa que no sea el placer por el que estoy pasando.

Pasa el pulgar sobre mis labios y continúa acariciándola hasta que lamo la punta de su dedo. Eso le anima a introducirlo en mi boca, y como si de algo diferente se tratase, succiono ligeramente, consiguiendo un gesto cautivador por su parte.

Mi sostén es desabrochado, y dado que no tiene tirantes cae al suelo sin ningún impedimento.

El abdomen se Eros se pega a mi espalda, hace a un lado al rubio y me empuja suavemente del hombro.

Cuando estoy recostada en la cama me hace girar sobre mí, dejando mi espalda sobre el colchón y poniéndose encima.

Besa mi pecho hasta detenerse en uno de mis senos, muerde ligeramente el pezón y gimoteo en consecuencia.

Su boca desciende por mi abdomen, y cuando está en mi vientre me arranca las bragas con ambas manos.

Da un par de besos más y me siento helada cuando al fin llega a mi vagina.

Me levanto un poco, cargando mi peso en los codos y mirando lo que hace.

Siento que mi corazón está a punto de colapsar, no comprendo como ha resistido tanto.

Ares me observa, no pierde un solo detalle de mi rostro y termina poniéndome ansiosa.

Para cuando Eros me abandona percibo que mis piernas comienzan a temblar, me siento rápidamente y tras un segundo de duda decido hacer lo que no me animé la última vez que estuve con el rubio.

Tiro suavemente de sus bóxers y dejo su erección al descubierto, la rodeo con una mano sin aplicar demasiada fuerza y hago movimientos arriba y abajo.

El chico cierra los ojos suspirando con alivio, y mientras continúa descuidado decido hacer lo que tenía en mente.

Rodeo la punta de su miembro con los labios y termino de introducirlo a mi boca.

Para este punto no puedo ver su expresión, pero me esfuerzo para no tener dudas de que es como nunca antes ha sido.

Ares no se queda sólo mirando, y siento que comienza a empujar la cadera en mi contra ligeramente.

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