Han pasado dos semanas desde que conocí el secreto posiblemente más grande de Olympus.
En este corto tiempo, he tenido nuevos y prometedores avances.
Aunque con ellos, el peligro también se ha vuelto prometedor, y estoy en una terrible amenaza de ser destruida.
Estoy jugando un riesgoso juego en el que todos los participantes tienen un puesto mientras yo tengo tres.
El principal soy yo, siéndolo la valiente estúpida que sigue adelante con sus planes en contra de los dioses.
El secundario también soy yo, pero dando una cara diferente a la real. Intentando engañar al enemigo y hacerle creer que soy inofensiva cuando mis intenciones llevan únicamente a un holocausto.
Y el tercero, pero no menos importante y peligroso, yo siendo Alana. Jugándome la vida por salvar a uno de mis enemigos cuando también quiero destruirle.
En teoría, si no tenía trastorno de múltiple personalidad, ahora me lo he desarrollado sola y con plena consciencia.
Aunque debo admitir que me he vuelto más inteligente, porque eso de ser tres personas diferentes en una sola no es cosa fácil, y un simple detalle puede acabar con todo.
Sigo siendo una "buena amiga" de Eros.
Una "buena amiga" de Ares, y tal vez una conquista también.
Finjo estar en desacuerdo con su enemistad claramente fingida, intento hacerles ver que es estúpido estar peleados mientras les hago creer que de verdad creo que se odian.
Ambos lados estamos planeando mientras nos sonreímos.
Ambos llevamos un cuchillo oculto mientras nos abrazamos amistosamente, solo esperando clavarlo en la espalda del otro sin que se lo espere.
Pero por lo menos yo sé que me quieren acuchillar por la espalda.
Ellos... posiblemente no.
Y mientras juego a ser amiga de Eros. Disfrutando del pequeño romance hipócrita que llevamos, también salgo con Ares, dejando que me demuestre que le gusto, que aunque puede ser cierto no es suficiente para que sea piadoso conmigo después.
Y al mismo tiempo, juego con fuego al salir con Uriah. Que me he dado cuenta, bien vale una quemada.
Con él me siento en ventaja, pues no estamos en pie de guerra, y la que lleva las malas intenciones soy yo.
Y como último, la California real, la que planea pero también lleva la vida normal y real, está metida en un romance verdadero. Con un tipo que no lleva malas intenciones, no está al acecho, y no es un peligro andante.
Eliot se ha convertido en la parte relajada y no hostil de mi vida.
Es de las pocas personas en las que puedo confiar, me siento segura, y puedo asegurar que no hay ninguna parte hipócrita o mala.
Sí, me gusta.
Y por lo que puedo sentir y ver, también le gusto.
Y eso me agrada, pues sé que por lo menos hay algo en mi vida actual que no es un engaño ni requiere de uno.
Unos golpes en la puerta me hacen salir de mi mapa mental y la bitácora del presente.
Me paro de la cama y voy a abrir la puerta, pues Rebecka salió con Gian y aunque me invitaron a salir con ellos, he decidido no ir de mal tercio.
—He traído al niño — informa Eros con una maleta roja colgando del hombro.
Me hago a un lado para que entre y vuelvo a cerrar rápidamente.
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Olympus
RomanceCalifornia Kendrick pisa por primera vez las tierras de la que será su nueva universidad y hogar: el Instituto Umbra. El colegio más prestigioso y elitista de la ciudad de Nueva York. Donde todo está sumergido en las sombras del Olimpo que es gobe...