Capítulo 64

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Llegamos a Umbra listos para todo, para algo bueno o malo, para cualquier cosa que nos depare el destino.

Hoy es el baile, al cual, puede que asistamos, o puede que no.

Incluso, hay una posibilidad de que, si las cosas se salen de control como es costumbre, logremos cancelar el baile aunque no sea nuestra intención.

Llegamos a la explanada principal, donde puedo asegurar que está la mayor parte de alumnado, pues hay un podio y veo que una profesora está hablando.

—¿Los ven? — pregunta Ares buscando al resto de dioses.

—No — responde Hermes.

Intento ubicar a alguno, pero seguramente no están aquí, se ve que estos avisos no son de su tipo o interés.

—No creo que estén por aquí — hablo.

—¿Y perderse de la atención secundaria de cientos de personas? — contradice el rubio —. Jamás, están aquí, sólo hay que encontrarlos.

No consigo encontrar a ninguno, pero sí veo a Eliot a poco de donde estamos.

Él me mira, y aunque veo un poco de remordimiento en sus ojos, desvío la mirada y noto que Ares me abraza más a su cuerpo.

—Hmm, chicos — la mujer del podio llama mi atención entonces —. Hay alguien que quiere decirle algo importante, pedimos que por favor permanezcan aquí un momento más.

Veo a la mujer bajar y el micrófono cambia de manos.

—Hola a todos — y cuando escucho la voz de Hera la busco sin poder creerlo —. Necesito su atención un momento, quizá esto no les interese, pero deben oír lo que tengo por decir.

—¿Qué está haciendo Hera ahí? — cuestiono boquiabierta.

—No tengo idea... — responde el rubio.

—Todos se enteraron del reciente chisme que azotó a Umbra mediante hojas de papel con fotografías de una chica — y por un momento me siento vulnerable otra vez —. Muchos salieron a su defensa, otros tantos idiotas se burlaron de ella, y muchos más han comenzado a investigar qué es lo que ha pasado en realidad y quien hizo eso.

En el silencio logro escuchar algunos murmullos por ello.

—Pues bien, California, te he visto llegar — dice mirándome, y la tensión de Ares y mía se siente en el aire —. Yo lo hice — varios gritos intentan ser sofocados, la mayoría de las personas no saben que decir y todos se quedan en silencio —. Yo tomé esas fotografías, y yo hice todo. Yo te tendí la trampa, yo fui quien te acosó desde el comienzo con un número desconocido. Y yo fui que ha provocado todo eso. Ahora debo decir que las imágenes publicadas han sido una mentira, y en realidad no es California la chica que aparece en ellas, solo hice ediciones en las fotografías para que pareciera ella, y al parecer todos ustedes son tan estúpidos que cayeron en la trampa también. Quizá te preguntes porque hago esto — se dirige a mí —. Y no es fácil para mí responderlo, pero si tuve el valor para hacerte tanto daño a ti y tantas personas, puedo tenerlo para esto. Lo siento. Siento haber hecho todo y haber llegado tan lejos, quizá no puedas perdonarme, pero de igual manera te pido disculpas frente a toda la escuela, para que nadie diga que es solo un rumor o una mentira. Te pido disculpas y acepto lo que quieras hacer en mi contra, aunque sea el inicio de algo legal que seguramente perderé. Asimismo, acepto mi derrota frente a todos los presentes. Perdí esta guerra, y no sólo yo, todo Olympus lo hizo, esta victoria es tuya. Y de nosotros no existe más.

Deja el micrófono sobre atril y baja nuevamente entre la multitud.

—Tenía mis sospechas de esto — habla Hades —. Pero no estaba totalmente seguro de ella.

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