La charla del chico bueno de la familia Stean me había influido con su frase de "esto sí nos importa, etc, etc... bla, bla, bla". Así que avisé a la ayudante del director para que concertara una cita urgente con él para hablar sobre el tema.
Miré el reloj de mi móvil para confirmar que fuera la hora antes de abrir la puerta de su despacho. Me asomé ligeramente para observar al director sentado frente a su silla pero, aparte de su mirada, me percaté de los dos jóvenes Stean que se giraron para verme entrar. Ambos, fruncieron el ceño, confundidos por mi presencia. La verdad era que me hubiera gustado quejarme en voz alta ya que no me gustaba que ellos estuvieran allí pero me mordí la lengua.
-Pase, señorita.- Me dijo el señor.
No llegué a sentarme porque estaban esos dos bichos allí que sino me habría acomodado rápidamente pero me coloqué junto a ellos. Respiré lentamente dándome cuenta de que la presencia de aquellos idiotas me había tensado.
-¿Para qué nos ha reunido?- Me preguntó el director como si lo hubiera organizado todo yo.
-Em.... Solo quería decir que lamento haber causado todo este desgraciado evento. No hay por qué provocar ninguna consecuencia sobre los chicos.- Comencé a decir educadamente, fingiendo que me importaba lo que les pasara a esos dos idiotas. -Los adolescentes a veces nos vemos en situaciones que nos producen una mínima gracia y por eso las hacemos sin pensar en lo que pueda suceder posteriormente.-
-¿Lo que me acaba de proponer es levantarles el castigo a los muchachos como si nada hubiera pasado?- Preguntó el señor confuso por mi lenguaje coloquial.
-Básicamente.-
-¿Por qué debo hacer tal cosa?- Dijo testarudo.
-Somos adolescentes. Usted sabe mejor que nadie que lo único que queremos es divertirnos. Simplemente ha sido una pequeña broma de bienvenida, en todos los institutos lo hacen. Y además, dejaron todo limpio después por lo que no sucedió nada malo.-
Miré un segundo la cara de mis compañeros. Mitch parecía impactado por lo que acababa de presenciar mientras que Adam no se encontraba tan sorprendido pero, de todas formas, sí que se encontraba extrañado por mi actitud. Volví mi mirada hacia el adulto de la sala. Por su mueca orgullosa, parecía ligeramente contento por la decisión tan madura que había tomado y se lo estaba pensando de verdad.
-Está bien.- Accedió el director.
Sonreí. Rápidamente me di la vuelta y salí al pasillo queriendo huir lo antes posible de aquel lugar. Al contrario que yo, los dos jóvenes se quedaron paralizados en sus asientos, esperando cualquier estímulo que los hiciera moverse.
-Podéis marcharos.- Añadió el hombre haciendo que los dos reaccionaran.
Pude escuchar los pasos apresurados que se acercaban a mí y me mordí la mano deseando que no se atrevieran a cortarme el paso. Sin embargo, corrieron hasta alcanzarme y colocarse frente a mí por lo que tuve que pararme y mirarles con gesto cansado.
-¿Por qué has hecho eso?- Preguntaron los dos juntos como si fueran gemelos.
Pestañeé un par de veces queriendo procesar lo que acababan de hacer.
-No me habléis los dos a la vez porque me confundís.- Respondí un poco terca.
Los chicos se miraron un momento y luego Mitchel dijo:
-¿Qué ha sido eso?-
-¿Te has disculpado?- Preguntó Adam después de él.
-Más... o menos.- Dije no muy convencida.
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¿Quién soy yo?
Teen FictionNo hay forma más básica de describir una historia que diciendo que contiene un inicio, un problema y un desenlace. No puedo decir lo mismo de esta historia protagonizada por una joven que, como muchos escucharéis decir, está perdida y parece buscar...