Ya era hora, por fin me hablas.

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#PERSPECTIVA DE ÁNGEL#

Aún recordaba aquellos ojos azules que brillaban cada vez que se acercaba a mí. La verdad es que, al verlos brillar como los de Tania hacían, me hacía sentir algo agradable pero, con lo cabezota que yo era, no quería que admitir que Ian me parecía simpático. Sacudí ligeramente la cabeza antes de mirar a Luca con detalle que se encontraba sentado a mi lado en las gradas.

-Aún no me has dicho por qué acabaste en el equipo rojo.- Le dije insinuante para que me contestara.

-Por el mismo motivo por el que tú escogiste el azul.-

-Yo no he escogido el equipo azul.- Le grité un poco ofendida.

-Lo has hecho pero inconscientemente.- Me replicó.

-¿Qué quieres decir?- Pregunté confundida.

-Me refiero a que está claro que tus principales amigos son "Mitchel y su banda". Prácticamente, estás con ellos y todo es por culpa de Josh.- Me explicó.

Ignoré el hecho de que hubiera ignorado que mi amistad con los hermanos Stean había comenzado antes incluso de conocer a Josh, a pesar del pequeño detalle del rencor de la broma de bienvenida.

-Bueno... Entonces... ¿Te uniste al equipo rojo porque te gustaba una chica? ¿Quién?- Dije muy curiosa.

-Amelie.-

Mi sonrisa se convirtió en una expresión seria que terminó siendo casi una mueca de asco.

-¿Amelie?- Repetí deseando que se hubiera equivocado de persona.

-Sí, pero me di cuenta de que era imposible, demasiado tarde. Ya no podía retirarme del equipo.-

-¿Por qué ninguno os podéis retirar?- Pregunté.

-Es complicado. Si intentas irte, sus bromas las dirigirán hacia ti y no serán momentos muy agradables.- Dijo un poco entristecido.

-¿Te han amenazado?- Comencé a gritar.

-No, Ángel, escucha.- Intentó calmarme.

-¡No voy a dejar que esas putas hagan....!- Grité aún más fuerte mientras me levantaba furiosa.

-¡No empieces una batalla que no puedas acabar!- Me dijo Luca en mi mismo tono mientras me agarraba de los hombros para tranquilizarme. -Sé que estás enfadada con ellas pero no hagas lo mismo que hemos hecho los demás. No te incumbas en esto.- Siguió diciendo mientras se sentaba de nuevo en el banco.

-Eres el único integrante de un equipo que me ha dicho eso.- Añadí comprendiendo que Luca era un amigo que nunca podría perder.

-¿Por qué te rendiste?- Pregunté.

-¿Rendirme con qué?-

-Con lo de salir de los equipos. ¿Te sigue gustando Amelie?-

-¿Qué? No.- Me negó.

-Entonces, ¿por qué sigues con ellos?- Le repetí.

-Sinceramente, no lo sé.- Finalizó mientras se iba y me dejaba sola.

Me tumbé completamente en el banco reflexionando sobre lo acababa de pasar. Escuché unos chutes que provenían del campo de fútbol. Alcé mi mirada para observar a aquel novato lanzar unos penaltis a la portería.

Por alguna razón que no comprendí, decidí bajar de las gradas y acercarme al borde del campo. De repente, uno de los balones tocó el palo y se dirigió hacia mí. Lo agarré con las manos dando un pequeño saltito para ayudarme a cogerlo. El chico se dio la vuelta y me vio con la pelota en brazos. Sonrió un poco y me saludó exageradamente con la mano. Luego, se acercó un poco a mí, se quedó lejos pero lo suficientemente cerca como para escucharnos.

-No sabía que jugaras al fútbol.- Dije sin saber por qué comencé aquella conversación.

-Lo sabrías si hablaras más conmigo pero parece que no te caigo bien.- Me respondió.

-No es eso... Es complicado...- Añadí tirando el balón al suelo y dándole un pequeño golpe con la parte interior del pie para que llegara hasta donde él estaba.

-¿Tú juegas?- Me preguntó de repente.

-No... Bueno, sí. Era lo único a lo que se podía jugar en el reformatorio pero tampoco me acuerdo de cómo se hacía.- Contesté metiendo mis manos en los bolsillos de mi pantalón.

El chico comenzó a caminar hacia el centro del campo y supe que quería que le siguiera así que lo hice.

-¿Se te da bien?- Pregunté sin saber qué decir.

-Supongo.- Dijo mientras lanzaba el balón a la portería y marcaba un gol.

-¿Por qué no te apuntas al equipo de fútbol?-

El chico me miró con un toque burlón.

-¿Crees que se me daría bien?- Añadió.

-Supongo...- Susurré mirando hacia otro lado.

-Vale, si crees que puedo hacerlo lo haré.-

-¿Seguro?-

-Sí pero con una condición: vendrás a animarme a todos los partidos.- Me explicó.

-Técnicamente, Josh está en el equipo de fútbol así que tendría que asistir igualmente.- Dije.

-¿Eso es un sí?- Preguntó.

-Ya veremos.- Añadí seria mientras me iba del campo.


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