#PERSPECTIVA DE ÁNGEL#
Miré el papel que tenía frente a mí. La verdad era que no había apuntado prácticamente nada puesto que la mayoría de las cosas que nos había explicado eran lógicas. Sin embargo, me pasé un buen rato escuchando las bromas del profe sin poder reaccionar mientras el resto se reía.
-Hay que cumplir la norma de la vestimenta. ¿Os imagináis a mí viniendo en calzoncillos a dar clase? Sería divertido, ¿no? ¿Quién no quiere venir en ropa interior al colegio? Pues yo no, sería vergonzoso. Sobretodo, si llevo puestos los calzoncillos que me compra mi mujer. Sería... muy incómodo.- Bromeaba continuamente.
Miré a mi alrededor. Realmente, podría mencionar a varias chicas a las que no les importaría que el profesor apareciera en ropa interior puesto que parecía que la mayoría tenían una especie de encaprichamiento adolescente con él.
-No, no, no. Es broma. Mi mujer no me compra los calzoncillos. No, por favor... Me los compra mi madre.- Continuó diciendo el señor.
Todos estallaron en carcajadas de nuevo y yo...callada. Max se fijó en mí.
-Eh, ¿a ti qué te pasa? ¿No sabes reírte?- Me preguntó en cuanto todos se callaron.
-No... eh... es que...no me esperaba esto en una clase de matemáticas.- Respondí aún seria y confusa.
-¿Qué? Vamos. Las mates pueden ser divertidas... eh... no, ¿qué estoy diciendo? Vale. Las matemáticas no son divertidas pero podemos hacer que sea al menos entretenido.- Me contestó antes de volver a la clase.
*****
Por fin, terminó la clase. Fue menos aburrida de lo que creía. Nada más sonar la alarma, todos se levantaron de golpe y se marcharon lo más rápido posible de la sala. Yo, por el contrario, guardé mis cosas con calma antes de levantarme y dirigirme a la salida. Antes de cruzar por la puerta, noté una minúscula presión sobre mi cabeza. El profesor me había colocado mi sombrero.
-Te dije que te lo devolvería cuando terminase la clase.- Me explicó.
-Gracias.- Le contesté.
-Espero que te lo hayas pasado bien en tu "primer día de cárcel". Sonríe un poco, ¿vale?- Añadió él antes de salir de la sala.
Le miré con la boca abierta mientras veía cómo desaparecía. ¿De verdad, había escuchado lo que Luca me dijo al principio de clase? Sacudí mi cabeza sin comprender cómo había sido capaz antes de cruzar la puerta. Inmediatamente, me paré sin saber a dónde dirigirme. Por suerte, no tuve que moverme porque, a mi derecha, se encontraba Josh apoyado en la pared, esperando a que yo saliera de clase.
-Hola, primeriza. ¿Qué tal?- Me preguntó mientras andaba hacia él.
-Muy bien. Me ha tocado de tutor el señor Crith.- Le respondí.
-¿Qué? ¿Te ha tocado Max de tutor? ¡Qué suerte que has tenido, novata!- Me dio la sensación de que había exagerado con su frase pero, en realidad, no era así.
Yo solo sonreí y comencé a caminar. Josh comenzó a seguirme en un camino silencioso hasta la puerta de mi cuarto. Allí sin mirarle si quiera, la abrí y entré. Sin embargo, antes de que se cerrara, el chico la paró y volvió a abrirla. Se apoyó en el marco de la puerta mientras me miraba dejar la mochila sobre mi cama. Una vez me di la vuelta, clavé mis ojos en él con el ceño fruncido.
-Puedes cambiarte de ropa conmigo en frente. No me importa.- Me dijo con una pícara sonrisa.
-Idiota.- Añadí lo suficientemente bajo como para que me oyera.
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¿Quién soy yo?
Teen FictionNo hay forma más básica de describir una historia que diciendo que contiene un inicio, un problema y un desenlace. No puedo decir lo mismo de esta historia protagonizada por una joven que, como muchos escucharéis decir, está perdida y parece buscar...