#PERSPECTIVA DE ÁNGEL#
-¡No les soporto!- Gritó Amelie histérica.
-Vamos, no son tan malos.- La intentó calmar Luca.
Simplemente, clavé mis ojos en mi bandeja, conteniendo la risa todo lo posible porque, si ella me veía reír, iba a matarme.
-¿¡Que no son tan malos!? ¡Me han dejado el pelo azul!- Continuaba gritando.
-Si apenas se te nota.- Bromeaba el chico mientras se reía.
Miré a mi compañero. Él podía reírse todo lo que quisiera por el simple hecho de ser chico pero yo, en cambio, si esbozaba la más mínima sonrisa, estaba muerta solo por ser su amiga. Debía apoyarla y no burlarme pero... era imposible no decir nada...
Luego, clavé mi mirada en Tim. Parecía tener un comentario queriendo salir de sus labios pero el pobre temía por lo que nuestra amiga pudiera hacerle si lo decía.
-¿Y a ti qué te pasa?- Le preguntó la chica, dándose cuenta de lo mismo de lo que yo me había dado cuenta.
-No te queda tan mal, me recuerdas a la protagonista de Coraline.- Añadió intentando mantenerse todo lo serio posible.
De nuevo, mi compañero se rió mientras que yo pretendía, por todos los medios, evitar mirarla.
-¡Ángel!- Me llamó.
-¿Sí?-
-¿A ti que te parece?- Me cuestionó, poniéndome mala cara, sabiendo por qué no había clavado mis ojos en ella durante toda la mañana.
La pobre estaba de mal humor y era algo perfectamente comprensible. Me mordí la lengua un segundo para pensar qué podría contestar.
-Solo es una pequeña broma de principiantes. Un cliché.- Dije antes de volver a evitar su mirada.
Comencé a repasar todo el comedor, clavando mis ojos en la mesa del equipo azul. No parecían reírse aún, estaban muy tranquilos. De repente, Josh se percató de que los vigilaba y me lanzó un disimulado saludo con la mano.
Sonreí sin darme cuenta y contesté haciendo lo mismo. Sin embargo, mi atención rápidamente cambio su foco de aquel adorable muchacho a las risas que habían comenzado a sonar. De repente, observé dos figuras que se encontraban caminando lentamente desde la entrada, intentando ocultarse todo lo posible bajo las capuchas de unas sudaderas. Por desgracia para ellas y a pesar de sus intentos por esconderse, podía verse perfectamente sus cabellos azulados, secos, duros y dañados. Me tapé la boca con una mano cuando me fijé en que cada mechón se dirigía hacia una dirección diferente de forma encrespada. Parecía que la broma había sido peor para las reinas del equipo rojo porque las habían convertido en un par de estrellas de mar azules. La verdad era que me hubiera gustado reírme pero estaba tan sorprendida que, al igual que el resto de nosotros, fuimos incapaces de reaccionar de otra manera que no fuera abriendo la boca.
Primero hubo un silencio horrible que pronto desapareció con las carcajadas de la gente. Inmediatamente, ambas comenzaron a correr hacia nosotros para sentarse avergonzadas.
-¿A vosotros qué os pasa?- Preguntaron Emily y Elisa a la vez de forma terca.
Todos estábamos asombrados. No sabíamos si estaban ridículas o si daban pena por lo que no sabíamos cómo reaccionar. Luca fue el primero en hacer algo y su risa estalló.
-No tiene gracia. Eso daña mucho el cabello.- Le riñó Ami que era la única que comprendía la situación de las chicas.
-Algo de gracia sí que tiene.- Añadí yo tapándome la boca con ambas manos.
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¿Quién soy yo?
Teen FictionNo hay forma más básica de describir una historia que diciendo que contiene un inicio, un problema y un desenlace. No puedo decir lo mismo de esta historia protagonizada por una joven que, como muchos escucharéis decir, está perdida y parece buscar...