#PERSPECTIVA DE ÁNGEL#
Lancé mi pelota haciendo que rebotara sin llegar a encestar. Después de haber estado todo el día evitando que aquellos novatos se me acercaran, quería relajarme haciendo algo de ejercicio. Sin embargo, el no ser capaz de marcar ningún tanto no hacía más que molestarme. Me preparé para lanzar de nuevo y, una vez estuvo en el aire, se cruzó otro balón que, al contrario que el mío, encestó en la red.
-¡Canasta!- Gritó un chico alzando los brazos en señal de victoria.
Sin fijarme en él, corrí a recoger mi pelota. Sin embargo, el muchacho se colocó frente a mí una vez me incorporé.
-Hola, me llamo Ian.- Se presentó.
Le miré un segundo de arriba a abajo. Obviamente, se trataba de uno de los novatos. Parecía joven con esos ojos claros y sus cabellos oscuros. Su rostro era ligeramente redondeado pero era de complexión delgada. No era capaz de saber si tenía o no musculatura debido a que, con aquellas temperaturas, iba vestido con un jersey ancho. Decidí ignorarle y comenzar a caminar. Por desgracia, empezó a seguirme.
-Un placer conocerte, Ángel.- Me dijo.
-¿Cómo sabes mi nombre?- Pregunté dándome la vuelta.
-Tengo mis recursos.- Añadió sonriente.
-¿Llevas mucho tiempo reservando esa frase para una ocasión como esta?- Le pregunté sin impresionarme.
-Sí... unos seis meses.- Me contestó bajando la cabeza.
Volví a ignorarle y caminé. Esta vez, se quedó quieto en su lugar.
-Un placer.- Dijo él, haciendo un gesto con la mano.
-No me caes bien.- Le dije con un tono borde para espantarle.
-Me da igual.- Susurró el chico.
Continué caminando mientras rezaba porque no decidiera seguirme de nuevo. Miré de reojo si continuaba en el lugar donde le había dejado y suspiré aliviada al comprobar que sí.
Subí las escaleras, sumida en mis pensamientos, entre los que se encontraban la idea de visitar a Josh. Observé la figura de Ryke bajando con una expresión seria en su rostro.
-Hola, Ry.- Le saludé alegremente cuando pasó por mi lado.
-Hola, Ángel.- Me contestó sin mostrar nada mientras continuaba caminando.
-¿Ángel?- Repetí confusa.
La pausa que hice antes de comenzar a hablar fue breve, apenas un segundo, pero me dio tiempo a pensar múltiples cosas. Nunca le había escuchado llamarme de aquella forma lo que solo provocó que me extrañara o, peor, que me preocupara.
-¿Qué ha pasado con el "blackgirl"?- Pregunté frunciendo el ceño.
El chico se paró y se dio la vuelta para mirarme. Suspiró fuertemente sin querer acercarse a mí.
-Creo que deberíamos dejarlo.- Dijo finalmente.
-¿Dejarlo? ¿Qué hemos empezado?- Contesté confundida.
-Nuestra amistad. Quiero concentrarme más en ligar de verdad con otras chicas. -Me respondió.
-¿Qué? ¿Prefieres a unas zorras maquilladas que a mí?-
El chico se encogió de hombros.
-Ten en cuenta que para algunas personas tú eres la zorra aquí.- Dijo antes de comenzar a caminar de nuevo.
-Vale.- Le grité un poco enfadada.
Observé cómo desaparecía bajando los peldaños de la escalera y, una vez comprobé que no estaba, fui incapaz de evitar golpear la pared.
¿Qué le había pasado? ¿Aquello era una indirecta? ¿Estaba insinuando que yo le parecía una zorra? Resoplé con fuerza antes de volver a seguir mi camino. No comprendía exactamente por qué estaba enojada pero sabía que Ryke acababa de romper su amistad conmigo solo para poder ligar con las pijas del instituto.
Sacudí mi cabeza cuando me di cuenta de que ya había llegado a mi destino, por lo que llamé a la madera y esperé a que me abrieran. Clavé mis ojos en Charly cuando abrió la puerta y observé cómo hizo un gesto exagerado al darse cuenta de que era yo.
-¡¡A que no sabes quién tiene peinado nuevooo!!- Me gritó nada más verme.
-¡Oh, Dios mío! ¡Estás guapísimo!- Le imité mientras le abrazaba.
La verdad era que ni siquiera le había mirado atentamente así que mi opinión no fue verídica. Sin embargo, una vez me separé de él y pude verle bien, supe que había hecho bien al darle aquella respuesta. Sí que le quedaba bien, aunque quizá raparse los costados era demasiado cliché en aquel momento. Sonreí y lancé una mirada a la habitación.
-Hola, Spencer.- Le saludé al verle tumbado en la cama con su ordenador.
Levantó los ojos de la pantalla y me hizo un gesto con la mano acompañado de una dulce sonrisa.
-Nos alegramos mucho de verte.- Me dijo el pelirrojo.
-Yo también pero...- Comencé a decir.
-Buscabas a otra persona.- Me interrumpió Spencer.
¿Escuché bien? ¿Spencer había hablado? Era la primera vez que había oído su voz y era igual de dulce que su sonrisa.
-Está en el campo de fútbol.- Respondió el chico antes de volver sus ojos portátil.
Sinceramente, abrí la boca sorprendida sin ser capaz de moverme. Hice un par de gestos con las manos queriendo explicar algo que ni yo comprendía. Nunca antes había presenciado algo como aquello. Finalmente, Charly, comprendiendo por qué me encontraba así, sonrió antes de agarrarme de los hombros y dirigirme a la salida.
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¿Quién soy yo?
Teen FictionNo hay forma más básica de describir una historia que diciendo que contiene un inicio, un problema y un desenlace. No puedo decir lo mismo de esta historia protagonizada por una joven que, como muchos escucharéis decir, está perdida y parece buscar...