#PERSPECTIVA DE ÁNGEL#
Todo iba a comenzar pronto... pronto empezarían las navidades, las clases, los exámenes y... ¿Gente nueva? Eso estaba leyendo... Gente nueva.
Al parecer habían publicado en la página del internado que otro centro escolar iba a realizar reformas y debían trasladar a sus alumnos al nuestro. No me apetecía nada conocer a más alumnos. Desde luego, no pensaba hacerme la simpática.
Miraba la pantalla del ordenador con cara seria. Aquello no me hacía ninguna gracia.
Otra cosa que ponía en la página web era que las notas no las íbamos a recibir hasta que comenzara el primer mes del segundo trimestre. Sinceramente, no quería verlas. No quería ver las notas de matemáticas. Había tenido buenas calificaciones al final pero al principio eran penosas y seguramente me habrían bajado demasiado la nota.
Me levanté sin llegar a apagar el ordenador. Ver aquella página me recordaba a Amelie y a esas zorras que fingían ser mis amigas. Sabía que ellas tuvieron que ver en que Amelie traicionara mi confianza. Aún seguía enfadada... Muchas veces miraba el móvil pensando si debería llamarla. Prácticamente, ella fue mi primera amiga en aquel sitio y me había ayudado mucho... No sabía qué hacer...
Los días pasaban y ya quedaba poco para que mis padres volvieran a la casa. Yo estaba sentada en el sofá con una manta por encima mientras se escuchaba el sonido de la tele de fondo. Ese era uno de los momentos en los que me planteaba si llamarla. Miraba la foto de ella en mi pantalla hasta que algo me desconcentró. León estaba ladrando a algo.
De repente, unos golpecitos. Ryke estaba en el jardín esperando a que le abriera la puerta. Sonreí al verle fuera congelado.
-¿Pero qué haces ahí?- Pregunté mientras le dejaba entrar.
-Intentar no morirme de frío.- Me respondió.
Le cedí una manta que vi por allí para que entrara en calor y fui a hacer unos chocolates mientras que él se iba a sentar en el sillón. De repente, escuché un gruñido.
-Ángel, tu perro me gruñe.- Me dijo Ry.
Asomé la cabeza para ver qué sucedía. Mi amigo se había sentado donde yo solía hacerlo y estaba diciéndole, de forma figurada, que no podía sentarse ahí.
-Solo está protegiendo mi sitio.- Le respondí mientras le hacía señas para que se cambiara de lugar.
Supe que se cambió de lugar porque dejé de escuchar el gruñido. Me acerqué y le cedí la taza de chocolate caliente antes de sentarme en mi sitio.
-¿Qué hacías antes de que yo apareciera?- Me preguntó.
-Ver la tele.-
-¿Y qué veías?-
Miré la pantalla para ver el canal que tenía puesto ya que no sabía exactamente qué había estado viendo todo ese tiempo.
-Em... El canal de cocina.- Dije avergonzada.
No me había enterado de que tenía puesto un canal de cocina. Estaba tan distraía que no me había dado cuenta de ello.
-¿Quieres ver una peli?- Me dijo al ver que, en realidad, no sabía qué había visto.
-Valep.- Respondí mientras me ponía una manta por encima de mí, colocaba las piernas contra mi pecho bajo la sábana y cogía la taza de chocolate.
Ryke agarró el mando y puso un canal donde creía que iba a salir una película aceptable.
-¿Cómo se llama?- Pregunté.
-Ya lo verás.-
De repente, las letras grandes del título invadieron mi perspectiva.
-¿Cadena perpetua? No creo que sea una buena peli como referente.- Añadí queriendo recordarle que yo venía de un reformatorio y que aquello no me iba a sentar bien.
-Tranquila. Te va a gustar. Ya verás.- Me animó.
Yo me callé y vi atentamente la película que él había escogido para mí. Al final me encantó. Era preciosa. En la última escena acabaron por caer un par de lágrimas de los ojos.
-No me lo puedo creer. Ángel está llorando por una peli. Increíble.- Exageró el chico.
Yo sonreí mientras me secaba las gotas que aún quedaban. Ryke se acercó a mí y me abrazó para que dejara de llorar por aquella escena tan bonita.
-Te dije que te gustaría.- Añadió antes de separarse.
Dejó uno de sus brazos sobre mis hombros y se quedó parado mientras me miraba fijamente a los ojos.
-¿Ahora qué?- Preguntó esperando que respondiera.
Separé un poco mis labios intentando decir algo cuando un sonido me distrajo. Mis padres acababan de llegar a la casa y me habían pillado con Ryke. El chico quitó rápidamente su brazo que tenía sobre mí cuando vio a mi padre. Por suerte, había dejado de llorar hace rato.
-¿Qué hacíais?- Preguntó Margi.
-Veíamos una peli.- Respondí después de carraspear un poco.
Ryke se levantó y se dirigió hacia la puerta. Una vez allí dijo:
-Buenas noches.-
Rápidamente se dio la vuelta y se fue. Le miré extrañada por su actitud. No comprendía por qué se había puesto tan nervioso. Sin embargo, clavé mi mirada en mis padres que estaban demasiado cansados como para hacer suposiciones exageradas sobre lo que acababan de ver. Simplemente, subieron a su habitación queriendo irse a descansar.
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¿Quién soy yo?
Teen FictionNo hay forma más básica de describir una historia que diciendo que contiene un inicio, un problema y un desenlace. No puedo decir lo mismo de esta historia protagonizada por una joven que, como muchos escucharéis decir, está perdida y parece buscar...