#PERSPECTIVA DE ÁNGEL#
Me miré en el espejo de aquel enorme baño mientras observaba con cierta felicidad el bikini que me había puesto. No era algo normal que yo fuera tan coqueta y que contemplara mi propio cuerpo pero había hecho una amistad que me había enseñado a sentirme especialmente cómoda conmigo misma, lo cual me hizo confiar más en ella.
-Te queda perfecto. Estás hermosa.- Me dijo su voz mientras asomaba su cabeza por el marco de la puerta.
Pude observar sus ojos color miel con claridad. Parecían brillar cada vez que me veían lo que me hacía sentir valorada y me alegraba cada momento que pasaba junto a ella.
-Eso es porque lo has escogido tú, Tani.- Añadí con una sonrisa mientras salía del baño para ir a buscar algo que ponerme encima y no sentirme tan vulnerable ante la gente desconocida por la calle.
Sin embargo, cuando la vi, no pude evitar quedarme paralizada. Su piel morena parecía deslumbrar mientras que su cabello, recogido en una coleta alta, permitían que la poca brisa que había en nuestra habitación danzara con sus rizos perfectos. El bañador rojo que había escogido era perfecto para su cuerpo y la hacía verse genial.
-Estás preciosa.- Dije en voz baja sabiendo que me escucharía.
-Muchas gracias, Angie.- Respondió dando una vuelta sobre sí misma.
Fue entonces cuando cogió su bolso y me sonrió.
-Vamos, nos esperan la brisa marina y las olas relucientes.-
-Espera, quiero coger algo antes para ponerme encima.- La expliqué mientras me acercaba al armario.
Por desgracia, Tania me cogió del brazo y tiró de mí para que no pudiera hacerlo.
-¿Qué? Estamos en la playa para lucirnos, no para taparnos. Vamos.- Añadió mientras conseguía obligarme a salir de la habitación del hotel.
Por suerte, fui capaz de alcanzar a coger mi bolso antes de que mi amiga me cerrara la puerta.
*****
Estábamos sentadas en una mesa esperando a que trajeran nuestras bebidas mientras charlábamos. El camarero, que debería tener como dos años más que nosotras, se acercó a nuestra mesa y puso los vasos en ella.
-Aquí tenéis los batidos.- Dijo con una dulce voz.
-Gracias.- Dije cogiendo el mío.
El chico me guiñó un ojo y se fue andando. Tania se me quedó mirando con una sonrisa pícara.
-¿Qué?- Dije al verla.
-Le gustas.-
-¿Y?-
-Que te comportas como si tuvieras novio y no lo tienes. Lánzate, coquetea, liga con él.- Explicó la chica.
-Sé que no tengo novio pero es que no me gusta.- Dije creyéndome lo que afirmaba.
-Vamos. En dos días ya te han guiñado el ojo cinco chicos monísimos. No les has hecho caso a ninguno de ellos.-
-Bueno... Ninguno me parecía adecuado.- Mentí.
-Ninguno te parece Josh.- Me corrigió Tania. -No ligas con ellos porque te gusta Josh.- Concluyó la chica.
Dejé que hubiera un ligero silencio mientras observaba el horizonte.
-¿Puedo hacerte una pregunta?- Añadí antes de esperar a que ella asintiera mientras bebía de su vaso. -¿Crees que debería... intentar algo con Josh?-
Ella dejó el batido en la mesa lentamente mientras se pensaba detenidamente qué responder.
-Si te digo la verdad, le conozco desde que empecé a salir con Adam y, en todo ese tiempo, le he visto estar con mogollón de chicas. Josh es muy similar a Mitchel. Le gusta coquetear, jugar y abandonar a cualquiera que se acerque... -
La miré con una sonrisa tímida en el rostro. Todo lo que decía era información que ya conocía puesto que había tenido tiempo y pistas de sobra como para averiguarlo.
-... pero... desde que tú apareciste, no ha vuelto a estar con otra chica y eso ya es algo bastante impresionante.-
Pude notar que aún tenía algo más que decir pero que no tenía del todo claro cómo decirlo para no herirme.
-Pero no sabemos si lo único que le sucede es que se ha obsesionado conmigo porque no le presto la atención que le prestan las demás chicas.- Expliqué sabiendo que eso era lo que quería decir. –Cuando le haga caso, dejará de querer estar conmigo.-
Ella asintió sin querer mirarme. La verdad era que ya había escuchado eso antes y no era algo que me preocupara.
-Quizá lo mejor sea que tengas otras opciones por si acaso pero, si al final resulta que sí le gustas, eso podría hacerle daño.- Contestó antes de beber de su vaso de nuevo.
Noté en su rostro que había comenzado a pensar con detalle y se encontraba tan confundida como yo. Si ella estuviera en mi situación, tampoco sabría qué hacer.
-Yo creo que, ahora mismo, las cosas están bien como están.- Terminé por decir para que ella, por fin, dejara de comerse la cabeza con mi problema personal.
*****
-León, devuélvemelo.- Le ordené mirándole fijamente.
El cachorro, en cambio, se agachó con mi prenda en la boca con la intención de salir corriendo si me acercaba. Y fue así, en cuanto me moví para atraparle, comenzó a correr por toda la habitación para que no le alcanzara. Por suerte, el cuarto no era tan grande como para que escapara y pude cogerle.
-¿Por qué te has traído ese jersey?- Me preguntó Tania mientras doblaba su ropa, sentada encima de su cama.
-Es Navidad, invierno... pensaba que haría más frío.- Contesté mientras agarraba con una mano a mi cachorro y, con la otra, intentaba quitarle mi ropa.
-¿En la playa? Creo que existe otro motivo por el que lo has traído.- Añadió clavando sus ojos en mí, queriendo que confesara.
Yo también la miré y, tras un silencio en el que organizaba mis propios pensamientos, me senté sobre mi cama, donde solté al perro que aún continuaba con mi jersey.
-No me gusta tanto la playa como pensaba... - Añadí lentamente.
-¿En serio?-
-Hecho de menos el frío, mi ropa ancha y tomar chocolate caliente en casa mientras me tapo con una de esas mantas enormes y tupidas.- Expliqué.
-Ya había notado que tu piel no reaccionaba especialmente bien al calor... - Añadió ella recordando algunos detalles de nuestras vacaciones.
-Te agradezco de verdad que nos hayas invitado y que consiguieras que aceptaran también a mascotas pero me gustaría volver a casa.- Comenté esperando a que respondiera.
-Lo entiendo.-
-¿Sí?-
-Por supuesto. Además, puedo avisar a Adam para que venga esta semana que queda y la pase conmigo. Pero, ¿qué harás con tus padres?- Me preguntó con curiosidad.
-Hablaré con ellos. Sé que se merecen estos días de descanso y prefiero que los aprovechen. Yo cogeré un billete y volveré a casa con León.- Respondí clavando mis ojos en el cachorro que había dejado la prenda sobre la cama y se había restregado contra ella como si fuera césped.
-Está bien pues, haz la maleta. Tú y yo nos veremos cuando empiecen las clases.- Me dijo mientras se acercaba con la intención de abrazarme.
-Por supuesto, Tani.-
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¿Quién soy yo?
Teen FictionNo hay forma más básica de describir una historia que diciendo que contiene un inicio, un problema y un desenlace. No puedo decir lo mismo de esta historia protagonizada por una joven que, como muchos escucharéis decir, está perdida y parece buscar...