Uno de tres días

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#PERSPECTIVA DE ÁNGEL#

Metí uno de los libros en mi mochila antes de quedarme embobada mirando mis cosas, pensando qué era lo que iba a necesitar aquel fin de semana. Por suerte para mí, ya era viernes y la semana se había acabado. Al contrario que el resto, aquellos cinco días habían sido extremadamente aburridos debido a que nuestro profesor, Max, enfermó y tuvo que ser sustituido por un hombre que convierte las horas en años.

-¿Cuándo te vas a quedar un fin de semana aquí?- Me preguntó Ami queriendo que me quedara con ella.

-Nunca. Son mi familia y tengo que pasar algo de tiempo con ellos.- Le respondí con lógica.

-Nos gustaría que te quedases algún fin de semana de estos y que nos ayudases con alguna broma.- Añadió sin darse cuenta de que eso me hirió.

-Si solo me queréis para eso mejor me voy.- Dije con una falsa sonrisa, fingiendo que lo decía de broma.

Colgué la mochila a mi espalda y caminé hacia la puerta intentando parecer que aquello no me dolió. La verdad era que sabía que las palabras de Charly eran ciertas. Aquellos personajes solo jugaban por equipos, la mayoría no eran verdaderos amigos míos e, incluso aunque lo fueran, estaban tan obsesionados con los equipos que la amistad no sería más que una pequeña ilusión.

#PERSPECTIVA DE RYKE#

Vi desde lejos a Ángel saliendo de una habitación y, como siempre, estaba increíble. Iba vestida con unos shorts vaqueros, una camiseta de tirantes negra y unas Mustangs oscuras. Llevaba en su muñeca derecha una pulsera muy curiosa, era un trozo de tela decorada con pequeñas piedrecitas de brillantes. En los dedos de su mano, dos anillos, uno negro y el otro plateado y, en su muñeca izquierda, una cadena de metal. Su flequillo tapaba ligeramente su ojo derecho mientras que su cabello caía por sus hombros dulcemente. Iba ligeramente maquillada, normalmente no solía pintarse entre diario pero, cuando salía del internado, sí. Solo llevaba dibujada la raya inferior y superior del ojo creando un efecto brusco e intimidante. Seguramente, era lo que quería conseguir, parecer más violenta de lo que era para espantar a la gente pero a mí me sucedía lo contrario.

Pero, por desgracia, le gustaba a Josh. No podía dejar que me atrajera porque tendríamos problemas. Aún así, no pensé que sería nada malo intentar ser amable con ella por lo que me acerqué.

-Hola.- Le saludé sonriendo.

-¡Anda! Uno de los tres mosqueteros silenciosos.- Dijo irónica.

¿Cómo podía seguir enfadada por estropearle su día de descanso? A lo mejor no estaba así por eso.

-¿Qué te pasa con nosotros?-

-Apenas me dirigís la palabra y me tenéis que hablar precisamente el peor día de todos.-

-Pues el día que estabas sola para poder decirte lo que queríamos.- Le expliqué para que no estuviera tan de mal humor.

-¿Lo del tercer equipo? No me digas que sois vosotros.- Añadió cambiando de tema.

-¿A dónde vas?- Pregunté cambiando de tema, al igual que ella.

Por un momento vaciló en contestar pero, luego, se reprimió.

-A casa de mis tutores.-

-¿Sólo llevas eso?- Dije al ver solo una mochila.

-Bueno... allí tienen muchas cosas así que no necesito nada más.-

-Y yo que creía que todas las chicas llevabais mucho equipaje. ¿Quiénes te cuidan?- Me burlé antes de preguntar seriamente.

-Una pareja que mantienen el apellido Vang.- Me contestó igual de seria que yo.

¿Quién soy yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora