¿Por qué?

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#PERSPECTIVA DE ÁNGEL#

La pobre muchacha había salido llorando del comedor buscando un lugar donde ocultarse de las burlas. Yo había estado sentada sola todo el tiempo en una mesa desde donde pude ver la humillante escena. Escuché las continuas risas que provenían del equipo azul. Me levanté seria y me dirigí a ellos. En cuanto estuve lo suficientemente cerca les tiré del pelo bruscamente a Mitchel y a Adam durante un segundo.

-¡Ah!- Se quejaron a la vez haciendo que cesaran sus risas.

-Os habéis pasado con la pobre chica.- Les dije mientras me sentaba al lado de Josh.

-Es una de las bromas de bienvenida que nos corresponde.- Se defendió Adam.

-Como la que te hicieron a ti.- Le ayudó Josh.

-Y no cuajó.- Les reproché.

-Da igual porque sé que esa chica acabará en mi cama.- Añadió Mitchel sonriendo.

Yo resoplé con fuerza mientras me levantaba. Parecía que lo único que le importaba era liarse con la nueva. Me senté en una mesa lejos de ellos como si estuviera indignada. Desde luego no me gustaba esa obsesión que tenían por el sexo.

#PERSPECTIVA DE MARIE#

Llevaba un rato sentada en una de las mesas del comedor con varias manchas azules en mi piel y en el cabello por el líquido de la broma que no conseguí quitar. Ahora que las burlas ya no eran tan descaradas sino que se escondían tras un disimulado susurro, podía repasar, de nuevo, los rostros de aquellas personas que serían mis compañeros de instituto. Pero, mis ojos se clavaron directamente en un solo muchacho. Era de cabello y ojos oscuros, con un cuerpo tonificado y llevando el típico peinado moderno de los adolescentes. Sin embargo, por alguna razón, su forma de moverse, su forma de gesticular y realizar expresiones faciales, hacía que fuera imposible apartar la vista de él a pesar de su físico tan cliché.

Comencé a revolver mi plato sin quitar mis ojos de la figura del muchacho, haciendo que, probablemente, vertiera su contenido fuera de su lugar. De repente, escuché una voz.

-Se llama Josh.-

-¿Qué?- Añadí confusa buscando de dónde provenían esas palabras.

Un chico moreno con ojos azules se sentó frente a mí sonriente. Observé su jersey blanco de mangas lo suficientemente largas como para tapar, incluso, sus manos. También me dio tiempo a saber que llevaba unos vaqueros simples junto con unas deportivas. Pero, lo que más me llamó la atención fue su piel ligeramente pálida que permitía que viera algunas pecas en su rostro.

-El chico al que miras... Se llama Josh.- Me explicó.

-¿Cómo sabes que le miro a él?- Pregunté tímidamente.

-Se nota demasiado. Soy Ian.-

-Yo, Marie.-

-No te aconsejo que te acerques a él.- Comentó rápidamente.

-¿Y eso por qué? ¿Tiene novia?- Pregunté curiosa.

-No exactamente. ¿Ves a esa chica de allí?- Susurró mientras señalaba a una muchacha que estaba sola en una mesa.

Era la misma chica que se me había quedado mirando seria cuando me hicieron la broma. Me percaté de que vestía unos leggins que conjuntaba con unas botas negras, una camisa de manga semi-larga blanca con una calavera negra y un gorro oscuro junto con algunos accesorios como una pulsera, un collar y anillos.

Asentí.

-Es Ángel y tiene un rollo o algo así con él. Mejor no meterse con ella... viene de un reformatorio.-

-¿Un reformatorio?- Repetí sin creer lo que me estaba diciendo.

-Sí. Además, Josh está en el equipo azul y ningún equipo es de fiar.- Continuó diciendo el muchacho.

-Lo mejor es quedarse en nuestro equipo.-

Aquella frase me extrañó mucho.

-¿Nuestro equipo?- Recalqué confusa.

-Sí. Los novatos siempre unidos.- Dijo sonriendo mientras hacía un gesto con la mano.

Yo sonreí. Parecía que Ian también era uno de los alumnos trasladados recientemente.

-Así que tenemos que caerle bien a Ángel.- Susurró como si aquello fuera algo peligroso.

-¿A Ángel? ¿La presidiaria?- Pregunté un poco asustada.

-Técnicamente no es una ex-presa, simplemente es una chica reformada.- Añadió intentando suavizar la situación.

-¿Por qué?-

-Porque Ángel es la integrante del tercer equipo, la única integrante. Nadie excepto ella ha conseguido mantenerse alejada de la decisión de qué equipo escoger.- Me explicó.

Ladeé la cabeza porque no entendía nada. ¿En qué estupidez me estaba metiendo? ¿Por qué tenía que estar yo en medio? ¿Y por qué los demás estaban metidos en aquello?


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