Love behind the Mask (Terminado)

XIX

La vista en el cuarto del hotel era majestuosa, se podía ver toda la ciudad en su máximo esplendor. Yuuri se perdía en las luces de la ciudad, pero un repentino abrazo por detrás lo trajo a la realidad.

—Estás tratando de escapar?—dijo una voz ronca en su oído derecho. Yuuri sintió mariposas en su estómago al escuchar esa ronca voz

—No, yo nunca más escaparé...—dejándose abrazar por Viktor, Yuuri volteo su rostro a su derecha para besar los candentes labios del ruso.

—Yuuri, tenemos tanto de que hablar—Viktor interrumpió el beso para hablar pero sólo pudo decir esto ya que Yuuri lo jaló para seguir besándose.

—No ahora, después—dijo volviendo a juntar los labios—después—repitió

—Uhmm—Viktor quería hacer las cosas bien, quería aclarar todo los malentendidos antes de hacer suyo a Yuuri.

—Lo sé—se separó Yuuri y miró a Viktor a los ojos. Hablaba rozando su nariz con la del ruso—sé que tenemos que hablar, sé que tenemos que aclarar todos los malentendidos, pero... te necesito. Te necesito esta noche... Vitya.—rozó los labios del ruso con los suyos— Mi Vitya.—repitió y Viktor no pudo aguantar más. Besó hambrientamente los labios del azabache. Los brazos de Yuuri se enredaban en el cuello del ruso y los del último en la cadera de Yuuri. Viktor alzó a Yuuri y este enredo sus piernas en la cadera del ruso. Viktor besaba, no devoraba la boca del menor. Sus lenguas se enredaban una con la otra. Yuuri comenzó a mover un poco sus caderas para sentir más del falo erecto del ruso que se encontraba bajó las prendas. Viktor comenzó a caminar hasta que llegaron a la cama. Quiso acostar a Yuuri pero este no le soltó así que Viktor quedo arriba de Yuuri. Yuuri al sentir el peso del cuerpo del ruso, comenzó a moverse para que sus falos se rozaran.

—Viktor, tómame... ya no aguanto...

Viktor juraría que la conducta de Yuuri era de un omega en celo, pero no pudo percibir sus feromonas del celo. Viktor sentía extraña la insistencia de Yuuri, pero no se hizo de rogar, comenzó a despojar a Yuuri de sus prendas y cuando Yuuri estaba totalmente desnudo, se sentó para besar a Viktor y ayudarle a desvestirse.

—Espera, porqué estás tan impaciente?—decía Viktor al sentir los besos desesperados de Yuuri por todo su cuello. Yuuri se detuvo y bajó su rostro.—Yuuri?—Viktor levantó el rostro de Yuuri con su mano. Yuuri estaba llorando. —Yuuri, que pasa? Estas bien?

—Tengo miedo—dijo en sollozos—Tengo miedo de que esto sea un sueño y desaparezcas—confesó el azabache.

—Mi Yuuri... Mi Eros. Mírame—dijo con una sonrisa—esto no es un sueño, esto es real y tú no vas a despertar nunca porque esta es nuestra realidad.—dijo con un tono dulce para después dejar un corto beso en los labios de Yuuri.—Te amo, Yuuri.—Yuuri abrió su boca de la sorpresa—Te amo y mucho. No te voy a dejar ir nunca más. No te dejaré nunca, nunca, nunca.—Viktor besaba el rostro del azabache quien aún lloraba.—Deja hacerte el amor, déjame hacerte sentir cuanto te amo y después cuando estés listo, déjame marcarte. No tenemos que hacer todo hoy, podemos tomarnos nuestro tiempo—Yuuri sonrió y pegó su frente a la barbilla de Viktor. Se acariciaba como un gatito buscando cariño.

—También te amo.

—Lo sé

—También te amo y por eso quiero que me tomes, aquí y ahora—demando con el tono nervioso. Yuuri seguía sin mostrarle la cara a Viktor, pero Viktor sabía que Yuuri debía de estar rojo por la vergüenza.

—Como tu mandes y órdenes.

Los besos comenzaron y esta vez eran llenos de pasión, pero no de desespero. Viktor acostó a Yuuri en la cama, boca arriba. Dejo un beso en su frente y otro en su nariz. Besó cortamente los labios para después besar la barbilla. Dejo otro beso en el pecho y otro en el ombligo. Viktor sintió como la piel del menor se erizaba tras cada beso. Viktor se relamió los labios al mirar el falo de Yuuri. Aunque se moría por probar del jugo del menor, Viktor prefirió hacerse desear y comenzar a besar y morder las piernas del azabache. Comenzaba en el muslo y bajaba por todo la pierna hasta llegar a los dedos del pie y de regreso. Besos cortos, rápidos seguidos de mordiscos eran dejados en las piernas de Yuuri.