XXI-Blanco

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La atenuante y cálida luz encandilaban los ojos de Yuuri. Yuuri abría sus ojos lenta, muy lentamente. Cuando ya estaban abiertos, Yuuri se quedó inmóvil, mirando hacia arriba. Para ser el cielo lucía muy... raro, muy familiar...

—Yuuri—escuchó su nombre en un susurro. Su corazón dolía, era como la voz de Viktor. —Yuuri—volvió a escuchar.

Se levantó y miró blanco por dónde quiera que viera. Confundido tocó su cabeza y comenzó a procesar todo lo que había pasado. Un fuerte punzón penetró su corazón y sus ojos comenzaron a llorar. Quería regresar con Viktor, quería...

Yuuri recordó su abultado vientre y lo tocó, estaba plano, estaba vacío.

La amargura se hizo más intensa y comenzó a llorar, está vez más audiblemente. Quería regresar con Viktor, quería regresar con Yarine, quería tener en sus brazos a su bebé, quería regresar con Yuria, quería regresar a vivir...

Yuuri caminó sin rumbo fijo, no había un camino y no había un final, todo era blanco. A lo lejos pudo divisar una fuente y emocionado por mirar algo más que blanco corrió hasta esta. Miró dentro y se encontró con un agua tan clara, tan pura. Se quedó concentrado mirando en el agua y de repente la imagen de Viktor apareció. Rápidamente talló sus ojos y cuando volvió a mirar dentro, la imagen desapareció. Suspiró hondo y lo volvió a intentar. Miró el agua con una gran concentración y después de unos momentos volvió a ver a Viktor. La imagen comenzó a expandirse. Viktor estaba sentado en una mecedora con un pequeño bulto en brazos. En esa habitación estaba una cuna, la cuna que habían preparado para la pequeña de Yurio. Como Viktor y Yuuri no sabían si iban a tener niño o niña prepararon otra habitación de color blanco. El cuarto de la hija de Yuri era amarillo con rosa y con dibujos de leones en toda la habitación. Yuuri pudo ver a Viktor con el pequeño bulto de pelusa rubia en sus brazos. La mirada de Viktor estaba pérdida, de sus ojos brotaban lágrimas.

Yuuri sintió que su corazón dolía, dolía mucho. Comenzó a llorar. Entonces era verdad, estaba muerto. Yuuri volvió a ver dentro de la fuente y esta vez miró un campo de flores, en este había dos pequeñas. Una tenía el cabello azabache largo y ojos azules. La otra pequeña de la misma edad, tenía el cabello platinado y ojos azules. Yuuri supo inmediatamente que se trataba de sus pequeñas. Sus pies perdieron la fuerza y se cayó, cayendo de rodillas. Comenzó a llorar audiblemente, se sentía solo, se sentía tan solo, sin sus hijas y sin Viktor. Su corazón de madre le decía que esas pequeñas eran sus hijas, le decía que la pequeña de pelos platinados era Angela y la de pelos azabaches era su otra pequeña, Victoria, nombre que no pudo darle porque no sabía su sexo, nombre que Yuuri tenía en mente para sorprender a Viktor si es que era una niña, nombre que no tuvo tiempo de nombrar.

Yuuri estaba recargado en la fuente, sentado en el blanco suelo. El sonido del agua caer era ensordecedor ya que era el único ruido que se escuchaba. Yuuri ya no lloraba, ya se había cansado de llorar y de gritar un [Por qué a mí? Por qué así?] Ahora Yuuri abrazaba sus rodillas y mantenía su mirada pérdida. Los ojos del azabache se mantenían perdidos, sin vida, sin brillo. Yuuri ya no sentía nada, ya no tenía más que perder, ya no tenía razón para respirar, si es que lo hacía porque se suponía que ya estaba muerto. Yuuri no entendía qué es lo que estaba pagando, no entendía porque tenía que sufrir tanto.

Repentinamente el agua dejó de caer y el silencio que le despertó regresó. Yuuri miró hacia arriba y notó que el agua dejó de caer. Se levantó intrigado por el suceso y miró dentro de la fuente, la cual se encontraba seca, sin ninguna gota de agua. Yuuri no le tomó importancia y sin expresión alguna, se volvió a sentar. Esperaría a que pasara algo, no sabía qué, pero ya nada le importaba.

—Yuuri... Yuuri...—Escuchó el azabache. Su nombre se escuchaba a lo lejos, tan bajito, tan lejos. Yuuri miró a su alrededor y no veía más que blanco. Un color blanco que comenzaba a odiar.—Yuuri, Yuuri...—volvió a escuchar, pero no veía a nadie.—Yuuri... volvió a escuchar, ahora la voz estaba un poco más cerca. Yuuri forzaba su vista para poder ver al dueño de la voz.—Yuuri...—escuchó una vez más, de la nada apareció una silueta que salía de una espesa neblina blanca.—Hola—dijo una linda chica de cabellos azabaches con una gran sonrisa. Yuuri solo le miró sin expresión.—Que pasa? Por qué esa expresión? Creí que estarías feliz de ver a alguien más en este lugar—dijo la chica en un tono alegre. Yuuri no dijo nada, ni siquiera le miraba. La mujer suspiró hondo al ver la actitud zombi de Yuuri.—Entiendo, viste dentro de la fuente, no es así? Viste a tu familia?—preguntó, pero Yuuri no le prestó la más mínima importancia.—Miraste a tus hijas? Quieres ir con ellas?—preguntó y Yuuri rápidamente cobró el sentido. La miró fijamente, suplicante.

Love behind the Mask (Terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora