XLVIII-Descubrimientos

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Yuri había notado que desde hace un tiempo Otabek se estaba comportando raro, siempre veía el celular y siempre salía para tomar las llamadas. Ya tenía tiempo mirándolo cansado y estresado por el trabajo y la verdad se sentía muy culpable. Sabía que estaba obteniendo mucho más tiempo de Otabek del que merecía.

—Beka, tu celular...—dijo Yuri desde la cama. Otabek estaba profundamente dormido en el nuevo colchón inflable que el kazajo compró la semana pasada.—Beka—volvió a llamar al seguir escuchando el celular de Otabek en el suelo. Yuri se levantó con dificultad y con el pie movió el brazo de Otabek.—Beka, tu celular tiene sonando desde hace un rato—Beka abría sus ojos

—Mi celular?—Preguntó aún algo adormilado

—Sí, tiene sonando un buen rato—Yuri intentó mirar quien llamaba pero no logro ver el nombre ya que Otabek se sentó, tomó su celular y corrió fuera del cuarto para contestar.—Sí, buen día también para ti—dijo enojado.

La mañana siguió como todas las otras. Desayunaron, platicaron, miraron televisión y después Otabek salió para hacer unos negocios. Yuri odiaba quedarse solo, pero ya estaba resignado. Yuri veía con tanto cariño la poca ropa de bebé que tenía. Recordaba la cara emocionada de Beka cuando estaban de compras. La verdad Yuri se sentía algo decepcionado ya que Otabek no quiso comprar aún la cuna del bebé y tampoco comenzó a decorar la habitación. No podía decir nada ya que sabía bien que Otabek estaba bastante ocupado y estresado con su trabajo. No podía estresarlo más.

El rubio desechó los pensamientos negativos de su mente y se concentró en lo que tenía enfrente, los tres trajecitos de bebé que Otabek escogió. Tomó con ternura un trajecito y lo llevó a su nariz, olfateó y sonrió

—Esto aún huele a nuevo, pero una vez que lo uses olerá a ti, mi bebé—dijo mientras una de sus manos acariciaba su vientre.

Se acostó y se quedó dormido abrazando la prenda.

Beka estaba acostado sin nada de ropa de la cadera para arriba. Era un día hermoso, el sol iluminaba toda la habitación. De pronto un llanto rompió el silencio en la habitación. Yuri miraba como Otabek cargaba con tanto amor a un pequeño envoltorio en cobija morada. De pronto Otabek bajo un poco la cobija dejando mostrar la pequeña y hermosa cara de la pequeña criatura en los brazos de Otabek. Otabek acarició la nariz de la pequeña con la suya produciendo una risita de la bebé.

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Otabek regresaba al departamento, se le hizo más tarde de lo que pensó y ahora ya estaba anocheciendo. Le había hecho una video llamada a Yuri para cerciorarse que estaba bien pero el rubio le dijo que se metería a bañar y Otabek decidió regresar antes de lo previsto. Le preocupaba que le pasara algo en el baño. Ahora era él el paranoico. Abrió con prisa la puerta principal y se asustó mucho cuando escuchó lo que parecía que era el llanto de Yuri.

—Yura?—corrió hasta la habitación dónde el llanto era más audible—Yura, que pasa? Estás bien?—Entró y miró a Yuri de pie mirando al espejo. Yuri dio vuelta mostrando su bata de maternidad y su rostro todo lloroso—Yura, que pasa?—se acercó Otabek limpiando sus lágrimas. Le veía por todas partes para ver dónde es que estaba herido.

—B-Beka...

—Yura, que tienes?—el rostro de preocupación en el alfa era evidente.

—Mírame... estoy horrible

—Q-Qué?—preguntó confundido.

—Sí, mírame... estoy horrible parezco un cerdo—chilló enojado—no, no un cerdo... lo viste cierto? El cerdo luce muy bien, luce mejor que yo. Yo estoy mucho más gordo y feo que él. Lo odio—lloró ahora más fuerte mientras su rostro se apoyaba en el pecho de Beka.—Estoy más gordo que el cerdo... entonces que soy? Una vaca?—levantó el rostro para mirar a Beka. Al parecer quería una respuesta. Otabek tuvo que aguantarse las ganas de reír que vaya eran muy grandes. No podía creer que Yuri estaba haciendo tanto alboroto por su peso.

Love behind the Mask (Terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora