C7: Cuento de buenas noches.

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—Y... ¿Cómo estás?—cuestionó Camila sentándose frente a Danna en la sala de su departamento. En la distancia era capaz de escuchar las risas de Richard y jugando con las niñas.

—Demasiado...confundida.—respondió en voz baja.

—¿Respecto a tus sentimientos?—preguntó la pelinegra de nueva cuenta.

—No. Tengo muy claro lo que siento y lo que quiero...y sé que pensar que puedo tener algo con Christopher sólo porque tenemos una niña en común es una tontería tomando en cuenta que los dos cambiamos en todo este tiempo y él tiene una vida hecha en Nueva Jersey y yo aquí y simplemente no puede ser...—susurró la chica en medio de un suspiro.—Es más bien respecto a Charlie...

—¿Respecto a Charlie?—murmuró Camila llevando su taza de café hasta sus labios.

—Es una niña, Cam...los niños siempre se entusiasman rápido y no quiero que ella sufra si resulta ser que Christopher no...ya sabes...

—¿Qué no es capaz de lidiar con su propia hija?—preguntó en voz baja.—Bueno, no es que lo esté defendiendo o algo parecido pero eso no vamos a saberlo hasta que lo veamos realmente en acción...—le sonrió.—No tienes que preocuparte por eso, Dan...mejor cuéntame ¿Cómo se lo tomó cuando se enteró de Charlie?

—Relativamente bien...

—¿Y tengo que preguntar cómo te tomaste tú la noticia de que él volvió...?—susurró.

—Cami, tú mejor que nadie sabes que lo que yo sentía por Christopher es eso...parte del pasado y eso es todo. Has sido testigo de todo lo que he sufrido para superar todo lo que pasó y he tratado de hacer lo mejor para sacar a Charlie adelante sin que resienta demasiado la ausencia de él...—murmuró en medio de un largo suspiro.

—Todos somos testigos, Dan...—le dijo su hermana sin dejar de sonreírle.—Es admirable como has defendido a Charlie y todo lo que has hecho por ella pero ahora sabe que tiene un padre y sabes que tu hija es demasiado curiosa e inteligente—anunció.—Realmente no me sorprendería que para este momento ya tengo ciento cincuenta millones de preguntas y un plan para juntarlos...

—Tiene cinco años—le recordó Danna.

—Y una imaginación de una chica mayor—añadió la pelinegra en medio de una risita divertida.

—No importa cuántas cosas haga Charlie; no va a hacer cambiarme de parecer—decidió la castaña.

—Te conozco como la palma de mi mano, Danna Francis...y sólo te diré que voy a ponerme cómoda porque quiero ver eso...

(...)

—¿Entonces que se supone que somos nosotros?—preguntó Richard sentado en el suelo con las piernas cruzadas sosteniendo una taza de juguete de Charlotte mientras las dos niñas se reían.

—Dos príncipes—respondió Mafe sonriéndole ampliamente.

—Muy guapos—añadió Charlie lanzándoles una mirada fugaz.

—¿Y tenemos que cargar los osos de peluche?—cuestionó Joel señalando el oso de peluche negro que descansaba sobre sus piernas.

—Si, porque son sus hijos...—anunció la pequeña pelinegra—¿Verdad que son lindos?—añadió con media sonrisa.

—Hermosos—respondió Joel en medio de un pequeño suspiro.

—Tío Richard...—lo llamó Charlie—¿tú conoces a Christopher?—preguntó sosteniendo con más fuerza la tetera de plástico que tenía ente las manos.

ÉXTASIS(Éxtasis #3)|C.V.|Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora