- Agosto de 1975 –
Sirius se encontraba en silencio observando el paisaje que se desplegaba ante sus ojos desde dentro de la lata de metal con ruedas que los padres de James utilizaban a menudo para desplazarse o ir a hacer las compras a mercados Muggles.
Sentía cómo su espalda se pegaba al asiento de cuero del Austin Maxi color azul; el calor allí dentro era insoportable.
Sintió la mirada del reflejo de Euphemia Potter sobre él, pero no se vio con ánimos de corresponderla... su amigo James que se encontraba a su lado, estaba absorto en el exterior, observando por la ventanilla contraria, en silencio.
El señor Potter conducía y de vez en cuando se removía en su butaca al sentir las rodillas del amigo de su hijo clavándose en su espalda; ese muchachito realmente había crecido ese año.- Tu padre ... - comenzó a decir Fleamont Potter haciendo que Sirius cerrara sus ojos, como si esas palabras le atravesaran el pecho – Fue un buen hombre, Sirius... - agregó con sus manos en el volante, mientras agarraba una curva que conducía hacia la calle principal, Archway Rd, que luego de cruzar la Avenida Southwood se convertía en Grimmauld Place.
El ojigris permaneció en silencio, impávido, mientras sentía que el dolor en su pecho lo dejaba sin respiración. Observó su regazo donde tenía la carta desplegada que su hermano le había enviado con Medea por la madrugada; sin el sello de la familia, ni siquiera dentro de un sobre, simplemente un trozo de pergamino doblado a las apuradas y tampoco se había molestado en recargar la pluma al escribir, por lo que algunas letras eran un rasguño de tinta débil:
Padre ha muerto. Por favor, ven.
Régulus.
- El no se lo merecía... - murmuró el ojigris mientras contenía las lágrimas que comenzaban a agolparse en sus ojos – Era diferente a... esa mujer horrible que tenía de esposa; toda una vida soportándola, dejándose dominar por esa... arpía vieja y demente... - agregó entre dientes mientras silenciosas lágrimas resbalaban por sus empinados pómulos.
- Sirius... – comenzó a decir la mujer con una sonrisa suave en su rostro – entiendo tu dolor... pero tu madre y sobre todo tu hermano te necesitan en este momento... - agregó observando el gesto irónico que se dibujaba en el rostro del muchacho.
- No quiero ser la maldita cabeza de esa casa de enfermos... - murmuró negando mientras observaba a James que lo miraba, dándole la razón en silencio – Por favor Señora Potter... tan sólo quiero despedirme de Orion e irme echando leches de ese lugar al que no quiero regresar nunca más... – agregó con voz temblorosa ya sin poder esconder su llanto y derrumbándose en el hombro de su amigo mientras los Señores Potter intercambiaban miradas preocupadas al ver que se acercaban cada vez más al destino.⚡⚡⚡⚡
Grimmauld Place estaba más sombrío y frío a como lo recordaba en su niñez; se notaba que las pesadas cortinas pasaban demasiado tiempo cerradas y que el mantenimiento de la enorme Mansión era demasiado trabajo sólo para Kreacher.
Antaño, el elfo y Eileen solían ocuparse y dividir tareas; hacían un buen equipo y solían divertirse mientras realizaban los quehaceres. Walburga desaprobaba esa extraña amistad entre su críada y la criatura, pero siempre estaba Orion y su indulgencia... Orion y su necesidad de paz... Orion manteniendo a raya a esa bestia muerta que habitaba dentro de su madre.
Sirius largó un suspiro tras atravesar el umbral y permanecer junto a los Potter en el amplio y polvoriento Hall; sus ojos grises escudriñaban la escalera que conducía hacia las habitaciones, recordando aquel día que fueron al Callejon Diagon en familia... y con Severus.
Apartó su mirada de los peldaños, porque recordar lo lastimaba. ¿Tanto pudo haber cambiado todo?... maldición, ni siquiera había cumplido aún sus dieciséis años.- Que alto estás, Sirius... - una dulce y conocida voz lo sacó de su ensimismamiento y sus ojos se cruzaron con las negras orbes de Eileen – Buenos días Familia Potter, gracias por traer a Sirius... – saludó con educación mientras hacia una leve inclinación con su cabeza, gesto que fue devuelto con un cordial saludo y un agradecimiento por parte de Euphemia y Fleamont.
- Está en el living ¿verdad? – preguntó repentinamente Black mientras observaba a la madre de Severus; se la notaba bastante más demacrada, con marcadas bolsas en sus ojos y varias vetas grises en su negro cabello. El ojigris tragó saliva al ver el lento asentimiento de la que una vez fue su niñera - ¿Quién más está?.
- Están tus tíos, algunas primas, tu hermano... - comenzó a decir la mujer observando fijamente esos ojos grises – Y por supuesto, tu madre – agregó notando que el ceño del muchacho se fruncía.
- Ni muerto lo dejará un minuto en paz – largó mientras hacía un movimiento con su cabeza, consternado – Jamie, acompáñame por favor... - suplicó mirando a su amigo quien asintió y dedicó una mirada a sus padres; los señores Potter sonrieron, permitiéndole acompañarlo.
Ambos muchachos comenzaron a caminar por el Hall, para luego tomar un pasillo de distribución; al final del mismo se podía vislumbrar movimientos de personas y algunas conversaciones, en voz muy baja, entremezcladas con algún que otro lamento.
Sirius inspiró con fuerza mientras se detenía un instante en el último tramo del pasillo; James puso una mano en su hombro, infundiéndole valor y cuando estaba dispuesto a adentrarse en la estancia, ambos muchachos se toparon con una alta y delgada figura, ataviada en un caro vestido largo color negro.
Su cabello ya gris se encontraba tirante, en un rodete prolijo; sus ojos negros estaban rojos e hinchados y no traía el maquillaje que Sirius solía recordar.La reciente viuda, Walburga Black, se encontraba frente a ellos y sin cambiar su gesto de dolor, pasó airada por un costado del pasillo, ignorándolos.
Sirius mantuvo su vista al frente, sin verse amedrentado, para luego girar su rostro y observar la delgada espalda de su madre, alejándose.
- Tu vieja sí que da miedo... casi me hago en los pantalones – susurró James haciendo que una sonrisa se dibujara en el rostro de su amigo, la primera del día – Anda Siri, ve a despedirte de tu papá... y volvamos a casa que este lugar es aterrador... – sugirió mientras apretaba su mano en el hombro de su amigo.El mayor de los Black asintió, decidido y tomó aire, aún con la esperanza de que dentro hubiese una fiesta sorpresa y que todo hubiese sido una farsa para volver a verlo.
Pero no fue así y su corazón se encogió en su pecho al sentir las miradas de varios miembros de la familia: algunas de sorpresa, otras de tristeza, otras de desaprobación... y se hizo trizas cuando con sus ojos grises pudo ver, en el medio de la sala, el cajón sobre pedestales de bronce con un diseño intrincado de serpientes, en donde su padre se encontraba yaciendo, dormido por toda la eternidad y a un lado de éste su pequeño hermano Régulus con el rostro desfigurado por el llanto.
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Nacido en el año del Cerdo
Romance⚡⚡ Una fuerte tormenta y un alumbramiento. Un antiguo e inconfeso amor... y el destino, siempre el destino. ⚡⚡ ⭕SIRIUS/SEVERUS⭕ ⭕DOLOHOV/SEVERUS⭕