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- 5 de Septiembre de 1976 -


- ¿Por qué estás leyendo mi libro de pociones? - preguntó Severus al adentrarse en el cuarto que desde el inicio de curso y durante ese año escolar y el siguiente compartiría con Antonin Dolohov - ¿Sucedió algo con el tuyo?.

Antonin apartó sus negros ojos de la página y lo observó por encima del tomo, sonriendo al ver cómo su prometido dejaba su bolso sobre el escritorio y comenzaba a sacar algunos bulbos y hojas del interior del mismo.

- Se quemó y estoy quebrado momentáneamente... - susurró el ruso con tranquilidad mientras humedecía la yema de su índice y daba vuelta la hoja - Esos codiciosos duendes aún no me enviaron las llaves de las arcas de mi familia en Gringotts y Basmanut porque el Ministro todavía no los autoriza... Es evidente que Bartemius Crouch padre está empecinado en demostrar que tuve algo que ver con el incendio - agregó largando el aire por sus fosas nasales, sin despegar sus negros ojos del libro y frunciendo un poco su ceño - ¿Por qué en la elaboración de Felix Felicis agregas hojas de menta y no de romero? - preguntó Antonin enarcando una ceja al observar las anotaciones hechas por su prometido en un margen.

- La menta ayuda a paliar el efecto secundario lo que hace la utilización de la poción menos detectable... - comenzó a decir Severus tomando una ramita de menta y observándola detenidamente - El romero funcionaría bastante bien y es mucho más accesible en cuanto a costos y distribución, pero el inconveniente es que si lo agregas deberías bajar la intensidad del fuego y podrías tener problemas con las semillas de ricino... ya sabes, el calor...

- ...destruye la fitotoxicidad de la planta - completó Antonin por él, sonriendo de costado para luego dedicarle una mirada penetrante - Cielos, sí que me excitas, mi príncipe mestizo - susurró arrancándole una carcajada a su novio quien comenzó a negar, algo azorado - No por nada eres el preferido de Slughorn - agregó pasando la hoja y desviando sus ojos de los de su chico.

- Tú también eres bueno en pociones - murmuró sonriendo mientras se acercaba a la cama y se sentaba a un lado, observando los grandes dedos de Antonin sosteniendo su libro.

El ruso suspiró y elevó sus cejas, con un gesto divertido en su rostro que provocó que Severus se derritiera; allí estaba esa hermosa sonrisa que hacía tiempo no veía, la que lo desarmaba y lo hacía estar totalmente seguro de compartir su vida entera junto a Toni.

- No obtuve Extraordinario en esa asignatura, mi amor - dijo cerrando el libro y dejándolo a un lado, mientras observaba detenidamente el rostro de su novio y se acercaba para robarle un beso.

Severus abrió sus labios y profundizó el beso, para luego sentarse a horcajadas sobre el regazo de su novio, acariciando la rasposa barba de días y restregando su trasero en la entrepierna del Slytherin.

- Entonces tú eres el preferido de Flitwick; obtuviste un Extraordinario en Encantamientos... - susurró el mestizo sobre la boca de su novio - Tu maestría en esa asignatura también me excita, cosaco - agregó mordiendo el labio inferior de Antonin con suavidad.

Dolohov no pudo evitar reír al escuchar la forma en la que su chico lo había llamado; llevó sus fuertes manos a ambos lados del rostro de su novio para observarlo detenidamente a los ojos y luego besarlo apasionadamente conforme movía sus caderas, haciéndole sentir cómo su deseo iba en aumento debajo de toda la ropa.

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Remus cerró sus ojos y frunció su ceño al escuchar que Sirius chasqueaba la lengua y maldecía por lo bajo mientras se giraba en la cama y tironeaba de la frazada, cubriéndose hasta la cabeza.

- Juro que si vuelvo a escucharte una vez más... - comenzó a amenazar James dando un salto de su lecho y destapando a Sirius con brusquedad - Te echaré un petrificus totalus sin dudarlo - agregó entre dientes mientras observaba el gesto furioso en el rostro de su amigo - ¿No me digas que estás así porque Snivellus comparte un cuarto a solas con Dolohov? ¿Vas a seguir con lo mismo? ¡Maldigo la hora que Régulus te lo dijo!.

Sirius volvió a chasquear la lengua, provocando que Remus pusiera sus ojos en blanco y James juntara sus labios, cabreado; el ojigris enterró su cabeza debajo de la almohada, rehuyendo la mirada de ojos café de su amigo.

- ¿En serio, Sirius? ¿Es por eso? - preguntó Jamie con incredulidad - ¿Cuál es la diferencia de que duerman juntos, si siempre lo hicieron?.

Sirius se destapó de golpe y se sentó en la cama, airado.

- ¿Cuál es la diferencia? ¡Pueden follar cuando quieran! ¡Pueden profundizar aún más en lo que sea que sienten el uno con el otro! - largó haciendo que James desviara su mirada, poniendo los ojos en blanco - ¡Antes estaba Régulus con ellos!.

Remus aclaró su garganta provocando que Sirius y James lo miraran.

- Cierto... pero tu hermano se iba y ellos quedaban solos, sin mencionar que deben haber usado algún armario de escobas, la Sala de los Menesteres... o el Bosque Prohibido - murmuró Lupin mientras observaba el gesto cada vez más encabronado en el rostro del ojigris.

- Remsy tiene razón... Sigo sin entender qué te molesta ahora - murmuró James enarcando una ceja y cruzándose de brazos.

El ojigris juntó sus labios e infló sus mejillas, para fruncir su ceño y luego largar un ruidoso suspiro.

- Me enferma pensar que el idiota de Dolohov lo tiene para él solo... cuando quiere... haciéndole lo que quiere - comenzó a enumerar mientras tragaba saliva y volvía a sentir aquella enorme piedra en su estómago que hacía tiempo no sentía.

- Sirius... - murmuró Remus observando a James quien lo miraba con un gesto contrariado - Dolohov y Severus se van a casar, es más que obvio que harán todo lo que quieran... entiendo que desde que Peter tradujo ese libro tienes como una... obsesión con Severus.

Sirius arremolinó su cabello y se puso de pie, para comenzar a caminar de un lado al otro, bajo la atenta y preocupada mirada de sus amigos.

- Ustedes no entienden... estoy convencido de que de alguna manera estoy hechizado, maldecido... - comenzó a susurrar entre dientes - ¿Por qué no podemos estar juntos y ya? Yo le gusto, él me gusta... me quiere y lo quiero... - dijo observando a sus amigos como si fuese lo más lógico del mundo - Es más que obvio que hay algo más, algún designio místico...

Remus bajó la mirada y asintió mientras James se tomaba el puente de su nariz y negaba consternado.

- No estarán juntos porque también ama a Antonin, Siri... - murmuró el licántropo haciendo que en el rostro del ojigris se dibujara una mueca de auténtico dolor y de sus labios escapara un "no lo llames así".

- Que tus antepasados y los de él se hayan visto involucrados sentimentalmente no es determinante, a mí parecer; es un libro, Sirius... escrito por Squibs - largó James rehusando observar los ojos nublados de su amigo - Además, Snivellus ya eligió... olvídalo, hermano; te estarás haciendo un favor a ti mismo y a todos los que te queremos.

Sirius carcajeó con ironía y asintió, sintiéndose profundamente cabreado.

- Para ti es sencillo decirlo... - comenzó a susurrar con voz temblorosa - estás con quien quieres estar - largó sobre el rostro de James para luego tragar saliva, tomar su varita y dirigirse con paso decidido hacia la puerta - No voy a detenerme hasta que Severus tome la decisión correcta; es conmigo con quien debe estar.

Remus se puso de pie y observó al león detenidamente.

- Hazlo y... Antonin te pegará donde más te duela, Sirius - advirtió el ojimiel.

Sirius evadió las miradas y abrió la puerta del cuarto airadamente, desapareciendo del interior del mismo y dejando a sus amigos con un sabor amargo en sus bocas.

Nacido en el año del CerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora