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- 1973 –


El sol colándose por las cortinas rojizas y el repentino bullicio hicieron que ambos leones abrieran sus ojos de inmediato; algunos chicos, sobre todo los de primero, los miraban con curiosidad, otros, los de cursos superiores los señalaban y bromeaban entre ellos.
Sirius se encontraba abrazando a James por detrás, con su rostro enterrado en la nuca del ojicafé, ambos recostados en el sillón mientras los pergaminos se encontraban desparramados sobre la mesa y en el suelo.


Durante la madrugada, el ojigris había accedido a ayudar al muchacho de gafas con la tarea y habían avanzado bastante, hasta que entradas las cinco de la mañana y sin poder evitarlo, James se desplomó sobre el reslpaldo del sillón y comenzó a roncar con su boca totalmente abierta. Sirius le quitó los anteojos, los dejó sobre la mesa ratona y se desperezó, intentando continuar con la tarea de pociones, pero sin poder mantener sus ojos abiertos.
Finalmente, rendido, había sucumbido a morfeo acomodando su cabeza en el regazo de su amigo.
Luego, seguramente, se habían estado moviendo hasta que finalmente y como casi siempre pasaba, Sirius Black decidía de qué manera te iba a tener y la respuesta era a su merced.


James se dio cuenta de lo que estaba sucediendo y como si tuviese un resorte en el culo se apartó de inmediato de su amigo, para incorporarse y tantear la mesa en busca de sus lentes.

- Jamie, cariño... - susurró Sirius con esa voz dulce haciendo que varios estudiantes no pudiesen evitar reír por la ocurrencia – vuelve a la camita... – agregó con dulzura, dando unos golpecitos en el sillón mientras observaba la mirada asesina de su amigo detrás de los lentes al notar que Lily los miraba con el labio fruncido y que una estruendosa y multitudinaria carcajada inundaba la Sala Común.

- Ya déjate de tonterías – dijo el muchacho entre dientes tomando los pergaminos que estaban desordenados y colocándolos bajo su brazo, para luego agarrar a Sirius de su túnica y obligarlo a ponerse de pie, mientras lo arrastraba hacia el cuarto – Por lo visto sí tenemos Herbología; ¿Por qué, Sirius Orion? – largó observando el gesto falsamente inocente del ojigris y largando un resoplido al ver que el muchacho se encogía de hombros – Eres un muy, muy, muy mal amigo – agregó pasando a un lado de la pelirroja, lo que provocó que su expresión se suavizara – Buenos días Lily, te ves espléndida – tanto la ojiverde como el ojigris pusieron sus ojos en blanco al escuchar eso.

Empujó a Sirius dentro del cuarto y cerró la puerta con fuerza, llamando la atención de los leones que se encontraban en el interior.
Peter salió del baño, completamente vestido y arreglado mientras cepillaba sus dientes; Remus se detuvo en su tarea de calzarse los zapatos y observaba a ambos muchachos sentado desde el pie de su cama.

- ¡¿Qué te pasa Sirius?! – le gritó James sobre el rostro a su amigo, mientras le daba un empujón.

El ojigris abrió sus ojos sorprendido; traía su túnica totalmente desarreglada y sus cabellos enmarañados, pero no por eso dejaba de verse atractivo.


- ¿A mi? ¡Nada! ¿Qué hice? – cuestionó el muchacho observando cómo James arrojaba los papeles sobre el escritorio - ¿Qué hice? – volvió a preguntar esta vez mirando a Remus y luego a Peter.


James lo enfrentó mientras largaba un fuerte resoplido.
- ¿Qué mierda fue eso de ahí afuera? – preguntó con la voz un poco más calmada, pero con la cara a un palmo de distancia del ojigris.


Sirius seguía con el gesto de sorpresa impreso en su rostro mientras volvía a encogerse de hombros.


- Voy a terminar pensando que eres tú el que quiere parecerse al maricón de Antonin Dolohov – largó con fiereza - ¿Terminarás follándote a Snivellus también? Después de esta escenita, realmente te creo capaz – agregó hirientemente.

Nacido en el año del CerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora