- Junio de 1981 –
Severus sonrió y acomodó su cabello detrás de su oreja al observar el reloj colgado encima de la puerta de la tienda; el señor Mulpepper se encontraba algo indispuesto, por lo que le había encomendado el trabajo de registrar el inventario y hacer los pedidos, además del mostrador.
Ciertamente le agradaba ya que la hora se pasaba mucho más rápido.Hacía unos meses había convencido a Sirius de que comprara un televisor y una videocasetera; solían tener sus fines de semana de películas y Black realmente se había convertido en un adicto a la pantalla, por lo que esperaba con ansias los viernes de cine y sexo con su amante.
El pelinegro volvió a sonreír y mordió su labio inferior observando las pilas de VHS que había alquilado para llevar esa misma noche; títulos de Ciencia Ficción, Románticos, Drama y Aventura.
La mayoría de esas películas las había visto con Antonin, algunas en el cine y otras en la cabaña; su esposo era un auténtico cinéfilo y le había contagiado el amor por el Séptimo Arte.
Largó un suspiro y volvió a observar el reloj, ansiosamente.
Cerraría la tienda, iría a su casa a revisar si había llegado alguna correspondencia, dejaría todo preparado para Aramis y luego se arreglaría para ir a pasar el fin de semana con Sirius.
Con un suave movimiento de su varita y faltando unos pocos minutos para el horario de cierre, hizo girar el cartel de "Entre; no vendemos huevos de Dragón" con impaciencia, dejándolo en "¡Manténgase alejado! Hipogrifo custodiando".
Se dirigió a la trastienda, donde había una amplia habitación prolija y sobriamente amueblada: dos sillones de un cuerpo, un diván donde el señor Mulpepper solía tomar breves descansos, una pequeña mesita ratona, una biblioteca repleta de libros algo maltratados, un mortero de pie antiquísimo tallado por duendes y un caldero de peltre a modo de decoracíon al que el tendero le guardaba especial cariño, pues había sido aquel que había utilizado durante todos sus estudios en Hogwarts, donde fue seleccionado para Ravenclaw, hacia muchísimos años atrás.
Apostada contra una de las altas paredes, se encontraba la chimenea; era verano por lo que ésta permanecía apagada, sin embargo se encontraba conectada a la Red Flu, por lo que pendería un fuego mágico y arrojaría los polvos para ir a su casa.
Antonin solía sugerirle que mantuviera la Red desconectada y más de una vez habían tenido discusiones respecto a dar de baja la conexión; Severus prometía no utilizar ese medio de transporte y Antonin daba por finalizada la discusión.
Por supuesto su esposo estaba de viaje, por lo que podía permitirse ese atrevimiento... después de todo, era una cuestión de pragmatismo puro.
Revisó que quedara todo bien cerrado y antes de soltar a Lila, la peligrosa mascota del señor Mulpepper y saludarla con una reverencia para que no se lo comiera, ya tenía el fuego mágico encendido, por lo que tomando un puñado de Polvos Flú, mientras sostenía el morral lleno de videocasetes en su otra mano, dijo en voz alta y clara: Cabaña de Severus Snape en el Bosque Epping.
Se adentró en las llamas verdes mientras observaba a la vieja Hipogrifo durmiendo sobre un maltrecho colchón, picoteando lo que parecía una pierna de cordero.
⚡⚡⚡⚡
Al poner un pie fuera de la chimenea de la sala de su solitaria cabaña, tuvo el extraño presentimiento de que alguien había estado allí.
Aramis no había acudido ante su llegada, como siempre solía hacerlo... y había un dulce aroma en el aire, como a jazmines.
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Nacido en el año del Cerdo
Romance⚡⚡ Una fuerte tormenta y un alumbramiento. Un antiguo e inconfeso amor... y el destino, siempre el destino. ⚡⚡ ⭕SIRIUS/SEVERUS⭕ ⭕DOLOHOV/SEVERUS⭕