- 1979 -
Acomodó su cabeza en la mullida almohada y empujó con su trasero el caliente cuerpo detrás suyo; era una costumbre que tenía con Antonin: el ruso lo abrazaba bien fuerte y lo hacía sentir protegido entre sus brazos, murmurándole lo mucho que lo amaba y lo feliz que era de despertar a su lado.
Había engañado a Antonin. Otra vez.
Y de vuelta con Sirius Black.Abrió sus ojos al pensar en su esposo y mordió su labio inferior al observar las fuertes manos morenas tirando de su abdómen, para enseguida sentir el cálido aliento del ojigris en su lóbulo, provocándole cosquillas, alejando esa repentina culpa que nubló su mente por un instante.
- Mmm aún es temprano... podemos follar de nuevo antes de ir al trabajo – murmuró el Gryffindor al mirar la ventana donde aún no salía el sol, pero se podía escuchar el trino distante de algunos pájaros que anunciaban el alba.
- Oh no, Black... - susurró Severus incorporándose y separándose del abrazo del león – Debo pasar por mi casa antes de ir al trabajo... - agregó sentado sobre el borde de la cama.
El ojigris se incorporó y apoyó sus fuertes manos en los hombros del pelinegro, masajeándolos, para luego acercar sus labios y besar suavemente el largo y pálido cuello, provocándole un ronroneo al muchacho.
- Somos magos... - murmuró entre besos, sobre la piel lechosa – puedes aparecerte en un abrir y cerrar de ojos... - agregó lamiendo el fuerte tendón, haciendo que Severus largara un suspiro y erizando sus finos vellos.
El pelinegro mordió su labio inferior y negó, para luego ponerse de pie con brusquedad, haciendo que el ojigris largara un quejido de decepción.
- No puedo, Black...
- Ya deja de llamarme "Black" – lo interrumpió Sirius con gravedad – Por un demonio, Severus... follamos toda la noche y sigues llamándome por mi apellido – agregó consternado echándose el cabello hacia atrás y observando la actitud impaciente en el pelinegro: brazos cruzados, recargando todo el peso de su cuerpo en una pierna y observándolo con una ceja enarcada – Además... ¿Cuál es la prisa? Tu marido está de viaje, avísale al viejo rengo que no puedes ir hoy y quédate follando conmigo... como en los viejos tiempos – sugirió el ojigris con un tono pícaro.
Severus pusó sus ojos en blanco y aflojó su tensión, para regresar sobre sus pasos y poner su rostro a la altura del de su amante.
- Hay hechizos anti-aparición en mi propiedad y en los alrededores... oh si, idea de mi brillante marido para disuadir las visitas indeseadas...
- Que extraño Dolohov, él que es tan sociable – largó Sirius con ironía provocando que Severus sonriera de costado – Bueno, no tienes por qué volver... podemos ir directo al Caldero Chorreante y allí nuestros caminos se separan...
Severus chasqueó la lengua y negó.
- Aramis...
- ¿Quién? – preguntó Black enarcando una ceja con curiosidad – Oh Snivellus, eres un cabrón insaciable... tienes otro amante aparte de mí – largó con sorpresa provocando que nuevamente el pelinegro mordiera su labio inferior y pusiera sus ojos en blanco, para luego incorporarse y comenzar a vestirse.
- Es nuestro hijo... - susurró colocándose su ropa interior y su remera, mientras daba vuelta sus jeans; enseguida notó el gesto confundido en el rostro del ojigris y se dio cuenta de su error – Oh bueno... es un Kneazle, así le decimos con...
- Si si, ya sé... con el imbécil con el que te casaste – largó Sirius poniéndose de pie mientras arremolinaba su cabello intentando que Severus no notara su molestia – Así que te regaló un Kneazle... - dijo humedeciendo sus labios, con un tono suave, dirigiéndose al baño que se encontraba a pocos pasos de la cama – El profesor Kettleburn tenía uno y tú, bueno, recuerdo tu sonrisa durante esa clase en la que el molesto gato se frotaba en nuestras piernas...
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Nacido en el año del Cerdo
Romance⚡⚡ Una fuerte tormenta y un alumbramiento. Un antiguo e inconfeso amor... y el destino, siempre el destino. ⚡⚡ ⭕SIRIUS/SEVERUS⭕ ⭕DOLOHOV/SEVERUS⭕