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- 11 de Septiembre de 1975 -


Remus recorría los inhóspitos pasillos, cruzándose de vez en cuando con la Señora Norris y con el celador Argus Filch; en ningún momento se topó con Sirius, mucho menos con Severus... y por un instante tuvo un presentimiento extraño.
No fue uno malo, pero tampoco se le podía decir tranquilizador... más bien era un sentimiento desesperante y ciertamente abrumador.

Luego del desastre que Sirius había provocado antes de que el Expreso de Hogwarts partiera de la estación de King Cross, habían tenido una charla más que seria en la que el ojigris prometió no tocarle más los cojones a Dolohov.

Durante todo el viaje tanto los prefectos como algunos chicos de cursos superiores debieron contener a Antonin, que quería hacer añicos a Sirius con sus manos, ya que las varitas de ambos habían sido momentáneamente incautadas.
Y lejos de tranquilizarse o disculparse, el ojigris estaba dispuesto a pelear a muerte con ese muchacho.

Una vez que lograron tranquilizar a Antonin y encerrarlo en su vagón correspondiente, Peter les había advertido que la familia de Toni era bastante influyente, lo que provocó que Sirius lo fulminara con el único ojo sano y murmurara "la mía lo es más... Dolohov, ese apellido no debe tener ni trescientos años en la comunidad mágica".

- Lo que Peter está intentando decir, idiota... - comenzó a decir James exasperado al escuchar las palabras de su amigo mientras observaba el paisaje agreste a través de la ventana, sin atreverse a mirar a Sirius porque comenzaba a entender lo que estaba sucediendo y no, eso era demasiado... no podía concebir que Sirius Black estuviese celoso... ¡Y de Snivellus! – es que la puta familia del psicópata ese es de verdad peligrosa ¿comprendes?.

Sirius había respondido con un gruñido y una media sonrisa que desesperó a sus amigos; su ojo izquierdo se encontraba completamente cerrado y negro, pero Sirius no se había llevado la peor parte: Severus tuvo que ser aparecido por el profesor Flitwick en las inmediaciones de Hogwarts para que Pomona Pompfrey pudiese atender con urgencia la horrible lesión que Sirius le había provocado; por milagro, el profesor se encontraba vacacionando en Londres y había decidido regresar al Colegio usando el Expreso.

Una vez pusieron los pies en la Estación de Hogsmeade, de vuelta se armó revuelo; Antonin estaba dispuesto a hacerle pagar a Sirius, y éste estaba más que listo para no permitírselo. Ambos bajaron preparados para partirse la cara a madrazos, pero desistieron al ver que la Profesora McGonnagall y el Profesor Slughorn se encontraban esperándolos con el ceño totalmente fruncido.

- Ciento cincuenta puntos menos para Gryffindor, Señor Black – murmuró la mujer acercándose a Sirius, sin cambiar su expresión – Sígame, el Director Dumbledore lo está esperando en su despacho... y haga el favor de meter la camisa dentro de su pantalón – ordenó molesta dándole la espalda al ojigris y caminando hasta Las Tres Escobas.

Sirius miró a sus amigos, quienes se encogieron de hombros y le indicaron que siguiera a Minerva. El ojigris no tuvo más remedio que hacerlo mientras metía su camisa dentro del pantalón, tal como Minnie se lo había ordenado.

- ¿Chicos qué sucedió? – Lily se acercó a los tres Merodeadores bastante agitada – Escuché un griterío terrible desde dentro del vagón, y luego no dejaron salir a nadie una vez que se puso el tren en marcha... oí que Avery fue herido, pero acabo de verlo bajar de lo más campante...

- Sirius la cagó con Snivellus... - largó Peter rascándose la nuca mientras James lo miraba enfurecido y Remus juntaba sus labios, nervioso, al ver el gesto de la chica.

Nacido en el año del CerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora