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- ¡Antón! – un fuerte grito en su rostro, seguido de un zamarreo provocó que sus ojos se fruncieran un poco conforme la luz comenzaba a molestarlo - ¡Antón, despierta! – esa voz podría reconocerla durante el resto de su vida - ¡Ha nacido tu hermana! ¡Tienes una hermana!.


Antonin despegó sus párpados sobresaltado: había soñado con su abuelo,otra vez... el recuerdo de cuando Mavra llegó al mundo; lo visualizaba nítidamente y sin embargo a veces algunos detalles se escapaban de sus memorias... como la tierna sonrisa de Leticia al verlo parado en el umbral de la puerta, aún somnoliento y no muy decidido a entrar a conocer a su hermana... o el gesto alegre de Ivan, su padre, mientras cargaba a la recién nacida.

Las vainillas perfumando suavemente el que sería el cuarto de su hermana; un detalle en el que Leticia, junto a Ofelia, habían estado trabajando durante todo el embarazo.

Mavra.

Había noches en las que intentaba leer algunos libros... pero su cabeza no paraba de darle vueltas al horrible destino de su querida hermana.

- Habrías ido a Ravenclaw... - susurró para sus adentros para luego morder su labio inferior y cerrar sus ojos.

Inmediatamente los abrió al sentir el aleteo de un ave en el exterior, frente a su ventana.

Se incorporó quedando sentado en el lecho por un instante, sintiendo que su cabeza daba vueltas y observó a la persona que se encontraba durmiendo a su lado: ondas color caoba, espalda ancha y pálida... Igor.

Largó un suspiro y tragó saliva, para luego arremolinar su negro cabello y salir del calor de las mantas al escuchar el golpeteo de la lechuza en su ventana.
Por un momento sintió el frío golpeando su cuerpo totalmente desnudo y a medida que caminaba, tomó su varita que estaba sobre el escritorio y sin conjurar el hechizo envió un fuego mágico hacia la chimenea, que inmediatamente calentó la estancia.
Mientras se acercaba hacia la abertura, giró su rostro y observó cómo Igor se removía entre sueños, haciendo algún que otro gesto de dolor.

Habían follado durante horas; los viales vacíos que habían contenido pociones multijugos y vigorizantes estaban desparramados por todo el cuarto y sobre la cama, junto a varias latas de cerveza y botellas de vodka... inclusive no podía recordar si había sucedido o si lo había soñado, pero en un momento de la noche Igor había ido hasta su despacho a medio transformarse a buscar más poción multijugos.

Largó una risa al recordar que eso había sucedido en realidad y que totalmente ebrios bromeaban sobre la manera en la que se pisaba su túnica al estar transformado en su bonito novio.

Severus.

El ruso no pudo evitar morder su labio inferior al encontrarse susurrando el nombre de su prometido mientras abría la ventana y el majestuoso animal, un búho colorado, entraba agitando sus enormes alas para posarse con elegancia sobre el respaldo de la silla del escritorio.

Traía un sobre enganchado a su pata y ululó suavemente al sentir el calorcito dentro de la estancia.

- Has tenido un largo viaje – susurró Antonin mientras acariciaba la cabeza del animal y tomaba la carta de su extremidad – Puedes quedarte descansando, no contestaré aún... - agregó mientras hacía un breve movimiento con su varita y una bolsita de cuero salía despedida del baúl hacia su mano libre; abrió el hilo y el animal estiró su cuello para tomar una galletita del interior de la bolsa – Toma cuantas quieras... - dijo el ruso mientras dejaba la bolsita abierta junto a su varita sobre el escritorio y se disponía a leer la carta.

Nacido en el año del CerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora