- 1973 –
La Casa Slytherin se encontraba ubicada justo debajo del Lago Negro; muchos creían que eso la hacía tétrica, pero Severus, en sus más de dos años allí, consideraba que eso mismo le confería un brillo sofisticado y acogedor a la Sala Común.
Muchas noches, generalmente eran aquellas de luna llena en las que el Calamar Gigante se encontraba particularmente inquieto, dejaban la puerta de su cuarto abierta para escuchar el ruido del agua agitándose y los destellos verdes que se dibujaban en las paredes de piedra, moviéndose irregularmente, siendo proyectados por la pálida luz de la luna.Severus y Antonin seguían compartiendo el cuarto, ya no con Lucius, porque éste había formalizado su relación con Narcisa y había conseguido que su jefe de casa le permitiera gozar del privilegio de un cuarto para él solo; ese año era el último de Malfoy en el Colegio, por lo que el profesor Slughorn había cedido a la petición de uno de sus alumnos preferidos.
Régulus Black era el nuevo compañero de cuarto y ciertamente era mucho más silencioso que el rubio; Severus también había notado la merma en la personalidad de ese chico. Fue como si de un verano al otro algo fuera exprimido de su interior, dejando tan sólo un cascarón apático y en extremo parco.
No le costó mucho llegar a la conclusión de que Walburga debía haber sido la responsable.- Hey, Reg... – la varonil voz de Antonin llamó la atención del más joven de los Black e hizo que Severus levantara por un segundo su vista del libro de Pociones Avanzadas para observar a Dolohov que recién salía de ducharse; su oscuro cabello algo largo y ondulado escurría sobre una camiseta blanca con mangas que se pegaba a su torso, marcando sus oscuros pezones y hundiéndose apenas en su ombligo. En la parte inferior un bóxer negro se ajustaba a su cintura y a sus largas piernas hasta la mitad de sus muslos, bronceadas por el sol. Severus sonrió ante la vista y volvió la mirada a su lectura. – Ayer fue el cumpleaños de tu hermano ¿no? – agregó peinándose desinteresadamente mientras se dirigía hasta su cama, aquella que estaba próxima a la puerta, y se sentaba en ella observando al joven Black que ocupaba el último lecho, contra la pared contraria.
- Así es... - murmuró Régulus escuetamente sin levantar la vista de un cómic que Antonin le había prestado; tras su selección para la casa Slytherin el año anterior, inmediatamente se habían hecho amigos y compartían ese hobby de leer y coleccionar historietas, por supuesto la mayoría eran de Dolohov, aunque últimamente Orion había comenzado a mandarle esos artículos muggle a su hijo más pequeño, claro que a escondidas de Walburga – Ha cumplido catorce, aunque siga teniendo la mentalidad de un chico de nueve – agregó arqueando sus cejas y dando vuelta la hoja.
Antonin sonrió y dejó el peine sobre la mesita de luz.
- Sabes... - murmuró con un dejo bastante pensativo – Este último tiempo he notado que mira mucho para nuestra mesa... - comenzó a decir – También me ha llegado el rumor de que le ha preguntado algunas cosas bastante... íntimas a algunos jugadores de Quidditch de otras casas – agregó con un tono divertido.
Régulus despegó su vista de la viñeta y clavó sus vacíos ojos verdes en el rostro de Antonin.
- Explica a qué te refieres con "íntimas" – preguntó volviendo su vista a la revista.
Antonin se encogió de hombros.
- Cosas... como si alguna vez me vieron desnudo... - susurró con una sonrisa de costado – o si es cierto que nunca estuve con una chica... - agregó sin cambiar su gesto mientras sus ojos dedicaban una rápida mirada a Severus, quien seguía leyendo el pesado libro, fingiendo que no los escuchaba – o si me follo a algún compañero...
Régulus comenzó a reírse y Antonin pudo notar que Severus daba un pequeño respingo, sin despegar sus negros ojos de la lectura, al escuchar las palabras de su amigo.
- Bueno... - comenzó a decir Régulus dejando la revista sobre la mesita de luz e incorporándose en su cama – Tu mejor que nadie debes saber lo que se rumorea de tu persona... - agregó con tranquilidad – No tengo nada en contra de eso, si te gustan los tíos por mí todo más que bien.
Antonin sonrió, echó su cabello hacia atrás y mordió su labio inferior.
- Creo que tu hermano piensa que te estoy follando, Reggy – murmuró el moreno divertido, observando al menor de los Black pero no perdiendo pista de la reacción de su estudioso compañero.
El muchacho Black largó una carcajada y comenzó a negar con su cabeza.
- Olvídalo... - contestó con una sonrisa en su rostro – No se molestaría en averiguar tanto si creyera eso – agregó con certeza – Seguro piensa que te follas a Sev – largó repentinamente haciendo que los ojos del mencionado se abrieran sorprendidos y se clavaran en las verdes orbes de su compañero de cuarto - ¿Qué pasa? No me mires así... ¿Me vas a decir que nunca te diste cuenta que mi hermano te cela más que a mi? – preguntó encogiéndose de hombros al ver el gesto consternado de Severus.
- No tengo interés en verme incluido en esta estúpida conversación... - susurró Severus dejando el libro sobre su almohada y tomando su varita; murmuró un hechizo y los doseles de su cama se cerraron, imposibilitando que Antonin y Regulus pudiesen verse el rostro, después de todo la cama de Severus se encontraba justo en el medio del lecho de cada muchacho.
Fue entonces que escuchó, ahogada por la pesada cortina, una escueta charla entre ambos muchachos y luego la puerta cerrándose; Régulus seguramente había salido, por pedido de Antonin.
No es que Reg supiera por boca de sus compañeros que algo pasaba entre ellos, porque tanto Dolohov como Severus eran muy reservados, pero era un rumor que parecía ser cierto y el hecho de que Sev y el Slytherin guapo de tercero se encontraran solos en la habitación, lo alimentaba aún más.
- Sev... no le he dicho nada a Régulus, debes creerme - la dulce voz de su compañero al otro lado del dosel hizo que el pelinegro se tensara y mordiera su labio inferior.
La relación entre ellos había comenzado a cambiar durante fin de curso del año anterior; Severus siempre había notado esos insistentes y anhelantes ojos negros clavados en sus labios y más de una vez hubiese deseado que se volvieran grises.
Fantaseaba que al abrir sus ojos, mientras su boca era devorada por Antonin, sería el hermoso rostro de Sirius el que vería.
No era muy difícil de imaginárselo, Dolohov se parecía bastante; inclusive en ciertos gestos... y todos parecían ser imitados adrede, como si el pobre Antonin supiera que no era él a quien su chico quería e hiciera todo lo posible para parecerse al objeto de deseo de quien él creía era su novio - ... mi padre me ha enviado algo que le pedí y yo... no sé muy bien cómo usarlos correctamente – susurró al otro lado, apenas metiendo su mano entre la tela y corriendo las cortinas con suavidad.Severus se giró y observó al muchacho de pie a un lado de la cama, con un paquete pequeño en sus manos.
En la caja de madera se leía, grabado a fuego "Bausch & Lomb: Contact Lenses" y una etiqueta señalaba el color: Gris.
- Necesito más que besos y manoseos... - susurró Antonin arrodillándose sobre la cama y observando el gesto de sorpresa del chico – Y de verdad no me importa que me llames por su nombre... – agregó con seguridad dejando la cajita a un lado del rostro de su chico para luego asaltar su boca con un apasionado beso.
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Nacido en el año del Cerdo
Romance⚡⚡ Una fuerte tormenta y un alumbramiento. Un antiguo e inconfeso amor... y el destino, siempre el destino. ⚡⚡ ⭕SIRIUS/SEVERUS⭕ ⭕DOLOHOV/SEVERUS⭕