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- 2 de Septiembre de 1975 -
Plataforma 9¾


Los Merodeadores, tras despedirse de los padres de James, habían atravesado el paredón que separaba el andén 9 y 10, para ser recibidos por el bullicio familiar de todos los años.

- ¿Creen que aún haya algún compartimiento libre? – susurró Sirius observando detenidamente los vagones y de vez en cuando observando con disimulo hacia el lugar donde Avery y Mulciber se encontraban; pudo distinguir a Dolohov junto a ellos: el chico era el más alto y había cortado su negro cabello a la altura de sus pómulos, lo suficiente para que no lo confundieran con Sirius... y aunque le doliera admitirlo, el corte lo favorecía.

Escudriñó entre las túnicas negras pero ni rastro de Severus; fue entonces que sus ojos grises se cruzaron con las orbes negras de Dolohov. Le mantuvo la mirada, casi retándolo en silencio, cuando los ojos de la serpiente fueron cubiertos repentinamente por alguien que se acercó desde atrás.
Sirius contuvo la respiración observando la escena; manos de dedos pálidos y delgados, los brazos estirados, alguien bastante más bajo.

Dolohov con sus ojos aún cubiertos sonrió, y el ojigris pudo ver cómo los labios del muchacho se movían, seguramente intentando adivinar quién era.

Toni se giró, encontrándose con un sonriente Severus, a quien no dudo en abrazar e inclinarse para besarlo.

- Vomitaré – dijo James quien también había visto todo – Si de verdad vamos a tener que ver cosas así durante todo el año, prefiero quedarme ciego – agregó limpiando el cristal de sus gafas.

Sirius sintió su corazón latiendo con coraje; la sensación de su estómago de piedra había sido reemplazada por una nueva y desconocida: furia.
Podía sentir la sangre agolpándose en la punta de sus dedos, en su cuello, en sus mejillas.
No estaba preparado para lidiar con estas sensaciones... porque tampoco estaba preparado para admitir que lo que había visto de alguna manera hería sus sentimientos.
Pero por Morgana... ¿Qué tipo de sentimientos podían ser esos?

- Debo irme al vagón de Prefectos, muchachos – susurró Remus sin perder detalle de la reacción de su amigo – No creo que se para tanto, James – agregó sonriendo mientras acomodaba su insignia - ¿No lo crees Sirius? – preguntó con cierto sarcasmo.

El ojigris miró a Remus por un instante, para luego asentir y cambiar su expresión.

- Nuestro amigo Lunático tiene razón, Jamie... - comenzó a decir con un tono de voz que intentaba sonar superado – Lo de esos dos no es para tanto... y no lo será tampoco, ya verás que me encargaré de que no sea así – agregó sonriendo satisfecho mientras se echaba el cabello hacia atrás.

- Que asco, Sirius – susurró Peter mientras James arrugaba su cara.

- Tan sólo intenta no hacerlo en público... - suplicó el muchacho de gafas – Y por cierto, creo que el sacrificio que estás haciendo hasta Halloween sería más que suficiente... si la cucaracha pretende seguir frotándose y lisonjeando contigo pasado ese tiempo se las tendrá que ver con nosotros.

Sirius largó una carcajada mientras Remus fruncía su ceño.

- Bueno... aún no nos frotamos, y quizás lo extienda un tiempo más... hasta navidad seguramente - comenzó a decir mientras miraba de reojo la sonrisa de Dolohov, sin perderse el detalle de que su mano estaba enlazada a la de Severus – O mejor... lo follaré hasta el hartazgo, haré que deje a ese imbécil por mí... y luego, cuando piense que voy en serio con él, lo dejaré – agregó convencido mientras ese nuevo sentimiento volvía a asaltarlo.

Nacido en el año del CerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora