Nacido en el año del Cerdo

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- 11 de Septiembre de 1976 -

Severus arrugó su nariz al sentir el irritante olor a tabaco.
Largó un suspiro y dedicó una fugaz mirada hacia la puerta del baño, para luego continuar leyendo su libro de Pociones.
Antonin era la persona que se encontraba detrás de aquella puerta por lo que resultaba más que evidente que su novio había adquirido un nuevo hábito y que deseaba ocultarlo.

- Puedo olerlo... - dijo Severus luego de que otra oleada fuerte lo golpeara – Eres el mejor en encantamientos, de seguro te conoces uno para evitar que me de cuenta que estás fumando – agregó en voz alta pero sin despegar su vista del libro.

La puerta del baño se abrió y la alta figura de Antonin se apareció en el umbral; recargó un hombro en el marco de la puerta, observando a su novio entre el humo.

- Comienzo a acostumbrarme al hecho de que me ocultes cosas – susurró hirientemente Severus, sin mirarlo, mientras daba vuelta la hoja.

Antonin chasqueó su lengua y largó el humo por sus fosas nasales, sin despegar sus ojos del gesto adusto en el rostro de su prometido.

- No fumo en el baño para ocultarme de tí – comenzó a decir con voz grave – lo hago para no molestarte, mi amor – largó con cierta burla.

Severus captó el tono y clavó sus negros ojos en los de Antonin, frunciendo su ceño.

- ¿Entiendes la mierda en la que estás metido y casi me metes a mí? – dijo entre dientes mientras entrecerraba sus ojos incisivamente y sentía un súbito calor en el rostro - ¡Un Imperius, Antonin! ¡Un maldito Imperius! ¿A quién? ¿Me lo dirás? – gritó mientras dejaba el libro a un lado con violencia y se incorporaba de la cama, exasperándose al observar que Toni ponía sus ojos en blanco y le daba una calada larga al cigarrillo.

- Lo que hicieron no es legal – concluyó el muchacho más alto – Dumbledore falló a su palabra; él no confía en mí y al fin de cuentas quiere que lo sepa.

Severus abrió su boca consternado y frunció aún más su ceño.

- Ese no es el punto... intentan encontrar una conexión con... con lo que le pasó a tu familia - dijo entre dientes acercando su rostro al de su novio - ¡Y apaga ese puto cigarrillo! ¡Ya no quiero que fumes aquí dentro! – de la varita de Severus un chorro de agua salió despedido, empapando la mano, la remera y el pantalón de Antonin, apagando el cigarrillo de inmediato.

Toni no pudo ahogar una carcajada y negó mientras mordía su labio inferior.

- Te felicito por el Aguamenti sin conjuro – susurró mientras observaba con un gesto divertido el rostro furioso de su futuro esposo – Ya te dije que no tuve nada que ver con lo que pasó con mi familia – agregó mientras tragaba saliva – Y por cierto, Severus... te ves aún más hermoso cuando te enojas.

- ¡Vete a la mierda, Antonin! – gritó Severus sobre el rostro de su novio - ¡Me tuvieron dos horas en el maldito despacho del Director preguntándome por qué demonios tu varita escupía Magia Oscura! ¿Y adivina qué? Entre toda la mierda que estuviste haciendo el verano, observaron que conjuraste un Imperius sobre una persona – agregó sin tomar ni un poco de aire, mientras observaba cómo el gesto divertido en el rostro de su amante se iba transformando en uno muy serio - ¿Sobre quién coño conjuraste ese maleficio y por qué carajos lo hiciste?.

Antonin juntó sus labios y frunció su ceño.

- Lo arrojé sobre un tipo – largó con agresividad – y porque me lo quería follar sin que ningún estúpido sentimiento se le cruzara por la cabeza – escupió para luego largar el aire contenido y taladrar a su novio con sus penetrantes e imperturbables ojos negros – Y claramente lo hice a mi manera ¿comprendes? Yo si sé separar las cosas.