Habían hecho el amor hasta la saciedad, se habían entregado en cuerpo y alma hasta ser un solo corazón, hasta ser una sola piel.
Recostado en la cama, Dominic miraba con adoración a aquella princesa de ojos color marrón que lo amaba incondicionalmente. Acarició su larga y rizada melena, y ella le sonrió apoyándose en su pecho.
— ¿Qué pasa, Dominic? ¿No puedes dormir? —Lo besó—.
—No, linda, no tengo sueño.
— ¿Tienes hambre?
—Sí, pero no de comida, pequeña.
—Dominic —lo pellizcó—, ha sido suficiente hoy.
—No pensaste eso cuando estabas ebria la noche del desfile. De hecho, se podría decir que abusaste de mí —bromeó—.
—Dominic —le dio una palmada en el pecho y se abrazó a él—.
— ¿Qué voy a hacer contigo, pequeña?
—Amarme.
—No, eso ya lo hago. Te amo más que a nada en el mundo.
—Dominic, ¿confías en mí?
—Sí, pequeña, confío plenamente en ti.
— ¿Puedo entonces hacerte una pregunta?
—Claro, linda.
— ¿Qué pasó hoy en tu oficina? ¿Por qué estabas tan mal?
—Pequeña, yo... estaba cansado —mintió—, eso es todo.
—Dominic, eso era más que cansancio. Necesito saber qué te pasa. No me gusta verte así. Confía en mí, por favor —lo miró—. Tenía razón, tal vez era mejor contarle la verdad, confiar en ella y salir de esto de una vez. Tal vez era mejor ya no cargar con toda la culpa.
—Está bien, pequeña, hablemos, pero primero un café, ¿vale?
—Está bien —se vistieron y bajaron hasta la cocina. Hoy le contaría todo y esperaba con ansias que ella lo comprendiera—. Bien, Dominic, dime.
—Pequeña, primero necesito que me hagas una promesa.
— ¿Cuál, Dominic?
—Prométeme que jamás te alejarás de mí.
—Lo prometo, Dominic.
—Lo que te voy a contar tiene que ver con mi accidente y contigo, y necesito que por favor escuches detenidamente todo lo que voy a decirte. Pero, sobre todo, tienes que prometerme que Krubscabia no se enterará de esto.
—Te lo prometo, Dominic.
—Hace 11 años, cuando tuve el accidente, mis padres y yo volvíamos de una reunión. Me había quedado dormido en el asiento de atrás. Tenía 24 años y estaba estudiando un máster en economía. Sentía que podía comerme el mundo, lo tenía todo: riqueza, familia, amigos, una novia que decía amarme —recordó con nostalgia—, pero todo cambió aquella noche. Desperté sintiendo las llamas quemar mi cuerpo. El golpe había sido muy fuerte; había matado a mi madre y al desgraciado de mi padre —dijo lleno de rabia—. Salí como pude del auto y me quedé inconsciente hasta que alguien reportó el accidente y los de emergencias me encontraron.
—Dominic, no deberías hablar así de tu padre.
—No lo entiendes, Aileen. Todo, todo lo malo que he vivido ha sido culpa de ese hombre miserable. Él es el culpable de todas mis desgracias. Estuve 3 meses en el hospital, sufriendo dolorosos tratamientos para curar las heridas, aunque hubiera preferido morir en el accidente.
—Dominic, no digas eso. La vida es un regalo muy preciado. Tuviste otra oportunidad.
— ¿Oportunidad? Por favor, Aileen, mírame, ¿en serio crees que esto es vida? Todos me abandonaron. No hubo un solo día en que no me despertara deseando haber muerto. Me odiaba cada vez que me miraba al espejo, pero no podía darme el lujo de echarme a morir; tenía que responsabilizarme de mi hermana. Volví a la empresa, pero no permitía que me vieran. Estaba harto de las murmuraciones de la gente. Con el tiempo, me fui dando cuenta de que la empresa tenía desfalcos. Mi padre tenía varias deudas por apostar y los acreedores no tardaron en aparecer. Luego de un año, y con la empresa apenas queriendo salir de la crisis en la que mi padre la había dejado, un investigador de la policía llegó. Había estado investigando el accidente, había recogido varias pruebas, y llegó a la conclusión de que el accidente en realidad había sido planeado.
— ¿Eso quiere decir que los que provocaron el accidente eran la gente a la que tu padre le debía dinero?
—No, ojalá hubiera sido eso.
—Entonces, ¿quién fue?
—Fue mi padre —la miró llena de sorpresa por lo que le había dicho. ¿Su padre? ¿Él le había hecho eso? ¿Pero qué clase de ser humano es capaz de hacerle eso a su propio hijo? Pero era verdad. El señor Campbell había planeado matar a su esposa e hijo para cobrar los seguros de vida, así cubrir sus deudas y quedarse con la mayor parte de las acciones de la empresa. Pero todo había salido mal. Al final, fue el primero en morir, llevándose varios secretos a la tumba, secretos que Dominic terminó por descubrir después y que lo llevaron a conocer a Aileen—.
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Siempre Es De Noche [COMPLETA]
Romance¿Amor?, ¿qué significaba esa palabra?, tal vez lo era todo y nada a la vez, resultaba increíble lo mucho que las personas anhelaban encontrar a ese alguien, que pudiera encajar a la perfección en aquel sentimiento, que nadie había visto, pero del qu...