Capítulo 18

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DOMINIC

La noche parecía eterna. Habían calentado una pizza para comerla mientras veían una película. Por primera vez en muchos años, alguien estaba sentado a su lado. Las risas de Aileen retumbaban por toda la casa, esa casa que siempre tenía un sepulcral silencio.

— ¿Vive más gente en esta casa, señor Dominic?

—No, antes vivía Krubscabia, pero desde que conoció a ese bueno para nada, se fue a vivir con él.

— ¿Se mudó a su casa? —Preguntó—.

—No, ella compró una casa y se llevó al fracasado ese para que viviera ahí.

— ¿No le agrada para nada, verdad? —Lo cuestionó—.

—Él no es para ella; está cometiendo el peor error de su vida.

—Puede ser que sea así, señor, pero es ella quien tiene que darse cuenta de eso. —Comentó—. Sabe, mi madre siempre decía que cuando alguien se enamora, se ciega completamente y no hay nadie en el mundo que le quite la venda de los ojos, nadie excepto la misma persona que lo tiene así.

—Tu madre es una mujer sabia, Aileen. ¿Vives con ella?

—No, ella se casó y se fue con su esposo, pero nos vemos todos los fines de semana. —Manifestó bebiendo algo de soda—.

— ¿Y tu padre?

—Nunca lo conocí.

—Lo siento. —Se disculpó—. No debí preguntar.

—No tiene por qué disculparse, para mí no tiene importancia. —Respondió—.

— ¿Te gusta el pan? —Inquirió tratando de salir de la situación incómoda en la que se había metido—.

AILEEN

Lo miró y echó a reír al escuchar tal pregunta. Era obvio que trataba de cambiar el tema y era una forma divertida de hacerlo.

—No, no me gusta el pan. —Le confesó—.

— ¿Lo dices en serio? ¿Por qué no? —La miró incrédulo de sus palabras—.

—No lo sé, solo no me gusta. —Se encogió de hombros—.

— ¿Es porque engorda? —Preguntó él.

—No. Sabe, desde pequeña siempre he tenido el don de comer todo lo que se me antoje y no engordar.

—Debes ser la envidia de muchas mujeres.

—Lo dudo. Todos esos premios —señaló hacia una estantería en la que se encontraban trofeos y diplomas—, ¿son suyos?

—Sí.

—Debe ser fantástico tener tantos trofeos.

— ¿Tú no tienes trofeos?

—Sí, uno. Lo gané en un concurso de comer sandías.

— ¿Concurso de comer sandías? —Exclamó divertido—.

—Sí, fue un buen día. —Recordó—.

Pasaron horas conversando frente al televisor, conociéndose un poco más. En apenas una noche, ya se había enterado de que Aileen era una fanática a morir de Fujii Kaze y Bruno Mars, aunque le había dicho que Amy Winehouse y Michael Bublé también entraban en su lista de artistas favoritos. Le gustaba leer y amaba a los animales. Y cuando se enfadaba, le daba por cocinar un platillo en especial; no le reveló cuál era, prefirió guardárselo como un secreto. Se consideraba una amante del café y de los dibujos animados, le gustaba ver Bob Esponja, Arnold y muchas otras series más, su película favorita era Patinando a la Gloria de Will Ferrel y amaba la serie coreana El Juego De La Muerte.

DOMINIC

El reloj había marcado las tres de la mañana y Aileen al fin había cedido al sueño. La cargó en sus brazos cuidadosamente para que no despertara y la dejó en la habitación de su hermana Krubscabia para que descansara.

Se paró en el umbral de la puerta y la observó por un breve momento, encantado con su belleza. Su pelo se esparcía por la almohada, cubriéndola, y hacía pucheros como una niña, señal de que estaba soñando. Miró sus labios, esos labios que por poco había besado y que ahora mismo se reprochaba no haberlo hecho. Pero no podía engañarse: el que Aileen se portara amable con él no significaba nada. En los meses que llevaba conociéndola, se había dado cuenta de que su personalidad era así, amable y dulce con quien trataba, y eso la hacía especial a sus ojos. Aunque eso no le quitaba el querer atreverse a algo más con ella, creando así un conflicto. Temía dañar esa bonita relación de amistad que empezaba a nacer entre los dos, pero aun así lo intentaría. Ya sabía cómo hacerlo: se la llevaría a Hawái.

Siempre Es De Noche  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora