Capítulo 23

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AILEEN

Sintió que todo a su alrededor desapareció en ese momento. Tenía los labios de Dominic tan aferrados a los suyos que el único aire que respiraba era el que él le daba. Llevó sus manos hasta sus mejillas para corresponder el beso, pero este la alejó al sentir que tocó la máscara que le cubría la mitad del rostro, dejándole ver lo mucho que le afectaban sus inseguridades.

DOMINIC

La miró entre la desesperación y el remordimiento, desesperación por besarla de nuevo, remordimiento por haberlo hecho. Su cabeza era un infierno de pensamientos en ese momento. La dejó sin decir nada y se alejó de ahí lo más rápido que pudo, no estaba listo para hablar de lo sucedido.

AILEEN

"¿Qué había hecho mal?, ¿por qué se había ido?" Trató de normalizar su respiración. Aún no se creía lo que había pasado. Quiso ir tras él, pero Krubscabia apareció en el lugar, haciendo que se abstuviera de hacerlo.

— ¿Alcanzaste a mi hermano?

— ¿Qué? —preguntó reaccionando—.

—Que si alcanzaste a mi hermano —volvió a preguntar—.

—No. —Mintió—, no lo alcancé.

—Bueno, entonces será mejor irnos al hotel, mañana salimos temprano.

—Sí, será mejor irnos.

Se dirigieron al hotel para dormir, pero no pudo. El beso que Dominic le había dado la tenía confundida. ¿Acaso le gustaba? Sonrió y abrazó la almohada como una tonta quinceañera. Aún no entendía muy bien por qué se había ido, pero esperaba que lo pudieran hablar.

DOMINIC

Tomó su ropa y la empacó en la maleta. No esperaría a irse con ellas, no quería darle explicaciones a Aileen. Estaba tan furioso por lo que pasó, que prefirió no esperar. Estaba seguro de que había arruinado la amistad que empezaba a haber entre ellos dos, pero no pudo evitarlo. Esa pequeña de ojos marrones y labios rosa lo había embobado con esa mirada dulce y con su forma de ser tan encantadora. Deseó tanto en ese momento que ese beso fuera eterno. Eran tantos los años que llevaba sin besar a una mujer, tenía sexo, sí, pero todo con mujeres a las que les pagaba por favores sexuales, mujeres a las que jamás besaba o acariciaba.

Salió del cuarto y se dirigió hasta la habitación de Aileen. Quiso golpear la puerta, pero terminó por arrepentirse. A las dos de la madrugada ya estaba en el aeropuerto esperando el avión que lo llevaría de nuevo a Nueva York. Necesitaba huir de ella para aclarar sus sentimientos y encontrar la manera de arreglar el error que cometió con ella.

Sus inseguridades le habían impedido volver a enamorarse, convirtiéndolo en un tipo solitario y sin sentimientos, o al menos eso pensaba él. Pero ahora que había besado a aquella chica de cabello rizado, los demonios de su pasado lo ponían en duda y mil escenarios se le presentaban. Uno era que tanto a él como a Aileen les gustara el beso, otro era que ella no lo viera más que como un amigo, y el peor de todos era que Aileen se aprovechara de la atracción que él sentía por ella para tener algún beneficio económico. Le había pasado con Candy, la chica a la que conoció tiempo después de que su novia lo dejara, le había hecho creer que sentía algo por él, pero al final todo fue un engaño para conseguir algo de la fortuna que él tenía.

—Señor, el avión está listo —avisó una de las azafatas—.

—Gracias —contestó tomando sus maletas y echando una última mirada atrás. Lo que había pasado ahí marcaría un antes y un después entre ellos dos—.

Siempre Es De Noche  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora