Capítulo 14

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AILEEN

Era viernes, y estaba tan cansada, que solo quería que el día terminara para ir a casa. Sentada frente a Dominic, Aileen observaba cómo su jefe tecleaba y tecleaba en el computador; era muy profesional y le gustaba que todo se hiciera a la perfección.

Resultaba extraño, pero en ese par de meses que llevaba como asistente de Dominic, era poco lo que hablaban. Él siempre se mostraba hermético y no lograba entablar una conversación que durara más de uno o dos minutos.

Le gustaba su mirada, ese azul de sus ojos impactaba, y aunque siempre tenía el gesto serio, le parecía un hombre encantador. ¿Tenía una máscara que le cubría la mitad del rostro? Claro que sí, pero eso no hacía que dejara de verse apuesto, más bien le daba un toque de misterio y lo hacía muy llamativo para ella.

— ¿Pasa algo? —Preguntó Dominic en tono serio al ver que ella lo observaba—.

— ¿Usted siempre es así?

— ¿Disculpa?

— ¿Que si usted es siempre así? —Volvió a preguntar—.

— ¿Así cómo? —La cuestionó—.

—Serio, no sonríe ni habla mucho.

— ¿Y por qué he de hacerlo?

—La vida es hermosa. —Respondió—, los motivos para sonreír sobran.

—Pues yo no los tengo. —Dijo con desdén—, y ahora déjame trabajar, por favor.

—Sabe. —Continuó Aileen—, es imposible mantener una conversación con usted, casi no sé nada de su vida, o de qué le gusta, o qué no. Me gustaría saber más de usted.

—Eres mi asistente, Aileen, trabajas para mí. —Le dejó en claro—, no eres mi amiga, no tienes por qué saber nada de mí, y ahora te agradecería que me dejes trabajar. —Repitió, volviendo sus ojos al computador—.

Lo miró algo incómoda por la situación y sintió que los colores se le subieron al rostro al escucharlo hablar de esa manera. Pero tenía razón, ella solo era su asistente, no su amiga. Aun así, no pudo evitar sentirse mal por ese comentario.

Su amigo Gab siempre le había dicho que era una chica dulce, y lo era. Le gustaba tener una relación amena con quien la conocía; había sido así con Krubscabia, pero obviamente no sería igual con Dominic.

—Lo siento, señor. —Se disculpó avergonzada—, permiso. —Dijo levantándose y caminando con dirección a la puerta para regresar a su escritorio—.

— ¡Diablos! —Maldijo Dominic a sus adentros al verla salir de la oficina. Él siempre controlaba sus palabras y se medía en lo que decía, pero con Aileen era diferente. Ella lograba ponerlo nervioso hasta cierto punto; es lo que había pasado en ese momento. El darse cuenta de que lo observaba hizo que reaccionara diciéndole lo que le dijo. Le gustaba su compañía y oírla hablar. Aileen era una chica muy agradable a sus ojos y a veces lo hacía sentir estúpidamente como un adolescente.

La llamó por el intercomunicador para que bajara al auto. Habría una reunión en una de las franquicias y la necesitaba para que entregara la información. La vio aparecer y esperó a que entrara para pedirle una disculpa, pero no pasó. Esta vez, Aileen se subió junto al conductor y no junto a él como hacía siempre.

Siempre Es De Noche  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora