Capítulo 26

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AILEEN

Lo miró con los ojos desbordados en un llanto que pugnaba por salir. Era la segunda vez que alguien la humillaba; Robert había sido el primero y ahora Dominic lo hacía también.

—No sé qué le hayan dicho de mí. —dijo conteniendo la rabia—, ni cuál sea mi reputación aquí en la empresa, pero de algo sí puede estar seguro, y es que yo no tengo precio. Si usted cree que puede venir y tratarme de esta forma por el simple hecho de tener dinero, está muy equivocado. Yo tengo dignidad y mi dignidad no está en venta.

DOMINIC

Supo que se había equivocado cuando la vio salir hecha un mar de llanto. La quiso seguir, pero no se atrevió a hacerlo; no quería que los empleados lo vieran y al final terminó comportándose como un simple cobarde.

—Maldición. —se reprochó a sí mismo, botando todo lo que se encontraba en su escritorio—, había sido un completo idiota.

AILEEN

Salió sintiendo un nudo que le oprimía la garganta. Trató de mantener la calma, pero se dejó derrumbar cuando subió al taxi.

—¿Se encuentra bien, señorita? —preguntó el conductor al verla en ese estado, pero no logró responder; el llanto no se lo permitía. Sacó un pañuelo y se lo ofreció para que se secara las lágrimas.

—Gracias. —respondió entre hipidos.

—No sé qué le hayan hecho, señorita, pero le aseguro que si yo fuera su padre, me encargaría de hacerle pagar todo ese llanto al culpable.

Le sonrió en forma de agradecimiento antes de bajarse del taxi y subió hasta el departamento, pensando en lo que el conductor le había dicho: "si yo fuera su padre". Durante toda su niñez y adolescencia, Aileen siempre soñó con tener a su padre. La familia de Gab siempre la hizo sentir como una más de la familia, pero ella siempre quería más; necesitaba a sus padres y, aunque siempre repetía que los odiaba, fantaseaba con haber tenido una madre a la que contarle sus secretos o un padre que la defendiera cuando algún tonto intentara sobrepasarse con ella, pero eso nunca pasó.

Entró en el departamento con Gabriel siguiéndole los pasos; aún no había ido a trabajar y ver el estado en que llegó la preocupó mucho.

—¿Qué pasa, linda? ¿Por qué estás así? ¿Qué te han hecho? —la llenó de preguntas.

No contestó; se limitó a mirarlo con los ojos llenos de tristeza y lo abrazó buscando algo de alivio. Pasó mucho tiempo antes de que dejara de llorar y se quedara dormida. Gabriel había preferido no seguir con el interrogatorio; ya habría tiempo para que le cuente qué fue lo que pasó, por ahora era mejor que descansara.

En la oficina, Krubscabia le había dado una reprimenda digna de una madre a Dominic. Él era el hermano mayor, pero había sido ella quien lo puso en su sitio tras enterarse de lo ocurrido con Aileen. Ahora mismo se dirigía en su auto hasta donde estaba ella para tratar de arreglar lo que había hecho su hermano. Golpeó la puerta y un simpático chico le abrió; no sabía bien quién era, pero lo reconocía de la vez que estuvieron en el aeropuerto.

—Buenos días. —saludó extendiendo su mano a un joven que la miraba encantado.

—Buenos días.

—Estoy aquí porque busco a Aileen. ¿Ella está?

—Sí, se ha quedado dormida. ¿Tú eres?

—Mucho gusto, mi nombre es Krubscabia. —se presentó—, soy la antigua jefa de Aileen; ella trabaja ahora para mi hermano.

—¿Sabes qué le ha pasado?

—Sí, me temo que ha habido un malentendido.

—¿Un malentendido? ¿A qué te refieres exactamente?

Siempre Es De Noche  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora