Capítulo 40

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   POV CHRISTIAN

Estoy sentado en mi sillón, detrás del escritorio. Acabo de llegar a mi edificio, y ya estoy preocupado por Anastasia. La conozco y sé que ella va a meterse en problemas. Dudo que mantenga quieta su lengua viperina.

La puerta se abre repentinamente y aparece Ross Bailey.

— Buenos días Christian, Andrea, me dijo que estabas aquí... Necesito hablar contigo.— Me dice Ross, un poco urgida

— Buenos días ¿Que ocurre?—

— ¿Recuerda que me pediste que le busque otro hogar a Anastasia Steele?— Dejo de respirar momentáneamente mientras el corazón se acelera

— Si, pero no te preocupes... Ya nos estamos llevando mejor. — Sonrío

— ¿Cómo?— Pregunta sorprendida mientras se sienta en el sofá de piel en forma de L

— Ya no le busque otro hogar a Anastasia, yo me encargaré de ella en los casi seis meses que quedan.

— Christian... Yo ya hablé con el juez, el accedió a cambiar a esa joven de casa.

— ¡¿Que?! ¡¿Por qué no me consultaste que ibas hablar con el juez?! — Maldición Ross ¿Que has hecho?

— Pero si tú me lo pediste, sólo querías deshacerte de Anastasia. No te entiendo, deberías estar feliz ¿No? Ella ya no va estorbarte.

— Escúchame Ross, — le digo con tono amenazante— vas a decirle a ese juez que Anastasia está muy bien conmigo, incluso hoy empezó ir a la escuela, y no es cualquier escuela, es el colegio más caro y exclusivo de Seattle.

— No te entiendo, querías deshacerte de ella y ahora ya no quieres ¿Qué te hizo cambiar de idea?— Frunce el ceño, pero a ella no le forma esa linda V que le sale a Ana cuando frunce el ceño.

— No voy a dejar que esa joven vaya a parar quién sabe con que degenerado, y tú vas a ir inmediatamente a decirle al juez que Anastasia Steele, no podía estar en mejores manos que las mías— no quería alterarme pero fallo estrepitosamente.

— Christian, yo no puedo ir y decirle una cosa el juez y luego decirle otra... Jodiste demasiado para que saque a Anastasia Steele de tu vida y ahora como si nada cambias de opinión ¿Que te sucede?— Pregunta exasperada.

Sucede que me enamoré.

— No quiero que esa joven siga sufriendo, quiero ayudarle a cumplir sus sueños ¿Es malo querer ayudar?

— Por supuesto que no, pero el juez ya tomó la decisión.

— Escúchame bien, vas a ir a ese juez y vas a decirle que no puede andar cambiando a Anastasia como si fuese un objeto. No lo permitiré Ros, así que levántate de ahí, mueve tu trasero y ve a exigirle a ese maldito juez que no voy a permitir que alejen a Ana de mi—menudo discurso Grey

Ross abre los ojos como platos

— ¡Oh por dios!— Chilla alborotada

— ¿Qué?

— ¡Te enamoraste de ella!

— ¿Qué?... Claro que no.— No lo voy a reconocer, creerá que soy pedófilo

— Mientes fatal— pensé que mentía mejor

Ross se levanta del sofá

— Veré que puedo hacer para que te quedes con tu enamorada, pero esto no puede saberse... Podrían acusarte de pedofilia.

— ¡Crees que no lo sé!— Tonta

— ¡Ajá! Lo estás reconociendo. Te enamoraste de ese joven rebelde—

Anastasia; Mi Dulce DesafíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora