Capítulo 59

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   POV ELENA.

Siento arder mi bello rostro. No entiendo este ardor, si siempre uso las mismas cremas. Incluso siento los ojos picarme.

Maldición, ¿Por qué está ardiendo? Es como si le hubiese echado salsa picante a mi hermoso rostro.

Me maquillo y el ardor continúa. Definitivamente tendré que lavarme la cara, el ardor es insoportable.

Joder ¿Acaso me han vendido las cremas caducada? Si eso debió ser, pero ahora no tengo tiempo para pensarlo. Más tarde presentaré un reclamo formal a la compañía por estar vendiendo productos caducados.

Me he maquillado nuevamente, Afortunadamente mi rostro ya no arde, pero tuve que lavarlo con abundante agua.

Me he vestido con un fino y elegante vestido color negro.

Voy a reunirme con mi ex marido Timber Lincoln, y después iré a buscar a Christian

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Voy a reunirme con mi ex marido Timber Lincoln, y después iré a buscar a Christian. Quiero asegurarme que está olvidando a la mocosa. Reconozco que la subestimé. Nunca imaginé que Christian iba enamorarse y mucho menos de una mocosa tan insignificante. Reconozco que fue una sorpresa muy desagradable, pero me aseguraré que no vuelva suceder aún asi tendré que tener los ojos muy abiertos. No quiero que Anastasia y Christian se reconcilien. He estado pensando que voy a buscar a una sumisa para Christian, un hombre como él no puede estar mucho tiempo sin sexo. No sé si realmente él follo con la bastarda, tal vez si lo hizo o tal vez no. Ahora mismo no importa. Ellos ya no están juntos y no lo estarán nunca más.

He llegado hasta una lujosa cafetería.

— ¿Desea algo de beber?— Me Pregunta el camarero cuando me siento en la mesa.

Para variar Linc, no ha llegado. Ese maldito siempre fue impuntual. Nunca llegaba a la hora que decía, siempre llegó atrasado. Era tan aburrido, sólo era un presuntuoso estúpido que le gustaba mostrarme cuando le convenía, el mayor tiempo estuve sola durante nuestro matrimonio. Sé perfectamente que no me fue fiel, pero bastó que supiera que yo tenía a Christian, para enfurecerse y darme una paliza. Faltó poco para que me mate.

— Un café... Sin azúcar— le digo al camarero

— ¿Algo más?

— Nada más.

Juego con mi anillo de diamantes que tengo en el dedo.

Timber se está demorando mucho. Hoy después de mucho tiempo nos reunimos, accedí verme con él, sólo por qué quiero llegar a un acuerdo con respecto a nuestro divorcio. Yo quiero el setenta por ciento de su patrimonio, es lo mínimo que me merezco después de tantos años de tener que aguantarlo.

— Buenos días Elena— alzo la mirada

Ahí está parado el maldito, frente a mi. Mirándome con sus impenetrables ojos.
  

  

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Anastasia; Mi Dulce DesafíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora