Capítulo 41

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      POV  ANASTASIA

Llegamos al ático y Christian se ve intranquilo. ¿Estará bien?

— No me porté tan mal— le digo tratando de distraerlo de lo que sea que le molesta.

Él esboza una sonrisa y relaja su semblante. Se quita la americana y comienza a remangarse la camisa, se acerca a mi sin tocarme.

Dios este hombre es demasiado sensual. Con sólo mirarlo me excito.

— Pero no te portaste bien ¿O sí?— Replica con voz suave y sin dejar de mirarme

— Digamos que le dí una lección a una zorrita con aires de grandeza... Pero nada de qué preocuparse— trato de sonar convincente, aunque no sé si lo sea.

Pasamos por el vestíbulo tomados de la mano y él sonríe más relajado.

— Es imposible contigo — dice fingiendo indignación— para la próxima te pediré que te portes mal.

— ¿Algo así cómo psicología a la inversa?

Llegamos al salón y el suelta mi mano.

— Sí... Algo así— me responde con una sonrisa irónica.

Me dejo caer encima del sofá y Christian se sienta a mi lado.

— Debo decirte algo y créeme no me siento cómodo.

— Escupelo.

El me recorre todo el cuerpo con la mirada deteniéndose en mis piernas.

— Te ves muy sensual...— dice en un jadeo.

¡Ay dios! Siento las mejillas teñirse de rojo, debo parecer el manifiesto comunista. Él cree que soy sensual. Me incorporo lentamente sobre el sofá y lo miro.

— Quiero decir... Con este uniforme de la escuela te ves sexy—  ya basta Grey, no sigas.

Se acerca más a mi y pone la mano en mi rodilla. Veo como sus ojos oscurecen y se acerca más a mi.

— ¿Por ... Por qué no es cómodo?— balbuceo con nerviosismo, y a la vez con ansiedad.

Su mano sube hacia arriba, obligándome abrir las piernas.

Estoy empezando humedecerme.

Su mano se detenía en el muslo, donde empieza la ropa interior. ¡Tócame Grey!

— Me gusta el encaje de tus bragas— susurra con voz ronca mientras roza mi ropa interior con los dedos.

— Sólo llevo puesto una bragas... No varías, cómo para que digas «tus» bragas— Estoy caliente.

Por favor Grey tócame. ¡No puedes torturarme!

Él se pone de pie y toma mi mano, tira de mi para ponerme de pie y me da suaves besos en toda mi cara, a la vez que con sus manos me sostiene de la cintura y me acerca a él para sentir su erección.

—Te deseo, Anastasia... Y este maldito uniforme me fascina... Quisiera tomarte una y otra vez con el puesto, y después también sin el...— me dice entre jadeos y besos.

Yo sin poderme resistir lo sostengo de las mejillas y lo beso. Quiero que lo haga. Lo necesito con urgencia, pero no me salen las palabras.

El responde a mi beso y sin apartarnos me lleva de camino a su habitación.

Al entrar en la estancia, cierra la puerta y se aparta de mí lentamente, comienza a quitarse la camisa y vuelve a mí para devorarme a besos. A la vez, desabotona mi blusa y me quita la corbata, y después mete la mano bajo mi falda para quitarme la licra y las bragas, las baja hasta el muslo y se aparta para llevarme a la cama.

Anastasia; Mi Dulce DesafíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora