Capítulo 15.

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Las respiraciones de ambas se agitaron al mismo compás. De pronto la directora sintió miedo y en seguida la abogada lo notó en sus ojos. Bajó la mirada.
Vanesa: Malú, tranquila... si me dejo es porque me apetece y ahora mismo no puedo tener más ganas- actuó ella acariciándole la cara con las dos manos. Colocó las manos de Malú en sus piernas de nuevo y no dudó en besarla. Fue intenso desde el principio. Estaba besando a una mujer. Y le gustaba. Llevó una de sus manos a la nuca de la empresaria y pegó su pecho aún más al suyo. Malú abandonó pronto las piernas y la ayudó apretándola del culo contra ella.
Realmente su boca sabía mejor de lo que esperaba. Es como si llevase dedicándose a besar toda su vida. Malú quiso dejar desnuda a la que estaba siendo su cómplice en este momento, y ella hizo lo mismo. Se quitaron la ropa sin torpeza, con ganas, se entendían a la perfección.
La directora dejó a Vanesa únicamente sobre uno de sus muslos, sentada, y aún agarrándola del culo, comenzó a moverla despacio, aumentando el ritmo según se lo iban pidiendo los gemidos de la abogada. Atacó su cuello y mientras tanto recibía las uñas de Vanesa en su espalda, quien cogió rápido el ritmo de Malú y las dos parecían bailar.
Malú: Quiero... - cogió aire- quiero salir del agua-
En menos de veinte segundos estaban fuera. Puso a la letrada mirando a la pared y agarró sus dos manos por detrás de la espalda. Comenzó a comerle el cuello, la oreja, y con ella vino la nuca. Dejó pequeños mordiscos que a Vanesa le hicieron sentir un escalofrío por todo el cuerpo.
Llevó sus dedos a su pecho, y los tocó a su antojo mientras le mordía los hombros. Bajó poco a poco a su sexo y con poco cuidado hizo que los jadeos de la abogada fueran más altos. La movió de nuevo hasta el borde del jacuzzi.
Malú: Apóyate, ten cuidado- Vanesa, obediente, puso sus dos manos abiertas en el borde. Sujetándose. Malú de un pequeño toque en un pie, le abrió las piernas y deprisa besó de nuevo su espalda- Perdón por esto pero no me aguanto más- le susurró en la oreja y de golpe se introdujo con tres dedos dentro de ella. No le costó en absoluto.
Con una mano se movía libre por Vanesa. Con la otra era libre por su propio cuerpo. Los gemidos aumentaron una vez más y Malú aceleró el ritmo yéndose también con ella.
Fue ya en la cama cuando se puso a horcajadas de la abogada. Ésta le tocaba el culo y le comía el pecho sin vergüenza. Joder, la volvía loca. De un empujón la tumbó en la cama y agarró con fuerza sus muñecas por encima de la cabeza. Iba a comerla de nuevo. Pero esta vez de arriba a abajo. Comenzó sutilmente por la boca, aumentando la intensidad. Una mano se le fue a la parte más íntima de Vanesa. Le era inevitable. Bajó lamiendo su cuello y por fin aquel escote que días antes deseó besar como ahora. No imaginaba que le estuviese sabiendo así de bien. Que le provocase tantas cosas en el estómago. Se detuvo en el ombligo, mordiéndole con ganas su cadera, que no podía parar quieta moviéndose buscando algo para saciarse.
La abogada la cogió del pelo y abrió las piernas dándole paso a la boca de la directora, que no quiso esperar más y comenzó a hacerla suya sin piedad. Después del tercer orgasmo con la boca que Vanesa sintió tan dentro, la empresaria se recostó encima de su cuerpo tratando de recuperar la normalidad de su respiración. No se cansaría de hacer esto a diario.
Malú: Qué tremenda estás, madre mía- hizo que la letrada se sonrojase.
Vanesa pasó casi cinco minutos disfrutando de su olor, de su silencio, de su peso sobre su cuerpo, haciéndole caricias en la cabeza. Por sorpresa, también eso le apetecía hacer con ella. Pero aún tenía ganas de más, de sentirse totalmente dentro. Con algo de fuerza consiguió darse la vuelta y ponerse encima de Malú.
Malú: Martín, que no son horas...- le dijo. Ella levantó su cabeza y miró el reloj. Las dos de la mañana. Volvió la vista a la empresaria y la encontró con los ojos cerrados. Ojalá todas las cenas de vino y charlas acabasen así- es tarde, tranquila... supongo que volveremos a vernos, tenemos tiempo para que me hagas todo lo que tú quieras-
Vanesa: Estás un poco cansada, ¿no?- sonrió casi sin quererlo pero no abrió los ojos.
Malú: Sólo un poco, y es que estoy tan relajada ahora... -
Vanesa: Ven, anda, recuéstate en mí- se tumbó boca arriba en la cama y Malú no tuvo más remedio que esconder su cabeza en el hueco de su hombro. Estaba encantada. Decidió darse dos minutos para ella, para pensar.
Se encontraba recostada en el pecho de una mujer con la que se acababa de acostar. Y para su sorpresa, estaba tranquila, se sentía en paz consigo misma, escuchándola respirar no tenía prisa. Su cuerpo necesitaba esto y su vida, aunque no lo quisiese reconocer, también.

Fue Vanesa la primera que se despertó. Con cuidado le dejó un beso en la cabeza a la empresaria, que aún dormía. Se levantó desnuda, con vergüenza y cogió la ropa que se pondría esa mañana. Un pantalón negro, una básica blanca que nunca falla y una chaqueta de cuero de los mismo colores.
Volvió a mirarla. Joder, se acababa de acostar con una mujer maravillosa y, además, le había encantado. No se lo creía. Lo preparó todo en una de las sillas frente a la chimenea. Le echó un vistazo. Se estaba apagando después de toda la noche, así que volvió a encenderla para cuando la directora se decidiera a levantase.
Se metió bajo la ducha caliente pero no aclaró sus ideas. Malú le atraía, sí... pero cierto era que le gustaban más cosas que su físico. Esa empresaria le ganó desde el primer momento. Joder, se ha tirado a una de las tías más multimillonarias del país. Y pff, qué bien lo hace.
De pronto la invadió un calor que le subía desde su sexo hasta la boca. No se asustó cuando la directora la abrazó por detrás.
Malú: Buenos días- le dio un beso en el cuello. La abogada instantáneamente sonrió.
Vanesa: Mmmm buenos días- se revolvió en los brazos de Malú y se dio la vuelta para besarla.
Malú: Perdón, pero te he imaginado dentro de la ducha y no he podido resistirme...- se pegó a ella y le dio otro beso- ¿Cómo has dormido?-
Vanesa: Muy bien, me he despertado con hambre-
Malú: Pues venga- le dio una palmada en el culo- ahora vamos a desayunar fuera si te apetece. Te invito yo-
Vanesa: Lo negociaremos... Tengo agujetas, eh ¿qué me hiciste anoche, cabrona?-
Malú: Mmm ¿te has rendido ya? - atacó de nuevo su boca- y yo que pensaba no parar... -
Esta vez fue la letrada quien quiso llevar el control. Puso contra la pared la espalda de aquella mujer que le encantaba. Malú gimió con fuerza al notar ambas manos de Vanesa en su sexo. Con una la masturbaba. La otra la introdujo dentro. La cogió con ganas, con deseo, con tanta locura que no se creía siquiera lo que estaba haciendo. Vino el primer orgasmo de la empresaria. Y cerca de tres minutos después, el segundo. Dejó libre una de sus manos para sujetarla por la cintura contra ella. Le temblaban las piernas.
Vanesa: Ahora sí, buenos días- se separó de ella y se limitaron a ducharse entre conversaciones amenas y miradas cómplices.

Se sentaron en una terraza y pidieron un par de cortados y algo de zumo. Ninguna tenía el cuerpo para comida. La empresaria se encendió un cigarro.

Vanesa: ¿Saldremos ya para Nueva York?-
Malú: En breve deberíamos salir si queremos descansar un poco antes de volver al trabajo mañana-
Vanesa: Pff, no hablemos de trabajo aún, por favor...-

Todas las mujeres que habitan en mí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora