Capítulo 33.

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Esta vez no le dio tiempo siquiera a cogerse un café en su despacho. El tiempo justo para coger los contratos de los ex empleados y tirar para la sala de juntas.

La abogada se quedó desayunando tranquila en el humilde apartamento de la directora de la revista. Llevaba un par de días rondándole en la cabeza la idea de iniciar un nuevo proyecto en solitario, dedicarse a la práctica privada durante un tiempo. Necesitaría un buen local donde instalar su bufete y clientes, que no duda que tendrá.
Se puso de pie y se fue al baño de la planta baja para hacerse algo en el pelo aún mojado. Su chica estaría comenzando la reunión ahora.
Salió de casa no sin antes dejarle un mensaje en el buzón de voz al mayor de los Sánchez, citándole si fuese posible, para el jueves por la tarde. Las deudas siempre se tienen que saldar cuanto antes.
Al llegar a la oficina, Marco le esperaba ya allí con un montón de papeles oficiales dispuestos a dejarse firmar. Como buena asesora de actividades comerciales, tenía junto a él y el resto del departamento jurídico, una reunión para redactar el acta y la certificación mercantil de los últimos negocios entre manos. 
Había quedado con Nora en el local de siempre para comer durante las dos horas libres de ambas. Estaba hecha un lío. Laboral y sentimentalmente.
Nada mejor que un copazo de vino francés y una conversación sincera e íntima con una amiga para solucionar el mundo.
Jamás había dudado de su futuro en la compañía, pero la tensión que notaba cuando entraba por la puerta todos los días, era inmensa. No trabajaba tan a gusto como hasta ahora, y eso era algo primordial para ella.

Nora: ¡Iago! Un tercio, por favor- la enfermera dejó su abrigo en la silla y se sentó a esperar a la abogada. El primer trago y Vanesa ya entraba por la puerta.
Iago: Bueno, bueno, ¡cuánto tiempo sin verte! no querrás una copita, ¿no?-
Vanesa: Por supuesto- le guiñó un ojo y se dirigió hacia su amiga, que sonreía y negaba con la cabeza- ¿y a ti qué te pasa?- le devolvió la sonrisa y le tiró una servilleta que encontró en la mesa.
Nora: Le tienes colado hasta los dientes-
Vanesa: Es lo normal- se rió, le sacó la lengua y se sentó frente a ella tras quitarse su blazer.
Iago: Francés para la más guapa del bar- le dejó la copa en la mesa y no tardó en darse cuenta de que él le miraba el escote con descaro. El moño y la camiseta de manga corta se lo pusieron fácil al hombre.
Vanesa: Gracias. ¿Te gustan?-
Iago: ¿Eh?- se miraron por un instante y la abogada devolvió la mirada hacia su pecho.
Vanesa: Pregunto que si te gustan, que veo que no puedes dejar de mirarlas- 
Iago: Perdón- él se sonrojó y en seguida abandonó a las dos mujeres.
Nora: Joder, Vane...-
Vanesa: ¿Qué?-
Nora: Tía, que le conoces desde hace años-
Vanesa: ¿Y qué, Nora? Una cosa es que le guste y otra que no me mire ni a la cara-
Nora: Bueno... a ver, cuéntame lo tuyo, porque no creo que no tengas nada que contarme- la abogada suspiró con ganas y le pegó un trago importante al vino.
Vanesa: Pf, tengo la cabeza en muchos asuntos-
Nora: ¿Malú?-
Vanesa: Y lo que no es Malú también, me está saturando todo- se apoyó en el respaldo de la silla, dejándose caer.
Nora: A ver, empecemos por el principio- ella también bebió un poco- ¿qué pasa con la empresaria? Os vi bastante bien en casa el otro día, ¿ha pasado algo?-
Vanesa: No ha pasado nada malo, pero joder, me gusta mucho y no me veo en un futuro con una mujer-
Nora: Una pedazo de mujer- especificó.
Vanesa: Sí, bueno, me da igual una cosa u otra. No me veo presentando a una tía en casa, y no sé si esto tendría que ir hacia delante con todo el riesgo laboral que corremos las dos- la mirada se le fue hacia abajo.
Nora: Sinceramente, como tu amiga que soy- le cogió la mano para reconfortarla y la letrada subió sus ojos para mirarla- Me gusta para ti. Es una mujer formada, coherente, trabajadora y te quiere-
Vanesa: Eso no lo sabes-
Nora: Vanesa, no me toques los cojones. Claro que te quiere, y tú lo sabes mejor que yo. Se preocupa por ti, te invita a su casa, te cuida y se pone celosa a veces... no seas ciega- de nuevo resopló, aunque ahora más angustiada- ¿tú la quieres?- PUM, la pregunta que ella misma siempre ha querido evitar hacerse.
Vanesa: No lo sé, Nora...-
Nora: Amiga, ¿Cómo no lo vas a saber?-
Vanesa: Joder, porque no lo sé. Cierto es que estoy muy bien con ella, que me gusta que pasemos tiempo juntas, pero de ahí a quererla... no lo sé, nunca me ha pasado-
Nora: Quizás deberíais alejaros un tiempo, un par de semanas nada más y que las dos veáis si os echáis de menos-
Vanesa: Pues quizás sí...-
Nora: Bueno, apartemos a Malú. ¿Qué más te trae loca?-
Vanesa: Puede que deje la compañía- lo soltó sin que le temblase la voz. Miraba y revolvía el vino sin parar.
Nora: ¿Cómo? Vanesa, encajas mucho dinero en Brand & Cooper-
Vanesa: No me importa el dinero, Nora... tengo suficiente para mantenerme económicamente toda la vida, pero el director de la empresa me ha dicho que debería cortar lazos íntimos con Malú, que es la mayor competencia para mi empresa y me dieron a entender que ella podría aprovecharse-
Nora: ¿Y tú crees que lo haría?-
Vanesa: Qué va, es una muy buena directora. Le basta y le sobra con ella misma, pero ya no me siento tan bien trabajando para ellos...-
Nora: ¿Y qué planes tienes si lo dejas?-
Vanesa: Quizás montase mi propio bufete y me dedicaría a la práctica privada, no lo he pensado aún, estoy hecha un lío-
Nora: Cariño, tómate unos días para despejarte, toma distancia con Malú a ver cómo te sientes y dedícate al trabajo, a ver si realmente te llena-
Vanesa: Eso intentaré... cambiemos de tema, ¿qué quieres comer?- abrió la carta y ambas se dispusieron a ojearla.

Malú ya tomaba su cortado de media tarde y sin trabajo burocrático por hacer, decidió despejarse un poco buscando catering, lugar, decoración e invitados para la fiesta anual de Fraday Lorence que se celebraría pronto.
De nuevo más trabajo social que empresarial.
Encontró un hotel disponible para eventos a las orillas del río Hudson, ubicado en Tarrytown, bastante céntrico como para que la prensa pueda alardear de fotos. Era perfecto. Una buena publicidad por parte de éstos y la revista volvería a estar, un año más, entre las grandes empresas potencialmente económicas de la ciudad. Sería una forma espectacular de cerrar el año en Fraday Lorence. Decidió que este año sería cena y sobremesa, cuando todo terminase, prefería poder pasar la noche en buena compañía, aún debía invitar a su abogada. Hizo un par de llamadas y después de negociar el precio, consiguió alquilarlo para la celebración.
Cuando quiso ver la hora, las siete pasaban en el reloj de su despacho. Liam se había despedido desde la cristalera hacía ya un rato. Recogió su portátil, las llaves de la oficina, guardó bien la reserva del hotel y bajó al garaje. Mañana sería otro día.
Le sonó el móvil cuando entraba por la puerta de casa. Resopló al ver que era Johanna, la tipa jovencita de uno setenta con la que se acostó el mismo día de la gala benéfica del Greenwich. Colgó sin pensarlo.
Esa muchacha abordaba su intimidad constantemente, pero no le podía pedir más a una cría de veintitrés años.
Se preparó un té en la cocina antes de subir arriba a ponerse cómoda y llamó a Elliot para saber qué tal estaba su sobrina y preguntarle si la abogada Martín había contactado con él.
Elliot: Hola, cariño-
Malú: Hola- sonrió al escuchar la voz de su hermano.
Elliot: ¿Qué tal estás? Me ha dejado un mensaje hoy Vanesa, hemos quedado el jueves por la tarde para reunirnos- primera pregunta resuelta.
Malú: Sigue sus consejos, Elliot, por favor... es muy buena-
Elliot: Es muy buena y te gusta-
Malú: ¿Cómo?- se sentó en el sofá cruzando sus piernas con la infusión sobre la mesa.
Elliot: Que siempre me has negado que te gustan las mujeres, pero te conozco bien, y no has visto cómo miras a la abogada-
Malú: Bueno, no te he llamado para hablar de con quién me acuesto y con quién no- tan directa como siempre- ¿qué tal Emma?-
Elliot: Bien, acabo de sacarla del baño, le daré la cena ahora y a dormir que mañana tiene clase-
Malú: Podría ir yo a buscarla mañana, si tú quieres. Quizás te venga bien algo de tiempo para ti-
Elliot: ¿Sí? Sería perfecto-
Malú: Tranquilo, yo me acerco a por ella- le sonó una llamada entrante en el teléfono- Elliot, te dejo que me están llamando por la otra línea, ¡hasta mañana!- colgó y volvió a ver el nombre de Johanna en la pantalla. Decidió contestar la llamada pero de mala gana.
Malú: Johanna, ¿qué pasa ahora?-

Todas las mujeres que habitan en mí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora