Capítulo 50.

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Fue Vanesa la que se ofreció a conducir hasta la plaza. Estacionó en doble fila y bajó la ventanilla. No pudo evitar mirar a Malú mientras caminaba, aquel vestido corto de espalda descubierta le quitó el aire un segundo. Escuchó al empresario silbar a modo de piropo cuando se acercó la directora a él. Le entraron arcadas de repente. Supuso que la de la americana suspiraría y no se equivocó.
Malú: Tú dirás, Vila-
Joan: Buenas tardes, ¿no?- le fue a dar dos besos, a lo que ella contestó estirando su mano. Finalmente él la apretó con fuerza- Así que era verdad... ¿estás saliendo con la abogada de Brand & Cooper?- se quitó las gafas de sol para mirar el coche.
Malú: ¿Es acaso de tu incumbencia?- se cruzó de brazos. Estaba seria- ¿Me has hecho perder el tiempo para esto?-
Joan: No exactamente- se levantó del banco donde estaba sentado- Tengo una propuesta para ti-
Malú: Te escucho-
Joan: Rondan por ahí un par de fotos comprometidas tuyas y...-
Malú: Para. No vayas por ahí, Vila, nos conocemos. ¿Qué fotos?-
Joan: Pruebas de que realmente mantienes una relación con la abogada Martín-
Malú: ¿Qué buscas? ¿Dinero?- él negó con la cabeza.
Joan: Trabajo. Sé cómo hacer que tus clientes más conservadores no lleguen a verlas-
Malú: ¿Trabajo? ¿En mi empresa?- rió sarcásticamente- ¿Vas borracho?-
Joan: Yo no me reiría tanto, Sánchez...-
Malú: Joan, querido... no te interesa en absoluto tratar de chantajearme. Tienes mucho que perder aún, no lo olvides- frunció el ceño sin saber qué le quería decir la directora- ¿tengo que recordarte tus denuncias por acoso sexual? Yo misma hice que las pusieran- se acercó a ella más de lo debido. La abogada lo estaba viendo todo desde el coche. La directora no se echó para atrás.
Joan: Malú, no puedes hacer pública tu intimidad. Foster jamás te dará las fotografías sin mi permiso previo-
Malú: ¿Foster? ¿Jane Foster?-
Joan: La misma-
Malú: No vas a cambiar nunca, ¿verdad? Te delatas tú solito... por eso mismo no podrías optar por un puesto en mi revista. Necesitamos personal inteligente- con las misma se dio la vuelta y caminó hacia Vanesa.
Vanesa: ¿Puedo preguntar qué tal ha ido?- le dijo antes de darle tiempo a subir al coche. Cerró de un portazo.
Malú: Tienes el teléfono de Marco, ¿verdad?- ella buscaba en la guantera nerviosa mientras que la abogada asintió- Necesito que me localices a Foster-
Vanesa: Malú, ¿qué pasa?- ni siquiera le miró, solamente alcanzaba a seguir buscando- ¿qué buscas?- tampoco obtuvo respuesta esta vez, así que por decisión propia, la llevó a su casa con ella. Aparcó en el garaje y al llegar, Vanesa le preparó el té rojo que tanto le había gustado la primera vez que la invitó.
Malú: Gracias- le sonrió desganada cogiendo la taza con las dos manos y sentándose en el sofá.
Vanesa: ¿Quieres que hablemos?- la directora dejó la infusión en la mesa, se frotó los pantalones y se recostó en el respaldo del sillón.
Malú: Tienen fotos nuestras, supuestamente comprometidas-
Vanesa: ¿Joan? Malú, tú misma lo dijiste, es un empresario mediocre. Es imposible que...-
Malú: No es él... tengo entendido que las tiene Jane y deben de ser amigos o conocidos porque me ha dicho que él sería capaz de conseguirlas- suspiró cansada.
Vanesa: ¿Cómo de comprometidas? Nunca hemos hecho nada fuera de lugar en público...- la directora de nuevo se tocó el pelo, algo más tranquila pero alterada igualmente- A ver, voy a llamar a Marco-
la abogada se retiró al jardín para hablar con su compañero en la intimidad. En realidad no hizo nada de aquello, le aterró el pánico que encontró en la cara de la directora, aunque se le diese bien fingir, la conocía. Tomaría la justicia por su cuenta. Bien sabía ella qué represalias tenían los delitos contra la privacidad y/o difusión de imágenes sin consentimiento.
La tarde pasó entre maletas para el fin de semana y una cena estupenda que la abogada le tenía preparada en el jardín de su propia casa.

Al día siguiente madrugaron más de lo debido, apenas eran las seis y media de la mañana y debían ir a la casa de la directora donde habían quedado con Elliot y Emma, quien probablemente llegase dormida en el coche.
Malú: ¿Quieres un café?- le preguntó mientras buscaba las llaves en el bolso y abría la puerta de su casa.
Vanesa: Mmm no estaría nada mal- la directora desactivó la alarma y encendió las luces de la cocina.
Malú: ¿Cortado?-
Vanesa: Sí, cariño- encendieron la cafetera e hicieron café para dos- ¿qué coche llevaremos?-
Malú: Pues pensé en llevar sólo uno pero si nos quedamos allí un día más, quizás deberíamos ir de forma independiente-
Vanesa: ¿Quieres dormir un poco? Puedo conducir yo. Soy consciente de tu dura semana de trabajo-
Malú: ¿No te importa?- la abogada negó con la cabeza.
No tardaron mucho en llamar al timbre. Le ofrecieron un café al mayor de los Sánchez y se encaminaron hacia Brooklyn. Malú sonreía por dentro al saber el lugar, y Vanesa se apresuró a buscar una habitación de hotel para dormir con la directora cuando se quedasen a solas.
Malú: Oye, Vane, ¿puedo preguntarte algo?- iban casi a mitad de camino.
Vanesa: Ya lo has hecho- le sonrió con malicia y también hizo reír a la empresaria- Cuéntame-
Malú: ¿Fuiste a tu cita del centro especialista?- la abogada se revolvió en su asiento, de pronto la pregunta le incomodó.
Vanesa: No, decidí que no era buena idea ir sola- se miraron a los ojos un pequeño momento.
Malú: Menos mal, me sentiría deplorable si hubieses tenido que ir sin mí- apoyó una mano en la pierna de la letrada- Ya estás pidiendo citación otra día- Vanesa por fin suspiró aliviada, tranquila.

Llegaron a Coney Island para la hora del segundo café. Emma se había despertado a medio camino y pedía casi a gritos pisar la playa al fin. Con ganas, los adultos fueron a dejar las maletas en el hotel escogido por el único hombre, y aprovecharon para cambiarse de ropa y ponerse sus trajes de baño. La directora, tan atractiva y seductora como siempre, lucía un bañador de croché blanco con un escote hasta el ombligo que no pasó desapercibido para la abogada. De nuevo la empresaria y sus juego de querer seducir más que nadie.

El agua estaba fenomenal a pesar de no hacer tiempo para bañarse, el sol les estaba dando la oportunidad de ello. Se les veía felices. Vanesa extendió su toalla en la arena y se tumbó boca arriba colocándose las gafas. Malú no tardó en llegar a su lado y dejarle un par de besos en la clavícula izquierda, aunque poco después, con la abogada ya casi dormida, se levantó a petición de su sobrina para jugar y hacer castillos en la orilla.

Elliot: Vanesa, ¿estás despierta?- se sentó en su toalla, cerca de la letrada. Ella se bajó las gafas mirándole por encima, y en seguida hizo reír a su cuñado.
Vanesa: Ahora sí lo estoy...- se incorporó para sentarse- cuéntame-
Elliot: ¿Qué tal os va?- miró hacia el frente. Su hermana seguía tirada en el suelo con su hija- Ella no me cuenta nada-
Vanesa: Es una mujer reservada... pero encantadora- vio de lejos a su mujer siendo una cría de treinta y dos años- Estoy verdaderamente ilusionada, Elliot-
Elliot: Lo sé, se os ve. Ella es mucho más feliz desde que te conoce- la directora reía revolcada con Emma.
Vanesa: ¿Sabes? No debería contarte esto, pero quiere ser mamá- la abogada era incapaz de quitarle los ojos a su mujer.
Elliot: Y será la mejor- sonrieron ambos a la vez- ¿Tú estás de acuerdo?-
Vanesa: Yo quiero que lo compartamos todo. Absolutamente todo-

Todas las mujeres que habitan en mí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora