Capítulo 46.

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Malú: No me parece una técnica lícita para nuestra empresa-
Héctor: Pero directora, piénselo. Actualmente toda gran y mediana empresa se mueve mediante este tipo de venta, no podemos quedarnos atrás- el jefe del departamento de marketing habló.
Malú: Lo sé, pero... nunca hemos sido una revista de prensa rosa y no me gustaría comenzar ahora-
Héctor: No es del todo así. Se trata de una de las bodas más esperadas de los Estados Unidos, es simplemente promover la curiosidad por cómo será-
Malú: No estoy demasiado convencida, pero confío en ti, Héctor. Manda la idea a Redacción y haz lo que creas oportuno pero muéstrame el artículo antes de que pase por impresión-
Logan: De acuerdo, hecho. Tercer punto a tratar; me gustaría felicitaros a todos por el gran trabajo que hemos hecho con la entrevista al presidente. Ha sido un éxito, se ha hecho pública en todos los canales de televisión-
Malú: No puedo añadir más, sois un equipo excelente- aplaudieron al unísono. Esa conexión laboral que compartían y aquella manera de reconocer el buen trabajo les posicionaban en el número uno de ventas cada mes- aprovecho el buen momento para comentaros que hemos pasado la auditoría con un noventa y dos por ciento, casi un diez más que el año pasado- de nuevo hubo aplauso.
Victoria: ¡Perfecto! ¡La directora invita a desayunar!- se pusieron de pie mientras Malú reía. Estaba encantada con la función que desempeñaba en Fraday Lorence. Por supuesto que les invitaría a café.
Héctor: Ya te ha tocado, directora. Digo yo que si nos ponemos... barra libre para todos, ¿no?-
Malú: ¡Llamadme Malú, coño!-
Liam: Demasiados formalismos, eh- rieron de nuevo- deberías llevarnos a cenar a algún restaurante de alta cocina-
Malú: No deberías jugar con fuego, querido...- cogió su maletín y cerró la cremallera- esperadme en la cafetería, hago una llamada desde mi despacho y bajo- se encaminó hacia allí y abrió la puerta con llave. Una vez sola, llamó al contacto que encontró del hotel Conrad donde quería celebrar el aniversario para ver si finalmente le concedían alquilarlo aquella tarde-noche. Sería un buen día porque por suerte, le dijeron que sí. Bajó a la planta cero sólo con el móvil y la tarjeta de crédito. Alzó los brazos en señal de victoria cuando se encontró con sus compañeros.
Malú: ¡Tenemos sitio para celebrar la fiesta anual de la revista!- suspiró tranquila y correteó por el comedor recibiendo enhorabuenas como si volviese a tener veinte años.
Liam: ¿Dónde será?-
Malú: En el Conrad. Me acaban de conceder la reserva- su móvil vibró y el nombre de su hermano apareció en la pantalla- disculpadme un momento- se alejó con el teléfono ya en la oreja- ¡Patri, sírveles, yo pago!- le gritó a la camarera antes de doblar la esquina del pasillo y llegó el tercer aplauso por parte de sus empleados.
Malú: Buenos días, guapo-
Elliot: Buenos días, ¿te pillo ocupada? Escucho jaleo-
Malú: Estamos de celebración... nada de qué preocuparse. Cuéntame-
Elliot: Emma no deja de preguntarme por ti... ¿te apetece que nos veamos este sábado y pasamos el día en la playa?-
Malú: Te acepto los planes. Yo conduzco-
Elliot: Bueno, tendremos que sortearlo- rió sutilmente. Su hermana siempre había sido mejor que él al volante.
Malú: No hay opciones, chaval-
Elliot: ¿Vendrá Vanesa?-
Malú: Pues en un principio, sí. Lleva enferma un par de días pero espero que mejore de aquí al fin de semana-
Elliot: Fenomenal, tiene que crecer con sus tías-
Malú: ¡Elliot! ¡No seas idiota!- se sonrojó aunque él no podía verlo.
Elliot: Anda, te dejo que voy a entrar al colegio de la niña. ¡Nos vemos pronto!-
Malú: ¡Adiós!- la empresaria deshizo los pocos pasos que había dado para hablar a solas y volvió para pagar la cuenta y, por supuesto, pedirse algo para ella. 

Allá sobre las doce menos veinte, entró por la puerta de casa. La abogada no estaba en el sofá, así que dirigió su mirada escaleras arriba. No escuchó ruido ni siquiera procedente de la ducha. Dejó el maletín en su mesa y la americana en el perchero de la entrada. Un vaso de agua del grifo, unos segundos apoyada en la encimera y se encaminó a la primera planta.
Vanesa aún dormía. Le dio pena despertarla, así que la dejó un ratito más mientras ella seguía trabajando en los preparativos de la fiesta.
Se colocó las gafas mientras encendía el ordenador. 

La letrada la escuchó llegar aunque quiso revolverse un poco más entre las sábanas. Tragó saliva. Parecía que la garganta le estaba dando una tregua. Qué bien olía siempre su cama. Le era inevitable respirar de la almohada donde dormía la directora. Que por cierto, parecía no venir nunca a la habitación. Levantó la vista hacia el despertador; casi la una del mediodía, era hora de levantarse. Una camiseta de tirantes negra y el tanga del mismo color. Su pijama improvisado de aquella mañana. Se asomó al marco de la puerta del despacho y observó por un momento a su mujer concentrada con cientos de papeles sobre el escritorio. Se excitó al verla tan sexy como siempre, con su camisa desabrochada de los dos últimos botones y sus tacones.
Malú: Deja de morderte el labio o tendré que follarte. Y te recuerdo que estás enferma- estaba tan abstraída haciéndole una radiografía que ni cuenta se dio de que había sido pillada.
Vanesa: Perdón, te escuché llegar y bueno, no venías...- la directora le hizo un gesto con la mano para que se sentase sobre su regazo y Vanesa, obediente, fue hacia su silla. Se quitó las gafas dejándolas sobre los folios.
Malú: ¿Qué tal has dormido?-
Vanesa: Nada mal, aunque mejor si hubieses estado- la letrada jugaba con el pelo de Malú y ésta le acariciaba la espalda.
Malú: Mmm podemos volver si tú quieres...- la voz grave de clara excitación se hizo presente y se escondió en su cuello dejándole besos con cariño.
Vanesa: No juegues con el sexo, Malú- se puso seria de repente.
Malú: Nunca bromeo así- Vanesa se acomodó a horcajadas de ella y no hubo ni una pizca de romanticismo en los besos. Desde el primero fueron besos repletos de deseo. Cuarenta y ocho horas sin hacer el amor era demasiado tiempo.
La alzó en brazos agarrándola del culo y la otra rodeó sus piernas alrededor de la cintura. La empresaria dejó la espalda de la letrada apoyada en la pared mientras la alzaba un poco más y le comía el pecho. En cuanto Vanesa tocó suelo con los pies, ya al borde de la cama, desapareció su camiseta casi por arte de magia en décimas de segundos. A Malú le podía el ansia de volver a sentirla. La tiró de un empujón encima del edredón y le abrió las piernas al instante. Se quitó los zapatos como pudo mientras se ponía de rodillas para hacer de las suyas con la boca. No se molestó ni en quitarle la ropa interior, simplemente la apartó con sus manos. La abogada sólo gemía y le agarraba la cabeza para no dejarla escapar de su entrepierna. En el segundo orgasmo se arrepintió.
Vanesa: Para, para- Malú levantó la vista extrañada, aún estaba agitada y le costaba respirar.
Malú: ¿Qué pasa?-
Vanesa: Para, no puedo- se levantó de la cama, se colocó la ropa y comenzó a recoger sus cosas.
Malú: Pero Vanesa, ¿qué pasa?- ella también se puso de pie y alzó sus manos en señal interrogante. De verdad que no entendía nada.
Vanesa: No deberíamos haber hecho esto- no paraba de recoger su ropa, su bolso, su teléfono y todo ápice de ella que quedaba.
Malú: ¿Pero hacer el qué?- se posicionó frente a ella y la zarandeó.
Vanesa: No deberíamos haberlo hecho- no dejaba de resoplar. Se le veía nerviosa.
Malú: ¿Pero el qué? ¿Follar?- elevó el tono de voz haciéndose notar.
Vanesa: Joder, Malú. Yo no debería estar aquí y mucho menos haberte provocado-
Malú: A ver, quieta- primer aviso. Caso omiso- Estate quieta, tía- daba vueltas en bucle como pollo sin cabeza- ¿Te quieres estar quieta, cojones?- esta vez gritó. La abogada frenó en seco al escucharla- dime qué coño está pasando porque no entiendo una mierda. ¡Pensé que te gustaba!- Vanesa se mantuvo en silencio- Qué pasa, cariño, me estás preocupando- suavizó la voz y le quitó la ropa que llevaba en los brazos deshaciendo la montaña. Le cogió las manos. La letrada comenzó a llorar.
Vanesa: Hay tantas cosas que no sabes de mí...-

Todas las mujeres que habitan en mí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora