Capítulo 47.

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Malú: Joder, ¡no lo sé porque no me lo cuentas!- la abogada no salía de su bloqueo mental, sólo alcanzaba a llorar y a negar con la cabeza. Intentaba escapar del agarre de la directora, que no le dejaba moverse aunque tuviese la intención de tranquilizarla- Vane, ¡para! Mírame- le hizo caso y levantó la vista- Qué coño te está pasando, ¿cariño? Habla conmigo, joder. Sabes que puedes- la ansiedad de Vanesa aumentaba por segundos- ven a sentarte- se sentaron ambas en la cama y la abogada quiso recostarse sobre ella, así que tumbó a Malú boca arriba y apoyó la cabeza en su pecho. Entre ocho y diez minutos fue lo que tardó en relajarse y recuperar el aire que le faltaba. La empresaria le rascaba la cabeza.
Malú: ¿Quieres un té? ¿Café?- le preguntó cuando la notó tranquila. Su mujer asintió y bajaron de la mano hasta la cocina. La directora no solía fumar dentro de casa pero los nervios la estaban consumiendo, así que se encendió un cigarro y le preparó una infusión a su abogada. Se sentaron ambas en la isla de la cocina, esperando que la otra hablase primero.
Vanesa: He sido dependiente de las drogas mucho tiempo- le echó valor ella. La directora se quedó helada por dentro. Lejos de querer asumirlo, debía admitir que se movía en un mundo de empresarios con dinero, que de día eran meros trabajadores y fuera de la empresa, todo era cocaína y lujos caros. Aunque no lo esperaba de Vanesa, reconocía que en el fondo, no le extrañaba. A ella misma se lo ofrecían en todas las fiestas que por compromiso debía acudir. Lo tenían como un regalo, que te ofreciesen un par de rayas gratis era que te felicitasen por tu trabajo. Malú nunca aceptó.
En cambio, parece que la abogada sí.
Sacó su templanza del cuerpo y no se mostró asombrada, no quería que Vanesa pensase que la rechazaría por eso.
Malú: ¿Lo sigues siendo?- ella negó con la cabeza y la empresaria se encendió otro cigarro aunque esta vez más aliviada.
Vanesa: Pero siento que recaigo por momentos- con la cabeza le hizo un gesto para que siguiera hablando- tengo pesadillas constantemente en las que siempre vuelvo a consumir y me siento con más ansiedad que nunca-
Malú: ¿Hace cuánto que lo dejaste?- sin querer le puso algo de miedo a su pregunta.
Vanesa: A penas catorce meses-
Malú: Sabes que has hecho bien dejándolo, ¿verdad?- afirmó de inmediato- Eso es un gran paso-
Vanesa: Malú, no quiero volver a recaer- apoyó los codos en las mesas y se llevó las manos a la cabeza.
Malú: Oye...- apagó el cigarro en un cenicero y se puso de pie para plantarse a su lado- no vas a recaer, no voy a dejar que lo hagas. Ya lo has dejado una vez, hiciste lo más difícil, esto no va a ser ni por asomo, comparable a lo anterior-
Vanesa: He pedido cita con el centro de desintoxicación donde fui- le agarró la cara con las dos manos y le dio un beso en la frente.
Malú: ¿Es donde querías que te acompañase?-
Vanesa: Entendería que no quisieses- se apresuró.
Malú: Claro que quiero. Además, tú me tienes que acompañar a otra cita- la abogada levantó la cabeza y la miró con miedo rezando por dentro para que ella no fuese a decirle que también era dependiente- Me gustaría ser madre- a la letrada le cambió el color de la cara. ¿Madre? Joder, eso sí que no lo esperaba.
Vanesa: Qué susto- resopló aliviada y la directora frunció el ceño- pensé que me dirías que tú también... bueno, que tú también te metías-
Malú: No, no, nada que ver- la risa apareció en las bocas de ambas- la verdad es que nunca lo he probado-
Vanesa: Si lo hicieses... ¿me lo contarías?- se arrepintió en seguida de aquella pregunta impertinente- olvídalo, vayamos a lo importante. ¿Madre? Malú, no me lo esperaba-
Malú: Siempre he querido... lo he intentado dos veces pero bueno, tengo algunas dificultades y no ha podido ser todavía- le robó un trago al té de Vanesa- Y supongo que sí te lo diría, claro-
Vanesa: Bueno, aún tienes tiempo. Te ayudaré en todo lo que pueda- de pronto le brillaban los ojos y apenas recordaba sus problemas. La sonrisa de felicidad de la empresaria la tenía atrapada.
Malú: Bueno, olvidémonos de esto por hoy. Tanto de lo tuyo como lo mío. Ya tendremos momento en otra ocasión. Vístete que te invito a comer y tenemos que reunirnos con el de la inmobiliaria a las seis para firmar el contrato.-
Vanesa: Este proyecto me va a venir bien, lo sé-
Malú: Yo también lo creo- se dieron el abrazo más sincero que pudieron.
Deshicieron la cama para echar a lavar las sábanas, la directora pensó que lo más probable es que estuviesen llenas de gérmenes porque la letrada comenzaba a encontrarse mejor. Seguro que lo había dejado todo en su cama, y se llevó un golpe en el brazo cuando se lo dijo a Vanesa. Sus ojeras aún no querían abandonar sus ojos pero la fiebre sí se había marchado. Estaba preciosa.
Una vez vestidas y arregladas, decidieron ir a un bar de tapas, algo informal, pero ninguna estaba para cumplir protocolos sobre la mesa.
Malú le dio el gustazo a Vanesa de dejarla conducir a ella. Sabía que le encantaba, y aunque de poca gente se fiaba para que condujesen sus coches, ella le dio confianza desde el primer minuto.

Vanesa: Pues ya es mío- agitó las llaves delante suyo cuando llegaron al local. Estaba realmente feliz.
Malú: Harás algo grande de esto, cariño- pasó su brazo por encimas de los hombros de la abogada. Ésta le dejó un beso en la cabeza y una sonrisa enorme.
Vanesa: Tengo que llamar a la empresa de reforma que me contestó al email que le enviaste tú-
Malú: Pues venga, que estás tardando. Llámales y concierta un día para que vean el sitio y te den un presupuesto-
Vanesa: Quiero hacer dos plantas, espero que me den el visto bueno-
Malú: No parece que vaya a ver problema, no hay que tirar nada, es simplemente hacer una escalera-
Vanesa: ¿Me echarás una mano?-
Malú: Depende, ¿cómo me vas a recompensar?- se puso enfrente y enredó sus manos en el pelo de la letrada. Recordó el momento incómodo de esta mañana cuando no quiso tener sexo con ella- ¿Por qué has querido parar esta mañana?- necesitaba saberlo y no dudó en preguntar.
Vanesa: No me parecía bien acostarme contigo más veces sin que lo supieses-
Malú: Me gustaría que representaseis a Fraday Lorence-

Todas las mujeres que habitan en mí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora