Capítulo 41.

1.2K 52 10
                                    

Henry le dio paso a su despacho con cara de pocos amigos, como era habitual desde la última charla que tuvieron ambos.
Henry: Dime Martín, estoy hasta arriba de trabajo, no tengo tiempo-
Vanesa: Tranquilo, no tardaré- sacó de su bolso una carta en un sobre abierto- te presento mi dimisión- al director de la compañía le cambió la cara.
Henry: ¿Tu dimisión?-
Vanesa: Así es. He recogido mis cosas del bufete, no será necesario ni personal de RRHH ni representantes del sindicato con explicaciones aparentes-
Henry: Pero Vanesa, no te puedes ir- se puso de pie y se apoyó con el culo en la mesa, frente a ella, de brazos cruzados, sin querer creer lo que estaba escuchando.
Vanesa: Sí que puedo. No trabajo cómoda aquí después de la citación del otro día-
Henry: ¿Estás segura de todo esto?-
Vanesa: Por supuesto. Acabemos cuanto antes, ¿me firmas?- le entregó un bolígrafo y no tuvo más remedio que aceptar la dimisión de su mejor empleada. Le costaría encontrar sustituto para ella- si me permites darte un consejo, deberías prestar más atención a lo que hace Malú Sánchez con Fraday Lorence. Es una gran directora empresarial y a ti aún te queda mucho por aprender, no creo que debieses ocupar este cargo- se fue con dignidad y orgullo. Una etapa más de su vida por fin cerrada.
Tenía que ir a su entidad bancaria para tratar algunos asuntos nominales y terminaría sus gestiones por hoy. Había quedado con Marco para tomarse una copa por la tarde, no pensaba hacer una gran despedida pero este último mes se había asentado mucho su amistad con él y le apetecía invitarle.

Mientras tanto, en la sede de la revista, el presidente del país llegaba a las instalaciones.
Malú: Buenos días, señor presidente-
Hank: Buenos días, directora Sánchez- hubo un apretón de manos fuerte y seguro por parte de ambos.
Malú: Llámeme Malú, por favor. Esperemos que le sea un placer la visita, acompáñenos- se dirigieron a una sala de reuniones donde un catering formal les esperaba. Café, infusiones, dulce y salado para gusto de todos- ¿le apetece tomar algo?-
Hank: Un café con hielo estaría bien. Muchas gracias- el gobernador era tan agradable y educado como Malú siempre había creído.
Malú: Si me lo permite, me tomaré uno con usted- le dio su aprobado y ella miró al camarero- para mí un cortado con sacarina, por favor-
La entrevista fluyó bastante bien, diría que incluso mejor de lo esperado. La conversación era constante y natural, a ratos improvisada pero no hubo ni un ápice de teatro.
Era casi medio día cuando se despidió de él igual de educada que antes pero con algo más de confianza.  Había sido encantador con Malú cuando quiso pagar el almuerzo que tomaron en la cafetería. Por supuesto y sin dudarlo, fue la directora la que rechazó esa invitación. Pagaría ella incluso en el hipotético caso de que le hubiese costado medio sueldo. 
Le dejó un mensaje a su abogada con la intención de que lo leyese mientras ella cotejaba que los gastos internos correspondiesen al trabajo realizado.

"¿Sushi hoy? Conozco un sitio que te encantaría. Se me ha alargado la mañana un poco, pero podré salir para comer. ¿Vienes a buscarme?"

Se puso las gafas de ver y comenzó manos a la obra. Le envió los archivos de las cuentas a Liam, se encargaría esta tarde de ello. Él trabajaría hoy al menos hasta las cinco. Cogió su móvil de encima de la mesa y volvió a mirarlo. En efecto, Vanesa le había contestado.

" Sushi me parece perfecto. Invito yo, tengo asuntos que celebrar. Avísame y me acerco a buscarte, no estaré muy lejos" 

" Vente cuando quieras, ya he acabado"

Apagó su portátil y se levantó de la silla para ponerse la chaqueta. Cerró el despacho con llave y le dijo adiós con la mano a Liam y Parker desde la cristalera. Pasó por delante de la cafetera antes de marcharse y le bajó uno a la chica de recepción. Esta mañana la había encontrado con los ojos rojos de llorar y supuso que no estaría teniendo un buen día.
Cuando llegó abajo, Vanesa ya le esperaba con el coche en la puerta.
Malú: Helena, cariño, te he traído un café-
Helena: Muchas gracias, directora-
Malú: Espero que no sea nada grave. Si necesitas cualquier cosa puedes decírmelo- dejó su maletín apoyado en el mostrador y guardó las llaves de la oficina- no te vayas tarde y descansa-
Salió por la puerta principal y reconoció el coche a primera vista.

Malú: Hola, preciosa- le dio un beso antes de que la abogada le sonriese.
Vanesa: ¿Me indicas tú?-
Malú: Claro-
Se hincharon a sushi y copitas de vino blanco esta vez, tal como decía el protocolo. Pescado con blanco, el tinto para otra ocasión.
La directora había buscado un par de empresas de reformas y decoración para ayudar a Vanesa con el proyecto de su bufete y pasaron la tarde mirando qué muebles podrían encajar y qué enfoque le querían dar. Malú apostaba por lo innovador, lo actual, minimalista y cercano. Si por ella fuese, pondría una enorme mesa de trabajo en el despacho de la abogada, un par de estanterías en tonos grises, una sala de reuniones sencilla y algún sofá enorme para los turnos de espera. Sin embargo, aquello no terminaba de convencer a la letrada. Ella siempre fue más de lo clásico y lo formal. Prefería inmobiliario en tonos marrones, aunque sabía que su mujer ni por asomo le dejaría.
Con los planos en el bolso, se reunieron con la empresa de reformas y pidieron un presupuesto al cuál Malú sabía que le bajaría el precio final.
Llegaron a casa a media tarde, con tiempo para tomarse un café en el jardín de la empresaria y darse unos cuantos besos intensos que no pasaron desapercibidos para su sexo. Empezaba a hacer buen tiempo.
Malú: ¿Recogemos esto?- se levantó de los sillones y llevó las tazas a la cocina. La abogada por supuesto le acompañó detrás.
Vanesa: ¿Vienes a tomar algo? He quedado con Marco-
Malú: ¿Dónde vais a ir?-
Vanesa: Pues no lo sé, a Colors supongo, no hemos acordado nada todavía-
Malú: Si me das cinco minutos, me cambio y me quito los tacones que me están matando-
Vanesa: Claro, ¡ponte guapa! Tengo que presumir de mujer- la empresaria subió las escaleras riéndose. Dicho y hecho, en unos minutos estaba abajo enfundada en sus vaqueros negros estrechos y un jersey gris de pico que dejaba el principio de su pecho a la imaginación. Iba jodidamente guapa con lo que llevase. Aparcaron en la puerta del bar con un poco de suerte. Esta vez sería Malú la que no bebería. Era la despedida de Vanesa y también un nuevo comienzo en su vida. Se merecía pasarlo como ella quisiese. Mañana era sábado y se encargaría ella personalmente de aguantar la resaca de la abogada.
Reservó una noche en el Baccarat Hotel, habitaciones de lujo situadas entre Central Park y Rockefeller, no demasiado lejos de casa. Había que celebrarlo.
Le quería proponer un viaje para descansar a la letrada. Había visto unos anuncios de vacaciones en Maldivas y sintió una gran necesidad de ir. Por el momento, Marco les esperaba sentado en la mesa del fondo del local.
Vanesa: ¡Guapísimo!- le dio dos besos y le presentó formalmente a Malú. Él sabía quién era por temas de negocios pero no había tenía el placer de hablar con ella.
Malú: Malú, encantada- le dio dos besos también. Se sintió cómoda de repente, no estaba acostumbrada a este ámbito de reunión y a darle dos besos a cualquiera. Le recordaba menos guapo, aunque en la gala benéfica apenas tuvo tiempo para fijarse en él. Toda su atención se la llevó la letrada.
Marco: Igualmente- él le sonrió- os presento a Jane- la mujer alta, joven, morena de ojos verdes y con una gran elegancia, saludó a la directora y a la abogada, aunque cierto es que con esta última se entretuvo más de lo debido. Malú notó la actitud en el momento. No se le escapa una, eran demasiados años ligando con mujeres.
Jane: Setaos, ¿qué queréis tomar?-
Vanesa: Yo quiero una cerveza, ¿y tú?- miró a su empresaria, que se había sentado a su derecha. Tanta complicidad en los ojos hizo evidente su relación y eso relajó considerablemente a Malú, quien lejos de tener ningún complejo de inferioridad, le molestaba ver cómo tonteaban con su chica delante de ella.
Malú: Yo quiero una copita de vino, por favor- Vanesa puso su mano en el muslo de la directora mientras Marco se levantaba para pedir.
Vanesa: ¿Y de qué os conocéis, Jane?-
Jane: Me dedico a la fotografía profesional y Marco me había pedido una sesión-
Malú: Doy certificación de ello. Jane Foster, de Magnum Photos-
Jane: Me sorprende que te acuerdes-
Malú: No suelo olvidar nada-

Todas las mujeres que habitan en mí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora