Capítulo 55.

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Le retiró la silla de aquella mesa redonda para que se sentase.
Ya conocía a Liam, y se alegró de haber coincidido, de que la directora les hubiese sentado juntos. Al fin y al cabo, tener a alguien con quien codearse durante la cena, estaría bien. Todavía quedaba algún hueco vacío, que poco a poco se iban completando hasta que llegaron las ocho, y las luces del salón se apagaron. Apenas dos o tres focos iluminaban el pequeño escenario improvisado. 
Todos aguardaban quietos, sentados en silencio.
Sonaron unos tacones subiendo cuatro escalones, y apareció Malú ahí arriba.

Malú: De treinta a setenta en exactamente doce meses. Ese es nuestro crecimiento en millones de dólares- en seguida captó la atención de todo el público- Soy Malú Sánchez, y hoy os contaré por qué lo hemos conseguido y por qué el año que viene llegaremos a los cien- definitivamente sabía hacer que todos se fijasen en ella- Trabajamos durante horas para llevar a cabo cientos de proyectos que nos ayudan a superarnos constantemente- miró al subdirector- somos un equipo, no importa el cargo que ocupe cada cuál- parecía emocionada- crecemos de forma diaria porque divulgamos el buen trabajo, que los errores se deben cometer para mejorar, que seguir avanzando, aunque cueste, es lo primordial- esta vez su mirada fue para la abogada- y el año que viene, ascenderemos todavía más en estadísticas positivas porque, sin duda, no dejaremos de intentarlo- cogió aire- no agradeceré nada a nadie en particular porque ya lo hago en privado siempre que tengo ocasión- quiso hacer una pausa algo dramática- sabéis que estoy a vuestra total disposición, porque como dicen, "todos obedecen con gusto cuando el que manda, es justo"- le abrumaron entre silbidos y aplausos. Levantó al público, que durante más de un minuto, no hizo silencio. Liam le miraba emocionado, habían hecho una gran labor entre los dos, mano a mano- Antes de degustar la cena, debo anunciar una última cosa- clavó sus ojos en la letrada, que algo se intuyó- Martín, ¿puedes acompañarme?- Vanesa se puso en pie y avergonzada aunque a gusto en su entorno habitual, subió a su lado- Ella es Vanesa Martín, la mejor consejera legal en el mundo mercantil- esta vez el aplauso se lo llevó ella.
Vanesa: Muchas gracias, Malú- la mirada entre las dos fue algo cómplice. Se entendían a la perfección, y a pesar de tener ganas de matarla por el pudor que sentía todo su cuerpo, estaba encantada. Buscó aprobación y la directora se la dio. Había llegado el momento- será un verdadero placer trabajar en el bufete de Fraday Lorence el próximo año, no he conocido mejor dirección empresarial que la que tú ofreces- otro aplauso y una cara de sorpresa por parte de Liam. La abogada volvió a su asiento entre vítores.
Malú: ¿Recordáis el mensaje de las invitaciones?- otra pequeña pausa- No debemos definirnos por nuestro pasado, son sólo lecciones, nunca sentencias de por vida. Necesitamos querernos, regalarnos segundas oportunidades, y dejar que nos cuiden de vez en cuando. Esta noche...- sonrió fuerte y miró al frente- la recaudación irá destinada para el centro de Terapia y Tratamiento de Adicciones- último aplauso. Helena, la chica de recepción, sería la encargada de llevar a cabo la subasta de artículos de lujo. Se les pidió a los invitados que voluntariamente, trajesen alguna prenda u objeto para la puja- Y ahora, ¡que aproveche!- bajó del escenario. Cuando Vanesa notó la mano de la empresaria en el hombro, sintió un escalofrío que recorría su pecho. Hacía aquello pensando en ella, y decía mucho como benefactora. Era una mujer increíble. Compartirían mesa esta noche, y eso era mejor de lo que podía haber imaginado. 

Malú: ¿Me acompañas fuera? Voy a fumar- le preguntó a Vanesa. Ella asintió y se dirigieron a la terraza del hotel; la que reservó para conversaciones con necesidad de intimidad, y se sentaron en los sillones de la esquina derecha. La letrada pidió una copa en la barra, era la tercera después de la cena- ¿te está gustando la fiesta?-
Vanesa: Mucho- la miró a los ojos con cuidado- ¿te apetece una copita? Puedo ir a buscarla, si te apetece- la directora negó con la cabeza.
Malú: Debo mantenerme serena- soltó el humo de su boca despacio, y a la abogada se le antojaron ganas de besarla, pero no era el momento, su relación no era pública y no era ella quién para hacérselo saber a los invitados-
Vanesa: Esta siendo una noche fantástica-
Malú: Sí que es verdad- 
Vanesa: ¿Henry, el director de Brand & Cooper... ¿por qué está invitado? Me he cruzado con él hace un rato-
Malú: Mero protocolo- suspiró. Supongo que a más de uno, se lo habría ahorrado- Lo siento-
Vanesa: No me ha dirigido la palabra-
Malú: Lógico. Hemos anunciado que serías oficialmente parte de mi empresa, no creo que le haga mucho chiste- hubo unos minutos en los que disfrutaron de la compañía, nada más.
Vanesa: Vayamos dentro, tengo que entablar conversación con mis nuevos compañeros- se acabó la copa de un trago y la dejó en la mesa- y tú- recalcó esa última palabra- debes disfrutar del baile-
Malú: Sí, yo aún tengo que cerrar algún frente de negocios-

Dos horas después, Malú ya había sido halagada por prácticamente el 100% de los espectadores. Se movía entre ellos con tanta facilidad y costumbre, que pareciera que hubiese dedicado toda la vida a caminar. Los más extrovertidos se acercaban y se atrevían a mirarle a los ojos. Otros simplemente le daban la enhorabuena con una distancia prudencial en la que entrarían dos metros de forma fácil.
El desfase de Vanesa con el alcohol nadie lo notó a excepción de la directora, quien ya la tenía resabida. Le subían los colores a los mofletes y se le entrecerraban los ojos en demasía cuando reía. La observó de lejos, charlaba tranquila con otros empleados de la revista, informal y risueña. Coincidieron mirándose mutuamente, y la sonrisa salió casi al instante. Vio cómo Vanesa se despedía y con dificultad se acercó hasta ella.
Vanesa: Como sigas mirándome así... no podré resistirme-
Malú: Quería ver qué tal estabas- no pudo dejar reírse al ver que la letrada necesitaba un apoyo estable para no caerse. Le cogió del brazo y se le arrimó al oído para hablar. La música estaba alta, y no desaprovecharía la oportunidad de arrinconarla. Era una seductora nata, le era imposible evitarlo- pero ya veo que estás bien, es indiscutible-
Vanesa: Oh, no, no. Demasiado cerca, Sánchez- la abogada puso una mano en su pecho para apartarla. Sabía que no podría reprimirse mucho más- Tómate una conmigo, venga. Sólo será una, te lo prometo-
Malú: Ya tengo qué beber- alzó una mano en la que lucía un botellín de agua a medias.
Vanesa: ¡Pero, Malú! ¿De verdad?- sus ojos fueron directos a su boca entreabierta. Era el momento, algo se lo decía- 
Malú: Vanesa, yo... no puedo beber alcohol- miró hacia abajo, y la letrada frunció el ceño sin entender nada. No eran horas para jugar a ningún juego de adivinanzas- estoy embarazada- Lo soltó deprisa, no quiso darle más vueltas.
Vanesa: Vaya, yo... necesito sentarme- se agarró más fuerte al brazo de la directora- Creo que se me ha pasado la borrachera de golpe- el comentario le hizo reír, definitivamente estaba enamorada de aquella mujer.
Malú: Ven, iremos fuera- la sostuvo agarrada todo el rato. Le dio la sensación de que Vanesa se caería al suelo en cualquier momento. ¿Podía alguien estar más pálido de lo que lo estaba ella? Se aseguró de que estaba a solas en el baño- dame esto- le quitó la copa de las manos y le refrescó el cuello con agua fría- ¿estás bien? Quizás ha sido un poco descortés decírtelo así-
Vanesa: No, tranquila. Has sido muy moderada- aún no había encontrado las palabras adecuadas- sólo me ha sorprendido-
Malú: Me he enterado esta misma tarde, antes de llegar aquí. Por eso no te he dicho nada hasta ahora- la abogada se apoyó con el culo en uno de los lavabos, colocó las manos en la cadera de Malú y la atrajo hacia ella.

Todas las mujeres que habitan en mí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora