Capítulo 18.

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Malú: Estás guapísima. Definitivamente, tengo buen gusto- la abogada bajaba los últimos escalones en dirección a la cocina, donde le esperaba la directora con un cortado en las manos. Iba jodidamente sexy. Un moño casual que le dejaba mechones de pelo por la frente y un maquillaje sutil que le hacía, de nuevo, una mujer encantadora. Como había descubierto Malú que le gustaban ahora las mujeres. Encantadoras.
Vanesa: Debo reconocer que sí, lo tienes- cogió su taza de café que le ofrecía la empresaria y se sentaron las dos en la isla de la cocina.
Malú: ¿Mucho trabajo hoy?- la letrada asentía después de beber un sorbo.
Vanesa: Así es. Me temo que debo empezar con los ciclos de venta-
Malú: Pfff, mucha suerte-
Vanesa: ¿Y tú?-
Malú: No creo que demasiado. Tengo que comenzar con los nuevos empleados para explicarles un proyecto y me pasaré toda la mañana con ellos. Quiero encargarme personalmente-
Vanesa: Bueno, también conlleva lo suyo. Me atrevo a decir que introducirles es de lo más complicado-
Malú: Nada, mano dura- se rió quitándole hierro al asunto pero en realidad sí pretendía hacerlo. Ese proyecto tenía que salir bien y no podía permitirse ninguna fallo.
Vanesa: Bueno, vamos a ir yendo que al final no llegamos- se levantaron ambas de sus asientos y fueron al perchero a coger sus respectivos abrigos. Las llaves del coche, el maletín y activar la alarma. Que no se nos olvide. Pura y mágica rutina que le rompía aquella abogada profesional que se encontró sin querer.
Se despidieron con un beso antes de que cada una se subiera en su automóvil. El Range Rover negro de una y el Volvo, oscuro también, de otra.

A las nueves menos cuarto Malú estaba fichando el acceso a su torre de oficinas. Menos de cinco minutos después ya había saludado a Liam y se había encerrado en su despacho a imprimir contratos laborales para entregar a sus nuevos fichajes.
Una vez aceptados y firmados, los reunió a los tres para darles una pequeña conferencia de media hora impartida por ella misma y enseñarles el verdadero proyecto de marketing que tenía Fraday Lorence entre manos.

Vanesa tomaba el segundo café del día con Will, quien se ofreció para ayudarle con las aperturas de los ciclos de ventas cortos. Harían caso a la maestra de las finanzas y negocios y llevarían los dos ciclos en paralelo. 
A mediodía tenía una reunión con el bufete de abogados de Brand & Cooper donde ultimarían las bases legales de la compañía.

Fue Parker el que interrumpió el discurso de la directora entrando a la sala de reuniones a pasarle el teléfono. Tenía una llamada.
Malú: Gracias, Parker. Disculpadme- salió de la sala con prisa, atendiendo la llamada- Dirección de Fraday Lorence, buenos días-
Brian: Buenos días, directora. Soy Brian Moore, presidente de NBC Universal. Quería comentarle algo que nos han ofertado y bueno, hemos pensado que su revista sería la ideal para comunicarlo-
Malú: ¿De qué estamos hablando?- se fue a la cafetera del tercer pasillo a prepararse uno.
Brian: Hablamos de la campaña electoral del actual presidente del país y bueno, nos gustaría también publicar alguna noticia sobre su vida privada-
Malú: Nada de exclusivas personales. Si algo ofrece mi revista es intimidad a los que publicitan-
Brian: Bueno, ¿podremos hablarlo?-
Malú: Eso siempre-
Brian: Fenomenal. El jueves por la tarde me acercaré personalmente a sus instalaciones-
Malú: Le atenderemos encantados. Muchas gracias, señor Moore-
Brian: Hasta el jueves, señora Sánchez- la directora colgó, y tras apuntarse en la agenda el encuentro con el presidente de Universal y beberse su café, fue de nuevo a la sala de reuniones para concluir la conferencia. Mañana se verían las caras de nuevo. Se fue con un buen sabor de boca por sus nuevos empleados. Se encerró algo más de sesenta minutos en su despacho a firmar algunos documentos que le había dejado Liam en la mesa. Era hora de comer algo. Quizás avisase a su abogada. Una mañana ajetreada.

Después de la reunión con sus compañeros de profesión, ya en su gabinete con Marco, charlaban del fin de semana hasta que llamaron a la puerta.
Vanesa: Adelante- pasó un empresario de mediana edad, moreno y con una sutil barba de tres días. Guapo pero insistente. Sonrisa triunfante y traje.
Adam: Buenas tardes, Martín-
Marco: Bueno, os dejo solos. ¿Te espero para comer?- miró a la letrada.
Vanesa: Te aviso en un rato. Aún no sé qué haré- Marco salió y Vanesa se sentó en su silla, se acomodó hacia atrás y el hombre de mediada edad se sentó en la esquina de la mesa.
Vanesa: Tú dirás-
Adam: Venía a invitarte a comer. No me puedes esquivar toda la vida- Adam era ese compañero pesado que la tenía fichada desde hace ya tiempo y constantemente le pedía citas.
Vanesa: Adam, cariño...- se puso en pie y se apoyó en la esquina contraria, frente a él- sabes que no vas a conseguir nada. Deja de intentarlo-
Adam: ¡No entiendo por qué! Soy guapo, tengo dinero y me gustas- se acomodó la corbata.
Vanesa: Deja de dejar estupideces, anda- fue ella la que se levantó de la mesa y abrió la puerta- Adam por favor- le señaló con la cabeza que se fuese.
Adam: No vas a encontrar a nadie mejor que yo y sin embargo... ¡yo que puedo estar con quien quiera y te estoy eligiendo a ti!-
Vanesa: Pues lamento comunicarte que "quien tú quieras" desde luego no se llamará Vanesa Martín-
Abandonó el gabinete avergonzado y dejó un portazo tras él. Desde luego el grado de estupidez de la empresa aumentaba cada vez que este hombre abría la boca. Será cretino. Se pateó así misma al recordar que en algún momento se había planteado aceptar una de sus citas.
Decidió escribir a la empresaria cuando vio que ya se le habían adelantado a ma propuesta.
"¿Qué tal va el trabajo? ¿Puedes sacar una horita y comer conmigo hoy? Paso a buscarte si quieres"
Sonrió como una auténtica gilipollas. Inocente Adam. Como si Malú no fuese suficientemente guapa y suficientemente rica. Además, era consciente de que ambas estaban encantadas con la relación que había entre ellas.
"Me vendría genial que pasases a buscarme, estoy deseando escapar de algún que otro empresario prepotente"
¿Celos? Sí, señor. Es justo lo que la directora sintió al leer el mensaje que la abogada le había dejado en contestación al suyo.
Aquel nuevo sentimiento encontrado pudo con ella y no tardó en preguntarle a su chica (ya preferida) qué pasaba.
"¿Escapar de empresarios prepotentes? ¿Alguien a quien demandar? Mira que como tenga que ir a poner orden... no dejo títere con cabeza"
La letrada sonrió más de lo debido al leer aquello.
"Dice ser guapo, rico y por lo visto, le gusto. Está pesado con pedirme citas. Nada que no pueda solucionar"

"Vaya, yo también soy guapa, rica y... me gustas. Me sentiré privilegiada por poder comer contigo. Dame media hora y estoy en la puerta de tu compañía. Encárgate de que tu no cita de hoy, esté también en la puerta"

La directora cogió las llaves de su despacho, el abrigo y el bolso. Cerró la puerta. Más tarde volvería para seguir trabajando. Fue a casa en un visto y no visto. Iba dispuesta a dejarle claro a aquel empresario mediocre que Vanesa ya tenía a alguien con quien matar el tiempo. Y no era un alguien cualquiera sino ella.
Se retocó el pelo, un poco de perfume y las llaves de su Audi R8. Comenzaba fuerte. Llamó a su tailandés preferido mientras bajaba al garaje y se montaba en el coche. Les haría falta reserva a estas horas.
"Puedes ir bajando" le escribió a la abogada por whatsapp. Aparcó en la puerta principal de Brand & Cooper, salió del coche para observar el panorama y se encendió un cigarro.
Desde luego la clase y los lujos venían de su mano.
Se acercaron dos hombres mayores a saludarle. Ex clientes de su empresa. Se puso las gafas de sol cuando éstos se marcharon. Vio aparecer a su letrada saliendo del edificio, bajando las escalerillas.
Se acercó tímidamente a la directora, que se quedó quieta apoyada aún en el coche.
Vanesa: Pero bueno... ¿y esto?- se tomó unos segundos para admirar el deportivo.
Malú: Tengo que marcar territorio entre tanto millonario- la abogada rió.
Vanesa: No me puedo creer que estés celosa-
Malú: Me temo que sí y que es tarde para decirme que no vale la pena y bla, bla, bla. ¿Quién es?-
Vanesa: El del traje azul y barba. Está sentado en el banco que tengo detrás-
Malú: El que no deja de mirar- Vanesa esta vez sí se giró para comprobarlo y asintió.
Vanesa: El mismo- Malú lo repasó de arriba a abajo detrás de sus gafas de sol.
Malú: ¿Estaría demasiado mal si te comiese la boca ahora mismo?-

Todas las mujeres que habitan en mí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora