Capítulo 16.

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Malú: ¿Esta calle a la derecha?-
Vanesa: Sí, mételo al parking porque parar aquí, aunque sean dos minutos, es misión imposible- rebuscó en su bolso buscando el mando a distancia para la puerta.
Malú: Mmm me gusta la zona... aunque no parece nada tranquila- aparcó el coche a la primera- ¿tienes que coger algo del maletero?-
Vanesa: Solamente el portátil, toda la ropa me la dejaste tú, así que...-
Malú: Pues señorita, ya está usted en casa- la abogada le sonrió y se bajó del vehículo para coger su ordenador. Se acercó a la puerta de Malú, quien bajó para despedirse.
Vanesa: Bueno, muchas gracias por el fin de semana, me lo he pasado genial. Me hacía falta- la empresaria metió sus manos en los bolsillos traseros de su pantalón.
Malú: No hay de qué. A mí también me ha venido muy bien desconectar de todo un poco- ninguna de las dos sabía bien cómo despedirse de la otra. No sabían si quedaría aquí o había intenciones de volver a encontrarse.
Vanesa: Gracias por traerme a casa también. Avísame cuando llegues a la tuya, ¿vale?- Malú asintió, sonrió, sacó sus manos de su trasero para ponerlas sobre la cintura de la letrada y la besó con fuerza. Decidida. Era el momento de hacerlo.
Malú: Vamos hablando. ¡Adiós, Martín!- le despidió con la mano, cerró la puerta y arrancó de nuevo.
Al llegar a casa, un vacío y un silencio sepulcral le inundó el pecho a la consejera legal. La directora le había hecho pasar un muy buen fin de semana. Se preparó algo rápido para comer, una ensalada quizás y se dispuso a disfrutar de la tarde de domingo que aún tenía por delante antes de comenzar mañana todas las gestiones.
Por otro lado, Malú al llegar a casa quiso salir a hacer algo de deporte. Aunque no fuese jueves. Armonía en cuerpo y mente. Se puso sus mallas deportivas, una camiseta térmica y música en el ipod. Saldría por Central Park esta vez para no tener que coger el coche.
Sobre las seis de la tarde, la abogada despertaba en su sofá a causa de una llamada entrante de Nora.
Nora: ¿Estás libre esta tarde?-
Vanesa: Buenas tardes, eh amiga-
Nora: ¿Estabas durmiendo? Bueno... no importa. No me has contestado a la primera pregunta- rió maliciosamente.
Vanesa: Venga anda, ¿en una hora en el local de la esquina?-
Nora: Mmm ahora sí, buenas tardes, amiga. ¡Hoy pagas tú que tienes muchas cosas que contar!- apagó la película que le hizo quedarse dormida y fue a su habitación a arreglarse para la tarde de cañas y preguntas que le esperaba.

La empresaria salió de la ducha y después de vestirse, comenzó a hacer una lasaña de verduras con carne que recuerda que a Emma le volvía loca. Un buen vino para la larga conversación que sabía que tendría con Elliot y algo de picar para la espera. Esperaba que su hermano hubiese hablado ya con su abogado y que éste les ayudase en todo lo posible. Metió la cena en el horno y volvió al baño para arreglarse el pelo.

Unas zapatillas rojas de Carolina Herrera, unos vaqueros ceñidos, una blusa blanca y una americana roja. Aún hacía sol. En menos de cinco minutos llegó y Nora ya le esperaba en la puerta del bar de siempre. Le abrazó fuerte, como siempre. Elegimos una mesa al fondo, como siempre también. Con ella la rutina dejaba de ser aburrida.

Nora: Ve pidiendo un par de cañas, que necesito ir al servicio- la abogada se acercó a la barra y alzó la mano. El camarero se apoyó en el mostrador y le puso la oreja para poder escucharla bien. Afirmó y unos segundos después, les sirvió un par de botellines que la letrada pagó al momento.
Vanesa: Tú dirás...-
Nora: ¿Yo diré? ¡Has pasado dos días fuera! ¿Dónde? ¡No ha habido forma de localizarte! Ni en el bufete, ni en casa, ni siquiera en el bar...-
Vanesa: Fuimos a Nueva Jersey-
Nora: ¿Fuimos? ¿Quiénes?- me sonrojé, me daba vergüenza admitir que me había ido con una mujer, que me había acostado con ella, que de pronto le tenía aprecio y que... deseaba que no fuese la última vez que pasase- ¡Vanesa!- chasqueó los dedos en mi cara.
Vanesa: Perdón, sí... me fui con Malú- su amiga no daba crédito.
Nora: ¿Malú? ¿Volviste a hablar con ella?- asentí.
Vanesa: La llamé cuando nos despedimos, fui a su casa para ir a tomar algo y bueno, ella no ha viajado demasiado, propuse New Jersey y aceptó-
Nora: ¡Pero bueno! ¡Si no la conoces apenas!- la abogada se sonrojó más de lo debido.
Vanesa: Bueno... no nos conocíamos, dirás...- le puse un tono sugerente.
Nora: ¿En pasado?- volví a asentir- ¡Cabrona, tú te la has tirado!-
Vanesa: oh sí amiga- reímos las dos y me dio dos palmaditas en la espalda en señal de triunfo- y Nora... ¡qué polvo!- me eché las manos a ma cabeza y me mordí el labio inferior casi sin querer.

Llamaron al timbre y una Malú sutilmente arreglada abría la puerta y se agachaba para abrazar a su pequeña sobrina y dispuesta, por supuesto, a darle todo el amor que su impresentable madre no le había dado nunca. Envolvió con sus brazos su cuerpecito y le llenó de besos la cabeza. La Malú firme y sin sentimientos se quedó en la puerta de casa. De puertas para dentro, con su pequeña, era una mujer totalmente diferente.
Malú: Hola, Elliot- le dio dos besos a su hermano.
Elliot: Vaya.. es preciosa la casa-
Malú: Muchas gracias, como si fuera vuestra- colgó los abrigos en el perchero y se sentaron en la mesa.
Malú: ¡Elliot! - le llamó desde la cocina- ¿vino a cerveza?-
Elliot: Una cerveza Malú, por favor- sentó a su hija en una silla- venga Emma cariño, a cenar-

Vanesa: Y nada, eso ha sido todo. Me apetece estar con ella todo el tiempo pero no quiero agobiarme... no deja de ser una jefa más en toda regla y bueno, ya sabes cómo suelen ser las cosas- terminó su segunda caña.
Nora: Ya, ¿y si no pruebas y te arrepientes después?-
Vanesa: No sé, nos veo tan diferentes... ya sabes que no soy de quedar con un tío y tirármelo a la primera- bajé la mirada hacia el vaso ya vacío.
Nora: Vanesa no es excusa. Además, no es un tío. ¿Cuándo fue la última vez que te has quedado con ganas de volver a ver a una persona?-
Vanesa: No, eso nunca me ha pasado... pero yo qué sé, quizás es por esa misma razón. No quiero cagarla porque me gusta algo más de lo normal y ella no es de esas-
Nora: Y tú qué sabes de cómo es ella, si no la conoces, si no lo habéis hablado, joder-
Vanesa: Gracias por el apoyo, eh amiga-
Nora: No, pero es verdad. Llevas dos años queriendo encontrar a alguien que te interese para algo más que compañía en la cama y cuando lo tienes, no lo persigues-
Vanesa: No quiero llevarme otro chasco como me pasó con Víctor-
Nora: Víctor, Víctor y otra vez Víctor... no aprendes. Pensé que ya estaba olvidado- me quedé pensando. Realmente sí, lo está. Pero lo está él, no todo el daño que me hizo. Quizás es cierto que tendría que empezar a actuar por impulsos y no razonadamente. Me iría mejor.

Malú: ¿Qué tal la semana? ¿Os llegó bien la comida?-
Elliot: Sí, muchas gracias, de verdad- le sirvió un plato de comida a su hermano y éste, a su vez, le sirvió a ella una copa del francés preferido de la empresaria- Emma se puso hasta arriba de cereales de chocolate-
Emma: Papá, ¿crees que podremos quedarnos a dormir con la tía?-
Elliot: Pues cariño, mañana la tía trabaja y tú tienes colegio, no creo que sea lo mejor. Quizás otro día-
Emma: Jo papá, que hace mucho que no jugamos en el jardín-
Iban a empezar a cenar cuando sonó la puerta de casa.
Malú: Dadme un momento- se acercó y abrió sin mirar. Malas costumbres. Sonrió y se sorprendió cuando volvió a ver de nuevo los ojos marrones de la abogada- ¿qué haces por aquí?- salió al porche y entornó la puerta tras ella para tener algo más de intimidad.
Vanesa: Estaba tomando algo y bueno.. me han entrado ganas de volver a hacerte el amor- le cogió la cara y la besó sin impedimento alguno por parte de la directora.
Malú: ¿Has cenado?- la letrada negó con la cabeza- tengo visita, pero puedes quedarte si quieres, hay cena de sobra-
Vanesa: ¿Visita? No te preocupes Malú, no quiero molestar- acababa de llegar y ya estaba arrepintiéndose.
Malú: Anda pasa y quédate, que hace frío. Ya que has venido hasta aquí, que no haya sido en vano- cruzaron la puerta, esta vez las dos y se encontraron a Elliot y Emma mirándoles desde la mesa.
Vanesa: Malú, no quisiera molestar, de verdad- le susurró bajito.
Malú: Tranquila mujer, no hemos empezado aún. Elliot, ella es Vanesa Martín, principal consejera legal de Brand & Cooper. Vanesa, mi hermano Elliot-
Vanesa: Encantada- le dio dos besos informales y un suspiro de alivio salió de su boca- ¿y esta pequeña? ¿Tu sobrina?- la empresaria asintió feliz, orgullosa.
Emma: Yo me llamo Emma- Vanesa se agachó y le dio un beso a la hija del mayor de los Sánchez.
Malú le colgó el abrigo también a su letrada y le sirvió plato y cubierto para que se pudiese sentar en la mesa.
Cuarenta minutos después, los tres adultos andaban de sobremesa y la más pequeña veía la televisión en el sofá.
Malú: Vanesa.. ¿podrías echarnos una mano?- su hermano la miró preocupado y ella asintió dándole el visto bueno para contarle todo sobre sus deudas y embargos. Suspiró para coger aire y comenzar a hablar.
Elliot: Estoy embargado hasta los dientes- miró su cerveza de nuevo- adeudo casi seis millones con los clientes y todo fue por una mala gestión del subdirector-
Vanesa: ¿Habéis solicitado la declaración judicial de quiebra?-
Elliot: Sí, está en proceso-
Vanesa: Y supongo que a los directivos os habrán embargado- el chico asentía apenado- Bien, pues vende cuanto antes tus bienes a terceros y paga tu parte correspondiente. Con suerte y una buena venta, quizás te daría hasta para pagar el embargo-

Todas las mujeres que habitan en mí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora