Capítulo 12.

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Vanesa: Creo que vas ya un poquito borracha, Sánchez...-
Malú: ¡No! Es verdad, tendría sexo contigo. De hecho, si hubieses sido diferente creo que ya contaríamos decenas de veces-
Vanesa: ¿Diferente? Perdóname por no ser quien tú quieras para follarme- su tono ascendió considerablemente a ofendida.
Malú: No he dicho eso, no me malinterpretes, la intención era muy distinta- intentó relajar el tono de la conversación.
Vanesa: Hombre, ¡me acabas de decir que si yo- recalcó ese sujeto- fuese diferente, ya me habrías follado decenas de veces! ¿Y qué me traes aquí? ¿Para ver si lo conseguías?- hizo mención de salir del jacuzzi.
Malú: Vanesa para, por favor- la abogada se puso una toalla alrededor del cuerpo- déjame explicártelo bien porque no es ni por asomo lo que estás pensando-
Vanesa: A mí me ha quedado muy claro- la miró con una mezcla en los ojos entre dolor y rabia y se fue hacia el baño.
Malú: Venga tía, ¡escúchame!- salió del agua de un salto por el borde, sin utilizar las escalerillas y cogió a la letrada del brazo- Escúchame, por favor...- obtuvo un silencio como respuesta- Eres diferente porque eres encantadora, porque tienes clase, porque me rebates a veces sin cumplir todo lo que digo y porque no te miro como miraría a alguien con la que me quiero acostar un par de veces y después no saber nada- 
Vanesa: No sé, Malú... creo que ha siso un error venir hasta aquí- se atrevió de nuevo a mirarla a los ojos- no estoy acostumbrada a esto-
Malú: ¿Te quieres ir?- la abogada prefirió no decir nada- Creo que no ha sido un error... no te he traído aquí para ver si te engatusaba hasta mi cama- empezó a temblar de frío. Había empapado gran parte del suelo- no me conoces en absoluto pero no me voy lejos de la ciudad, lejos de mi trabajo y mis responsabilidades para conseguir follarme a cualquiera... si estoy aquí contigo es porque necesitaba encontrar a alguien que me hiciera estar tan a gusto y contigo lo estoy. ¿Que tendría sexo contigo? ¡Pues joder, sí! Tengo treinta y dos años, estoy cómoda y tú muy buena, ¡no le veo el problema!- el tono de Malú aumentó en sus últimas frases. En el fondo estaba molesta con la abogada por haber pensado así.
Vanesa: Venga ponte algo que estás helada- fue a buscar la toalla de la empresaria y se la puso por encima de los hombros- No pienso que sólo quieras tener sexo, Malú... supongo que sino ya lo habríamos tenido después de la gala y por supuesto, si lo pensase, no habría llamado a tu oficina para vernos-
Malú: Lo siento si te he hecho malinterpretar todo, no estoy acostumbrada a estas cosas...-
Vanesa: ¿No estás acostumbrada a estar con una mujer?-
Malú: No estoy acostumbrada a salir con mujeres con las que no quiero sexo inmediato-
Vanesa: ¿Nunca has tenido una relación medianamente estable?-
Malú: No, es un poco complicado no saber si se acercan a ti por dinero o realmente les interesas-
Vanesa: ¿Te apetece hablar de todo esto mañana? Creo que te vendría bien hablarlo-
Malú: Ya veremos. Quizás deberíamos ir a dormir, son casi las tres de la madrugada- miró su reloj.

Después de ponerse el pijama, se acostaron en la cama espalda contra espalda, ninguna quería acercarse demasiado a la otra aunque en el fondo habrían matado ambas por hacerlo. El pijama que llevaba la abogada olía lo suficiente a la empresaria como para pensar en ella. Le vino a la cabeza. Vanesa se pateó mentalmente así misma al no reconocerle a Malú que quizás a ella también le hubiese apetecido tener sexo. Aunque no lo hubiese probado nunca, la directora le ponía nerviosa en demasía y cada vez entendía menos las peticiones de su cuerpo.
Malú se quedó dormida en seguida, estaba cansada después de todo el día de reuniones, el viaje y el alcohol le pasó factura.
Finalmente la letrada consiguió quedarse dormida un rato después de escuchar cómo su acompañante de cama respiraba de forma relajada.

Pasadas unas tres horas, la cama comenzó a botar de repente, como si un terremoto agitase la habitación y los gritos ahogados de Vanesa despertaron a una sobresaltada Malú que se encontró a la abogada lloriqueando mientras dormía.
Malú: Vanesa, despierta- le susurró acercándose a su espalda- Vanesa venga, va- de pronto se incorporó en la cama con un ataque de ansiedad que la empresaria no sabía cómo aliviar- ¿estás bien? ¿Qué te ha pasado?- le cogió de la cara con las dos manos para tranquilizarla- ha sido un mal sueño, tranquila- Vanesa apoyó su cabeza en la pared y respiraba aún agitada con los ojos cerrados. Tenía la cara mojada de todas las lágrimas y el corazón a un ritmo descomunal.
La directora se levantó de la cama a coger una botella de agua del minibar y al volver, se sentó en un pequeño trocito de cama entre Vanesa y su mesita.
Malú: Venga, bebe un poco que te vendrá bien- la cogió con las manos, que no paraban de temblarle y le agarró de una de ellas.
Vanesa: Muchas gracias-
Malú: De nada- le sonrió tranquila para trasmitirle lo mismo-
Vanesa: Siento haberte despertado-
Malú: No pasa nada, cojo bien el sueño- le guiñó un ojo, se levantó de la cama y Vanesa le agarró aún más fuerte la mano para que no se fuese. Malú lo captó enseguida. La miraba apenada viendo cómo aún le caían regueros por la cara. No quiso pensárselo dos veces y le dio un abrazo consentido que Vanesa aprobó pidiéndolo con los ojos.
Malú: Tienes un poco de ansiedad, te falta el aire... estate tranquila. ¿Necesitas algo?- deshizo el abrazo despacio.
Vanesa: No te preocupes, un par de minutos y estaré bien. Tú acuéstate-
Esta vez sí que se levantó de la cama y la rodeó para irse a su sitio. Se tumbó de lado y le cogió la mano hasta asegurarse de que la abogada dormía.

Por la mañana abrió los ojos a la misma vez que el sol se dejaba ver. Miró la hora y se encontró con que era demasiado temprano para despertar a Vanesa. No había dormido nada. Se metió en la ducha y a pesar de no tener intenciones de lavarse el pelo, tardó algo más de lo habitual en salir. Unos vaqueros, un jersey aunque gris esta vez, un gorro de lana blanco y unas zapatillas del mismo color. Cogió las llaves del coche de la caja fuerte y bajó al comedor del hotel a tomarse un café. Prefirió dejar dormir a la abogada. Pasó antes por su coche a coger su ordenador y zanjar alguna gestión de empresa antes de que Vanesa despertase.

Se sentó en una mesa al fondo del comedor y abrió el portátil. Le pegó un sorbo al café que aún estaba caliente. Le faltaba azúcar. El vino de ayer le estaba reventando la cabeza.
Al tercer tono Liam lo cogió.
Malú: Buenos días, Liam-
Liam: Buenos días, directora-
Malú: Necesito que gestiones el plan de compra venta con la revista del mes pasado. Deberíamos dejarlo hecho antes de comenzar las nuevas propuestas-
Liam: Sí, he pensado exactamente lo mismo. Necesito el contrato, ¿me lo envías por correo?-
Malú: Ahora mismo. Muchísimas gracias, Liam-
Liam: ¿Estás fuera de la ciudad?-
Malú: Sí, me he tomado el fin de semana libre... necesito un descanso-
Liam: Me parece fenomenal, te hacía falta. Te dejo descansar Malú-
Malú: Que tengas un buen día. ¡Adiós!-
Liam: ¡Igualmente!-
Le envió el correo al subdirector y se terminó el café.
Subió a despertar a la abogada.

Todas las mujeres que habitan en mí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora