Capítulo 26.

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La abogada aprovechó aquel minuto para mirar su teléfono. Dos llamadas perdidas de un número que desconocía. Decidió devolverla.
Vanesa: Hola, buenos días. Le llamo de la asesoría legal de Brand & Cooper. Tenía dos llamadas de este número-
Henry: Hola, Martín. Soy Henry, el director de la compañía- la letrada inmediatamente se alejó de la zona no queriendo ser interrumpida- perdona que te moleste un sábado, pero necesitaría hablar contigo. ¿Puedes pasarte a lo largo del día por el bufete?-
Vanesa: Mmm sí, claro. No habría problema. ¿De qué se trata?- la empresaria salía de finalizar su conversación con Charlie mientras que Vanesa le indicaba que esperase un segundo.
Henry: Prefiero hablarlo en persona. Gracias por devolverme la llamada. Nos vemos más tarde, Martín-
Vanesa: Sí, nos vemos más tarde- volvió al lugar de antes, donde una directora guapísima con vaqueros ajustados le esperaba.
Malú: ¿Todo bien?- la abogada asintió.
Vanesa: Y tú, ¿todo bien?- Malú le devolvió el gesto.
Malú: ¿Nos vamos? Te invito a comer si quieres-
Vanesa: Esta vez pago yo, lo siento-
Malú: No me opondré. Lo que tú mandes, Martín- levantó sus manos en señal de inocencia. Lo solía hacer a menudo y siempre hacía reír a la letrada.
Vanesa: Deberíamos pasar por una gasolinera, creo que nos hará falta- 
Malú: Sí, hay una de camino a casa. Nos cambiamos en casa y vamos a comer-
Quince minutos después, la abogada compraba agua en la tienda de repostaje y la directora pedía las llaves del servicio. Fue fuera donde se encontraron.
Malú: Me acompañas. Voy al baño-
Vanesa: Te espero aquí, vuela que me muero de hambre-
Malú: No, me acompañas. No era una pregunta sino una afirmación- la cogió de la mano y prácticamente la obligó a ir con ella.
No tardó en besarla cuando cerraron la puerta. De un movimiento brusco le agarró del culo y la subió al lavabo. Allí se deshizo rápido de su camiseta, dejando un rastro de besos en el pecho de la abogada que le supo a gloria. Subió al cuello y a la oreja.
Vanesa: Malú, estate quieta. Espera a llegar a casa- la apartó suavemente con la mano y trató de recuperar el aire que le faltaba.
Malú: No me pidas eso. Tengo unas ganas irrefrenables de tocarte- se volvió a acercar a ella de nuevo. Esta vez sin impedimento. La letrada siempre le sorprendía y le gustase o no, le excitaba todo lo que hacía. No le gustaba perder, pero le gustaba ver ganar a la abogada. Su cabeza siempre en contradicción con ella.
Vanesa le ponía cuando conducía, cuando se desnudaba y también cuando se vestía sentada en el borde de su cama. Le ponía verla ejercer sus asuntos legales, que le sonriese siempre, que tuviese carácter y que fuese tan inocente a veces.
No pudo aguantar las ganas de hacerla suya cuando su cuerpo se lo exigía. Como siempre le pasaba desde que aquella noche en Nueva Jersey.
Quiso bajar más allá con su boca, pero de nuevo se lo impidió. Acostumbrada poco a que se le negase algo y un poco enfadada ya, le desabrochó el pantalón lo suficientemente rápido para que la abogada no pudiese poner pegas. Cuando se quiso dar cuenta, las manos de Malú ya estaban en su sexo y ella era incapaz de dejar de gemir. Subió sin quererlo el volumen, y la directora le tapó la boca con la otra mano. Sería muy desafortunado si las escuchasen. La sujetó con fuerza cuando notó que sus piernas temblaban. Dos veces llegó al orgasmo la letrada.
Vanesa: Esta me la vas a pagar- se puso en pie e intentó colocarse el pelo y la ropa.
Malú: Anda, vístete- le pasó su camiseta. Sonrisa triunfante y un beso. Podría acostumbrarse a estas cosas con una misma persona. No le importaría. Eso sí, únicamente le apetecía con Vanesa.
Después de cambiarse y arreglarse acorde al restaurante, decidieron ir a comer al local de un amigo de Martín. Vino francés y una buena conversación.
Durante el segundo plato, Vanesa decidió contarle a la directora la llamada del jefe de la compañía.
Vanesa: Tengo que acercarme después a tu casa y coger mi coche, tengo que ir al bufete-
Malú: ¿Y eso? ¿Vas a seguir trabajando?-
Vanesa: No exactamente. Me ha llamado el director de Brand & Cooper antes, y me ha solicitado una reunión-
Malú: Bueno, ¿estarás libre después?- bebió un trago de su copa e inmediatamente se arrepintió de haber dicho eso- Lo siento, no quiero agobiarte-
¿Se estaba poniendo nerviosa? ¿La reina de las finanzas? Sí, se estaba poniendo nerviosa.
Vanesa: Malú...- le cortó la letrada.
Malú: No, de verdad, lo siento. Sólo que, bueno... había pensado que pasaríamos el fin de semana juntas y...-
Vanesa: Malú, que no pasa nada- le cogió de la mano por encima de la mesa- No me agobias, deja de pensar eso. Por supuesto que estaré libre después. Y si no es así porque quizás tenga trabajo, puedo ir a tu casa para cenar y dormir- la directora suspiró aliviada.
Malú: Pero Vanesa, no te obligo a nada. Quiero que vengas sólo si de verdad te apetece-
Vanesa: Tranquila, creo que sabes que no iría si no quisiese- ambas sonrieron a medias. Se necesitaban. La vida de las dos era demasiado ajetreada como para compartirla con alguien. Y por fin habían encontrado a una persona con las mismas obligaciones y responsabilidades. Con las mismas ganas de tener tiempo libre. Sabían que les podía ir bien a la una con la otra.
Christian: Hola chicas, ¿qué tal la comida? ¿Todo bien?- uno de los camareros se acercó a ellas retirando los platos.
Vanesa: Sí Chris, todo muy bien. ¿Qué tal te va?-
Christian: Pues mira, no paro de trabajar. La verdad es que nos va bastante bien-
Vanesa: ¿Y Nora? No he sabido de ella en toda la semana-
Christian: Pues -miró su reloj- en unos cuarenta minutos sale de trabajar. Prueba a llamarla, podríamos cenar esta noche todos- la abogada miró a la directora buscando su aprobación. Le apetecía ver a su amiga, y por supuesto, presentarle a la empresaria de la que tanto le había hablado. Al fin Malú le sonrió aprobando esa cena. Después de confirmar que Christian no era ningún ex ligue de la letrada, decidió aceptar esa invitación. Pocas veces había cenado íntimamente en confianza y amistad.
Vanesa: Pues tengo que ir a la compañía ahora, la llamo de camino y ya te confirma ella, ¿vale? -
Chris: Fenomenal. ¿Vais a querer postre? ¿Café?-
Malú: Yo quiero un cortado, por favor-
Vanesa: Que sean dos- el amigo de la consejera legal se alejó- ¿de verdad te apetece venir?-
Malú: Sí, ¿Por qué no? Puede estar bien-
Vanesa: No será una cena formal y mucho menos con glamour- la directora no tuvo más remedio que reír.
Malú: Tranquila, creo que lo llevaré bien- esta vez fue Vanesa la que le sonrió- Nora es la amiga que sabe que tú y yo...-
Vanesa: La misma-
Malú: Iré preparada entonces para alguna pregunta imprevista-
Vanesa: Sí, creo que eso será lo mejor- conocía a su amiga y sabía que aunque era bastante correcta, con un par de copas se le escapaban ciertos comentarios desafortunados.

Eran las seis cuando la consejera legal entraba por la puerta de la compañía. Cogió un café en su oficina para despejarse. Subió a la planta trece, donde nunca había estado. El despacho de Henry. Llamó un par de veces a la puerta hasta que escuchó a su jefe al otro lado dándole paso.
Vanesa: Buenas tardes, Henry- le ofreció un apretón de manos que él no rechazó.
Henry: Buenas tardes. Siéntate- le hizo caso y se sentó frente a él.
Vanesa: Bueno, tú me dirás-
Henry: En primer lugar, enhorabuena. Will me ha comentado que has hecho un trabajo excelente con los últimos proyectos-
Vanesa: Gracias- se sonrojó como de costumbre.
Henry: Y en segundo lugar, me han comentado que estás manteniendo, digamos... lazos estrechos, con la directora de Fraday Lorence-
Vanesa: ¿Quién le ha comentado eso?- lo soltó con total tranquilidad, quizás en otra cosa no, pero era una actriz de película. Demasiada experiencia.
Henry: Otro abogado de tu bufete, no te diré quién es, pero debo decirte que esa revista siempre ha sido nuestra mayor competencia, no sé si estabas al tanto pero...-
Vanesa: Henry, ¿qué me estás queriendo decir?- se encorvó sobre la mesa. Manos entrelazadas.
Henry: Martín, deberías olvidar las relaciones con estrellas de las finanzas que cada día se lo ponen más difícil a empresas como la nuestra-
Vanesa: Mire, no sé qué le habrá dicho Adam, pero lo que yo haga o deje de hacer de puertas para afuera, ni a usted ni a ningún compañero le incumbe. No voy a permitir que controlen mis lazos estrechos, como decía antes-
Henry: Es sólo un aviso. Como un sólo dato confidencial de Brand & Cooper salga a la luz, la culpa recaerá sobre ti-
Vanesa: ¿Estás dudando de mi profesionalidad?-
Henry: Sólo un aviso, como te he dicho-
Vanesa: Fenomenal. Vaya preparando los últimos proyectos de ventas, que es parte de su trabajo y no es a mí a quien le corresponde. Me dedicaré a ejercer mis asuntos legales, a cotejar contratos y defender la compañía. Ni una sola cosa más. Y ahora, si me disculpa, me voy que he quedado-

Todas las mujeres que habitan en mí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora