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Es interesante cómo los sentimientos hacía alguien pueden cambiar de un momento a otro, es aún más interesante el hecho de que no nos damos cuenta cuando esto sucede y no es hasta que un tercero nos proporciona esa información, nos pregunta sobre lo que sentimos cuando estamos cerca de la otra persona, aquella que día a día se hace más importante; nos dice que nuestra mirada es diferente, que nos iluminamos cuando estamos cerca de aquel o aquella a quien quizás minutos antes de que nos dijeran todo ello, segundos antes de que alguien nos abriera los ojos tan sólo era alguien a quien considerabas una persona más es tu vida.

Alguien externo me abrió los ojos, me comentó sobre lo que estaba sintiendo por alguien en quien no debería tener sentimientos aparte de la hermandad o amistad. No fue hasta que sentí mis propios celos de ver o siquiera pensar de que a aquel le podría gustar alguien más, otra persona que no fuese yo y me quebré, en el momento donde pensé que en un futuro podría no estar a su lado, que quizás él nunca llegaría a sentir lo que yo con tan sólo mirarlo y, dolía, dolía aún más que tener veneno de demonio corriendo por tus venas y es que eso es lo que estaba pasando conmigo exactamente.

Traté de aguantar el dolor de la picada del demonio, pero sentía como adentro de mi algo ardía y no era nada bueno, sólo me indicaba que mis runas no podrían batallar con ello y tendría que acudir a personas más poderosas.

- ¿Estás bien? -Desvío mi mirada hacía aquel hombre por el cual cada día crecen más sentimientos, por el cual cada día me siento más enamorada y no logro articular palabras, me han herido profundamente, fui lenta, no reaccioné a tiempo y ahora él estaba aún más expuesto que antes.

- Vamos Anny, dime algo. -Lo escucho algo lejano, mi cuerpo ya se encontraba tendido en el suelo, completamente. No lograba mas que emitir quejidos de dolor, era lo único que salía, ya no quedaba voz en mí. Sentía como poco a poco empezaba a perder la vista, ésta se volvía más borrosa a cada segundo y sólo podía observarlo luchar con agilidad, de las dos veces que me habló en ninguna pudo mirarme y era completamente entendible, cuando había más de un demonio atacando.

- ¡Oh Dios, Anny! -Y aquello fue lo último que escucho antes de perderme en mi subconsciente, el cual no tenía nada que decir. Sólo recuerdo la oscuridad consumir mi cuerpo.





- Vamos Anny, quédate conmigo. -Todo es negro de nuevo y está vez logro sentir la densa oscuridad consumir mi ser, pienso, tal vez esta vez, no logre despertar.


Heavell ~Alec LightwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora